El pianista Marco Mezquida es uno de los talentos más extraordinarios de nuestro entorno sonoro. Una figura vinculada al jazz, pero que sin embargo, ya sea en solitario o en colaboración con otros artistas, continúa expansión y crecimiento polifónico. Mañana, miércoles 27 de octubre, des de escenario de L'Auditori, será el encargado de inaugurar el festival AI and Music organizado por el Sónar. Un concierto único en el que todo lo que nazca del teclado del pianista menorquín será fruto de la improvisación y la interacción con la inteligencia artificial.


Marco Mezquida inaugura este miércoles 27 de octubre el festival AI and Music del Sonar. Foto: Sergi Alcàzar

Un juego

"Vengo de Menorca, una isla muy pequeña. Tenía un profesor que decía que Menorca es una prisión maravillosa. Necesitaba ver mundo, expandir mis límites y abrir fronteras". Pianista sublime, Marco Mezquida explica que tenía 3 o 4 años cuándo supo que la música marcaría las notas de su pentagrama vital. "Ya entonces cantaba, hacía ritmos... Me gustaba la batería y sacar melodías con el teclado. Fue a partir de los 7 que empecé a estudiar. Pero siempre, y todavía ahora, para mí la música ha sido un juego".

El pequeño Mezquida empezó estudiando música clásica. Y paralelamente toda la música popular, el pop y el rock. "Empezar por la música clásica es un camino muy orgánico", indica. "Pero para ser músico de jazz no hay que empezar por la clásica. Ahora, cuanto más cosas pongas en la maleta, más recursos tendrás". El jazz se filtró a la vida de Mezquida con 14 años. "En aquel momento aluciné con Duke Ellington, Ella Fitzgerald o Billie Hollyday. Después descubrí la belleza de Bill Evans... Un proceso que fue creciendo y abrazaba Santana, Beatles, Queen, Pink Floyd, y con estos la bossa nova, y también, claro, el jazz y la música clásica". Un catálogo ecléctico de referentes que el pianista fue ampliando con nombres como Keith Jarrett, Brad Mehldau, Bill Evans, Chick Corea... "Pero también el maestro Agustí Fernández, Paco de Lucia o amigos míos como Chicuelo, Sílvia Pérez Cruz o Alfonso de Vilallonga. La lista es infinita y para todos los gustos. Soy muy fan de Elvis, John Lennon, Paul McCartney, Elton John... Música popular a través de gente con alguna cosa única".


Marco Mezquida es un nombre esencial de nuestra escena jazzística. Foto: Sergi Alcàzar

Encontrando el espacio

Mezquida dejó Menorca para ir a vivir a Barcelona. Entró a estudiar en la ESMUC, en lo que fue uno de los momentos más fundamentales en su trayectoria. "Fue entonces que oí que tenía que hacer música. Llegué con mucha energía". Ahora ya hace 14 años que está en Barcelona y desde entonces no ha parado de crear. "He trabajado con muchísimos músicos diferentes y he trabajado en infinidad de proyectos. Tengo la sensación que si eres de Barcelona, vives todo este mismo proceso de forma más relajada. Si vienes de fuera, como es mi caso, vas con todos los sentidos alerta". Es lo que Fran Lebowitz explica en la serie de Netflix Pretend It's a City. La humorista opina que en Nueva York triunfan los que no han nacido en la ciudad. Los naturales de la capital del mundo ni lo intentan porque saben que es muy difícil; los de fuera, como lo han dejado todo atrás, se tiran. "Dejar tu casa te hace luchar por las cosas de una manera un poco diferente. Vas con el cuchillo en los dientes. Tienes que competir en el buen sentido de la palabra. Se trata de encontrar tu espacio. El fracaso es no encontrarlo porque no lo has intentado. Una energía que quiero seguir explotando".

Hacemos jazz, pero de una manera muy sui géneris. Esperemos que la escena barcelonesa vuelva a resurgir

Mezquida evoca la escena jazzistica de Barcelona de entonces y la califica de muy potente. "Con la herencia del Tete (Montoliu), Barcelona es la ciudad más jazzística de toda la península. Y sigue habiendo un montón de músicos con un nivel espectacular. Pienso en nombres como Horacio Fumero, Jorge Rossy... Representantes de una generación que crearon toda una escena de la cual nosotros, amigos míos como Raynald Colom, Giulia Valle, Gorka Benítez o yo mismo, somos discípulos". Nombres propios con sello propio y una manera muy personal de entender la música. "Hacemos jazz, pero de una manera muy sui géneris. Esperemos que la escena barcelonesa vuelva a resurgir".


Marco Mezquida presenta un espectáculo basado en la relación entre imporvisació e inteligencia artificial. Foto: Sergi Alcàzar

Vértigo e incertidumbre

"La técnica tiene que estar al servicio de la música y de lo que quieras expresar con ella. Mompou no fue el músico más virtuoso, pero él lo puso todo al servicio de la música, consiguiendo grandes composiciones. Mucha técnica sin emoción no tiene ningún tipo de interés. Es una cosa vacía. No vale nada tener una gran técnica si no tienes contenido". Mezquida revela que supo que se aproximaba al pianista que siempre había querido ser cuando fue capaz de decodificar con cierto sentido los 'Preludios' de Chopin. "O del mismo compositor el 'Andante spianato et grande polonaise brillante'. Pero todas las composiciones tienen alguna cosa especial y el proceso de aprendizaje es infinito". Habla del piano como de un instrumento que demanda técnica precisión rítmica y control. "Es un instrumento muy completo Un instrumento autosuficiente. Todo él es una orquesta. Mantengo una relación muy profunda con el piano. Para mí es un refugio. Un santuario".

Mantengo una relación muy profunda con el piano. Para mí es un refugio. Un santuario

Protagonista de una carrera inclasificable, Marco Mezquida, pianista de confianza de aquella conmovedora voz de seda que es Sílvia Pérez Cruz, ha grabado casi 50 discos como sideman y una veintena como líder. "Y no, no todos son discos de jazz. Cada vez que entro en el estudio es un nuevo reto". El más reciente es el espectáculo Marco Mezquida Piano + AY, concierto que ofrecerá mañana en L'Auditori marcando las primeras notas del festival AI and Music. Un acontecimiento que busca los puntos en común entre la inteligencia artificial y las melodías y las armonías organizado por el Sónar. "Es un encargo que me hizo directamente Enric Palau, uno de los tres directores del Sónar. Habían escuchado Consequences of the lack of light, el disco del proyecto de electrónica ambiental IHHH que tengo con mi amigo Carlos Falanga: él encargándose de la parte electrónica y yo del piano. Les gustó mucho el álbum. De aquí surgió la idea de que me encargara del concierto inaugural del festival. Un espectáculo yo solo con el piano, pero ideado con un equipo de científicos. Ellos, informáticos y matemáticos, han creado todo un universo sonoro representando la inteligencia artificial. Dos universos, el suyo y el mío, que interactúan en el espectáculo". Los que mañana os acerqueis a L'Auditori disfrutaréis de un espectáculo intenso pero sobrio. "Hemos creado una escenografía más bien oscura, con la voluntad de crear cierta sensación de misterio. Un espectáculo único que no se ha producido ni reproducido nunca antes en Barcelona. En el tiempo que esté sobre el escenario improvisaré. Será música nacida al instante en interrelación con la inteligencia artificial. Ente los últimos cuatro meses hemos estado trabajando con este grupo de científicos investigando cómo la IA puede reaccionar a mis estímulos sonoros. Una aventura fascinante por lo que implica de vértigo e incertidumbre".