Albert Pla vuelve durante cuatro noches, de este jueves 16 y hasta el domingo 19, a la sala Barts con Miedo. Un espectáculo que combina música y teatro, ideado en colaboración con el músico y productor Raül Refree y los argentinos Mondongo, con los que explora el terrorífico universo del pánico y las angustias. "Hemos vuelto, básicamente, porque nos lo pidieron de la Barts, cosa de la que estoy muy agradecido. Más que un retorno, fue un paréntesis obligado. No sólo me ha pasado a mí, le ha pasado a mucha más gente: se acabó abruptamente. Ahora lo intentamos volver a hacer como si no hubiera pasado nada, sólo una simple pandemia por el medio".



¿El espectáculo vuelve igual?
Era un espectáculo redondo. Pero pasa el tiempo mientras lo haces, pasa el tiempo mientras no lo haces... Pasan muchas cosas y es inevitable hacer muchas asociaciones de ideas. Básicamente, sin embargo, sigue siendo el mismo espectáculo: Miedo.

Una pandemia da mucho miedo.
Es un espectáculo que las personas que sé que lo han visto más de una vez siempre salen con sensaciones diferentes. Es un espectáculo muy abrumador. Imagino que ahora la gente, inevitablemente, lo verá con otros ojos.

¿Por qué?
Estamos sensibilizados de una manera diferente y por cosas diferentes.

¿Por qué es abrumador?
Es un espectáculo con mucha información. Hay vídeos, hay música, hay interpretación... Es un espectáculo que implica muchos sentidos. Es un espectáculo que me gusta mucho.

Lógico.
Pero si no estuviera yo, me seguiría pareciendo el mismo. Están las pinturas de los Mondongo, todo el mundo creado a través de la digitalización por la gente de Nueve Ojos, la música de Raül Refree. No te lo acabas... Es un espectáculo muy contundente.

Foto: Sergi Alcàzar

¿Por qué tenemos miedos?
Los miedos empiezan a aparecer cuando nos hacemos persona...

O nos los inculcan.
En el fondo es lo mismo: miedo es miedo, tanto da que te lo inculquen o que te lo imagines. El miedo disfruta mucho con las personas.

¿Cuál fue tu primer miedo?
No lo recuerdo.

¿Vivías sin miedo, de pequeño?
No, tenía miedos. Cuando eres pequeño los sueños te hacen muy malas pasadas.

¿Y ahora?
Yo, cuando menos, he aprendido a olvidarlas, las pesadillas.

Despierto imagino cosas más horribles que mis pesadillas

¿Pero tienes?
Sí, cuando no fumo. Si voy a la cama sin haber fumado, tengo pesadillas. Cosas horribles. Pero tengo que decir que despierto imagino cosas más horribles que mis pesadillas. Imagino cosas terribles. Si pasa, después hablo con mis pesadillas y les digo que no son tan originales como creen, que podrían imaginar cosas peores.

¿Hablas con tus pesadillas?
Sí. Y les digo que me habrían podido sorprender un poco más. Despierto soy capaz de imaginar cosas más sorprendentes.

¿Y ahora, qué te da miedo?
Desgracias varias que puedan pasar a las personas que quiero. El mundo de los miedos es infinito. Hay 3.400 o un 1.003.400. Todas las que quieras.

La muerte hablaba castellano y no la entendía

Foto: Sergi Alcàzar

Tuviste un ataque cardiaco y estuviste a punto de morir. Dices que viste la luz al final del túnel, pero que volviste.
Porque hablaba castellano y no la entendía. Si te dicen "ve hacia la luz", no vas. Si me hubiera dicho: "ves cap a la llum…", habría pensado que quizás me estaban hablando a mí, sí.

¿Disfrutas más de la vida desde que estuviste a punto de morir?
No... porque yo he estado a punto de morir muchas veces. Soy un superviviente. O así me siento yo.

¿Cuántas veces has estado a punto de morir?
10 o 12. Suficiente como para pensar: "¡Hostia que la palmo!".

¿Qué pasó?
No entraré en detalles de mi vida. Pero no fueron experiencias... Soy de una generación que se pensaba que en los 30 ya estaríamos muertos.

Eso es un tópico del rock'n'roll way of life y el 'lado salvaje de la vida'.
Un tópico que se me lo creía igual que con 10 años me creía que con 30 sería muy viejo.

¿Has vivido al límite?
No chuleo de nada. Cada época haces... Yo me he drogado y he follado tanto como he podido, pero supongo que como todo el mundo.

Me he drogado y he follado tanto como he podido

Foto: Sergi Alcàzar

La gente antes podía ser joven, pero parecía muy vieja.
Eran viejos, eran muertos... No tenía mucho sentido hacerse mayor. La sociedad sigue siendo así.

¿Cómo?
Vas a la radio, a una tertulia, y no son más que señores viejos. Un día fui a la tele y había dos chicas de 17 años que hablan sobre Greta Thunberg y la ecología. Se quejaban. Decían que no podía ser que tuvieran que ser ellas las que fueran allí a arreglar el mundo con sólo 17 años. Si no son ellos, ¿quién tiene que arreglar el mundo?, ¿su padre, que está a punto de morir? Los Beatles hicieron sus primeras canciones con 16 años. Yo compuse mi primer disco con 18.

¿Es tu mejor disco?
Yo no he hecho nunca nada bueno creativamente. Simplemente he hecho lo que el cuerpo me pedía. No me he parado a pensar nunca si aquello que hacía era bueno o malo. Era lo que sabía y podía hacer. Siempre he subido al escenario convencido de que lo que yo hacía podía aguantar una hora y media y todos pasárnoslo pipa, incluido yo.

No hay ningún disco, ninguna canción de la que te sientas especialmente orgulloso.
No. Las canciones son canciones. Son cosas que uno piensa. Hay canciones que me gustan mucho, pero que no canto nunca. Canciones que canto un día y otro otras. Y un día canto 'Os acordáis' y otro 'La sequia'...

Eso es falsa modestia. Tienes una trayectoria musical y artística de más de 30 años y es incuestionable que lo que has hecho ha tenido un impacto sobre mucha gente.
Y yo me alegro, porque eso me ha permitido estar haciendo ahora esta entrevista y cuatro bolillos como los de esta semana en la sala Barts. Es un oficio que me gusta. Lo disfruto mucho. Cuando doy un concierto, me lo paso teta.

¿Si es un oficio, trabajas cada día?
Cada día. Y hago muchas cosas. A menudo me preguntan de política, también.

¿Y qué explicas?
Que seis músicos en una furgoneta la gira irá mal. Y como eso hay mil cosas. Eso es para mí la política. Pero sí, trabajo cada día, todo el día. Me levanto y me pongo a trabajar. De hecho, y me gusta mucho hacerlo. Soy muy constante. Canciones, espectáculos e ideas hay más de los que puedo materializar.

¿Las ideas de dónde salen?
De las ideas. De estirar el hilo. Y con el caos vas ordenando. Y a veces una idea se va hacia un libro, otras hacia una canción. A veces hacia a un programa de radio.

No sé qué hacer para escapar del personaje

Foto: Sergi Alcàzar

¿Hasta qué punto la gente busca de ti el personaje más que la persona?
Siempre. Y soy consciente de que puedo hacer una entrevista y que de sopetón me pregunten: "¿Verdad que el rey Juan Carlos se un hijo de puta?", buscando que yo diga que sí y así ya tener el titular. Es inevitable. No sé qué hacer para escapar del personaje. Yo voy al teatro y canto canciones. Allí es donde me expreso mejor. En las entrevistas todo es confusión.

¿Pero tú tienes controlado quién es Albert Pla persona y quién Albert Pla personaje?
Claro, si subiera a un escenario como persona, ya estaría en la prisión, por eso he creado un personaje.

¿Por qué?
Soy el típico fumador que fuma para no matar a nadie.

¿Matarías a mucha gente?
Deja que fume un cigarro y te lo digo. Supongo que como todo el mundo

¿Estás contento de estar vivo?
Sí, mira, qué remedio. Y cuando esté muerto también estaré contento de estar muerto.

No lo sabes.
Y ahora tampoco sé si estoy vivo.

¿Reflexionas, meditas sobre tu existencia y cotidianidad?
No, yo no reflexiono nunca. Miedo, el espectáculo, tampoco es una reflexión sobre la muerte.