Una sociedad en que la gestación se produce fuera del cuerpo de la mujer. Y en que la modificación genética permite evitar las enfermedades raras y las afectaciones hereditarias. Mater, que ha recibido el Premi Proa de novela 2022, es la tentativa del biólogo y novelista Martí Domínguez (Madrid, 1966) de explorar un futuro humano que considera próximo. Y de plantear los dilemas éticos que nos esperan en la esquina. Siguiendo el rastro de Un mundo feliz de Aldous Huxley, Mater imagina un mundo en que la tecnología ha avanzado suficiente como para crear una nueva especie en que los niños nazcan en úteros artificiales y que permite evitar gran parte el dolor asociado a la especie. Pero así como la tecnología soluciona algunos problemas, también crea nuevas amenazas. Hablamos con el autor de nuestros defectos evolutivos, del futuro próximo de la genética y de sueños patriarcales.
Mater es una novela en que el futuro y la tecnología son clave. ¿Pero es ciencia ficción?
Realmente la novela quiere pensar en un futuro muy inmediato, por lo tanto, más que ciencia ficción, es una novela de anticipación. El año 1924 el científico John Haldane creó la palabra ectogénesis, es decir, el acto de crear hijos fuera del cuerpo humano, y aventuró que el año 2074 la humanidad se reproduciría de esta forma. Ahora ya tenemos esta tecnología y en la actualidad se están criando animales por ectogénesis. Quería reflexionar sobre qué pasaría en el momento en que se empezara a practicar la ectogénesis humana y hubiera esta doble sociedad: una que está mejorada genéticamente y una que no. Es un escenario que es posible.
Nos espera un futuro muy condicionado por los avances de la genética.
Sobre todo será un futuro en el cual resultará difícil escapar de eso. Desde el punto de vista laboral, incluso te podrán exigir saber tu DNI genético o bien, en el momento de tener descendencia, que no tengas hijos de forma natural para evitar el tiempo de una baja de maternidad. Aparte que, en un determinado momento, será difícil justificar si tu niño nacido de manera natural tiene algún tipo de malformación o enfermedad rara habiendo podido hacerlo nacer controlado genéticamente para evitarlo. El gran debate es hasta dónde te lleva una vez introduces la mejora genética. Ahora estamos en una ratonera: todos queremos lo mejor para nuestros hijos pero no sabemos qué es lo mejor.
La modificación genética abre un abanico de dilemas éticos muy grande. Aparecen, en Mater.
La novela está construida sobre todos estos dilemas. Por eso intento contraponer varias situaciones. Es una novela de aventuras en muchos aspectos, de una huida hacia adelante. Yo no quiero que sea un manifiesto, es literatura.
Llegará un momento en que las empresas podrán decidir que si tú tienes un porcentaje alto de posibilidades de tener cáncer no te contratan
No quieres ofrecer respuestas cerradas.
Es importante no adoptar una actitud mesiánica y sentenciar que las cosas serán de una manera. La tecnología tiene una doble cara y hay que pensarla. ¿Es bueno que las mujeresz mantengan el parto natural? Es bueno para nuestra naturaleza humana porque crea unos vínculos parentales muy fuertes, tanto para la madre como para el padre. Si estos desaparecen, se crea una relación materno-filial distinta a la que conocemos. Pero también es cierto que cada día mueren cerca de mil mujeres por problemas en el parto. Y también es cierto que la gestación natural, sobre todo si es de varios hijos, crea un trauma fisiológico del cual te tienes que recuperar y del cual algunas mujeres no se recuperan nunca del todo. Se producen grandes dilemas que están ahora en apogeo, con una tecnología que avanza muy rápidamente y una sociedad absolutamente ignorante de todas estas cosas. Nos esperan escenarios que pueden ser muy distópicos. Cuando todas las mujeres tengan los hijos por ectogénesis será una cuestión distinta, seremos una especie distinta.
Todo depende también de cómo se aplican los avances tecnológicos, de qué fuerzas los modelan.
Evidentemente. Llegará un momento en que las empresas podrán decidir que si tú tienes un porcentaje alto de posibilidades de tener cáncer no te contratan. Ahora es ilegal obligar a proporcionar tus datos genéticos pero llegará un punto de este neoliberalismo feroz que estas cosas se exigirán cada vez más. La escenografía de la novela es una democracia, una democracia neoliberal donde los grandes problemas de salud, de ocio de los ciudadanos están resueltos.
¿Que la gestación del hijo sea fuera de la madre tiene una ventaja de salud, pero no es también un sueño patriarcal sacarle a la mujer la capacidad de crear vida?
Este es un tema interesante. Haldane y las feministas de los años veinte veían la ectogénesis como una liberación de la mujer de la dictadura de la maternidad. Haldane y su mujer Charlotte, una feminista que escribió una novela que se llamaba El mundo de los hombres, eran los dos de izquierdas. Originalmente se piensa como una forma luchar contra el patriarcado, contra la actitud patriarcal de tener la mujer dentro de casa haciendo hijos. Otra cosa es que la mujer lo quiera mantener. Pero también es cierto que hay una necesidad de nacimientos en Europa y que como es natural, para desarrollar tu carrera profesional, si es competitiva, resulta muy difícil tener una familia numerosa.
Será difícil justificar si tu niño nacido de manera natural tiene algún tipo de malformación o enfermedad rara habiendo podido hacerlo nacer controlado genéticamente
¿El ectogenesis puede conducir en un mundo más igualitario?
Totalmente, de hecho en la novela eso se dice. Es un mundo donde madre y padre tienen la misma responsabilidad parental y ninguno de los dos tiene que llevar el peso brutal de una gestación de nueve meses. Y lo que viene después. Por eso colectivos feministas y figuras como Charlotte Haldane la reivindican.
El ectogènesi también es un gran avance porque, como dices en el libro, el parto humano es de los peores del mundo natural. ¿Por qué es así?
Una de las cosas que siempre me gusta decir es que el hombre es un desconocido para el hombre. El parto humano es muy peculiar porque es cierto que algunos mamíferos pueden sentir dolor pero en general es indoloro y fácil para la mayoría de ellos. La mortandad en los partos humanos, en cambio, es altísima, incluso ahora. Todo es una consecuencia de lo que se conoce como dilema obstétrico. La postura bípeda de los humanos produjo una reducción del canal pelviano y un endurecimiento del canal obstétrico, que implica que para que un bebé pueda salir tenga que hacer una rotación de 90 grados. Eso hace que se produzcan problemas y se tenga que hacer cesárea en muchos casos. También que el niño tenga que nacer con la estructura ósea del cráneo no del todo formada, porque sino no podría pasar. Muchos niños nacen con el cráneo un poco deformado por tener que pasar por este canal tanto estrecho. El nacimiento es un trauma fisiológico para la mujer y el niño.
La gestación natural crea un trauma fisiológico del cual algunas mujeres no se recuperan nunca del todo
¿Estamos mal hechos?
Lo que pasa es que hay dos fuerzas evolutivas que se contraponen. Por una parte el bipedismo es eficiente, es decir, aquellos que se ponen derechos tienen más facilidad de acceso a fuentes de alimentos o de defensa. Pero por la otra, crea problemas a la hora de parir. Venimos de una chiripa evolutiva. La especie humana es muy interesante desde el punto de vista biológico y muy singular, muy distinta del resto de primates.
Por ejemplo, el tiempo que tarda una criatura humana en valerse por sí misma es mucho más largo que la mayoría de mamíferos.
Sí y eso crea una monogamia y un núcleo familiar que en los primates no existe. Este tiempo tan largo de crecimiento produce un modelo de estructura familiar, de necesidad de auxiliarse los unos en los otros que establece vínculos tan indestructibles al paso del tiempo. Los grandes simios son polígamos y promiscuos.
Cuando todas las mujeres tengan los hijos por ectogénesis, seremos una especie distinta
¿Si no tuviéramos que dedicar tanto de tiempo a cuidar a nuestros hijos hasta que crecen no seríamos monógamos?
Seguramente sí. También se debe en que tú descubres en este hijo tus genes. Si es un modelo polígamo no puedes estar seguro si son tuyos o de otro. Dejas que la hembra se enganche al hijo y ya se apañará. Eso pasa con los chimpancés y los gorilas.
Otra de las problemáticas que aparece en la novela es la de la uniformidad. Si todos somos uniformes genéticamente, somos menos creativos, hay individuos menos disruptivos, afirmas.
Uno de los personajes principales del libro, Charles, es un antisocial en un mundo donde se evitan las tensiones sociales y donde hay una uniformidad en el comportamiento. Muchas cosas de la creatividad vienen de las posiciones radicales y de jugártela a una carta. In medio virtus puede ser, pero en el punto medio no se encuentra la genialidad, se encuentra en los extremos. El arte es jugártelo todo en una carta y buscar tu individualidad hasta las últimas consecuencias.