Lucas Figueroa no se podía creer lo que estaba leyendo en Sobre la cola del cometa Osel, las memorias de María Torres, la madre de Osel Hita Torres, niño (hoy un adulto de 37 años) que a inicios de los años ochenta, poco después de nacer, fue designado como tulku o reencarnación de Thubten Yeshe, un carismático lama budista nepalí con una gran ascendencia sobre los jóvenes hippies de los sesenta y setenta. Un figura, la del Lama Yeshe, venerada por millares de seguidores al rededor del mundo, que ahora pasaban a adorar al pequeño lama español. En aquellos días, la historia de Osel, rebautizado como Tenzin Ösel Rinpoche, llenó centenares de páginas en diarios y revistas y horas de radio y televisión, hasta que, como suele pasar, dejó de llamar la atención. 

El caso es que a Osel se lo llevaron de la Alpujarra, donde residía con su familia y el resto de la comunidad budista a la que pertenecían, para, aislado de su mundo (aislado del mundo), ser educado en un templo de la India. Preparándose para un futuro que no había elegido, estuvo viviendo en el santuario los primeros 16 años de su vida. Cuando abandonó el templo y renunció a sus votos como monje budista, recaló en la isla de Ibiza. Empezaba una nueva vida en una sociedad diametralmente diferente a la que había conocido hasta entonces que todavía ahora está intentando decodificar. Un aprendizaje que también pasó por el flirteo con la noche y la experimentación con las drogas. Muchos hemos pasado por ahí. La diferencia era su pasado. Y aquí es cuando volvieron a aflorar los titulares sensacionalistas. 

Osel plantes / Foto: Montse Giralt
Osel Hita en su visita a Barcelona para presentar la docuserie sobre su vida / Foto: Montse Giralt

Aprendiendo a vivir

"No me podía creer por lo que había pasado Osel. A partir de ahí, empecé a recorrer el mundo entrevistando a todas las personas que aparecen en el libro, empezando en los Estados Unidos donde vivía el Lama Yeshe". Lucas Figueroa es un cineasta argentino afincado en Madrid desde hace décadas. En su filmografía destaca Porque hay cosas que nunca se olvidan, un cortometraje que ostenta el premio Guinness a la producción más premiada en su género y formato. Estrenado en 2009, el corto fue reconocido con más de 300 premios, entre estos, premios en festivales tan relevantes como Tokio, San Sebastián, Berlín, Los Angeles, New York, Delhi, Lund, Londres, Edimburgo, Buenos Aires, Río, Lisboa, Austin, Estambul, Sydney... Además de ser nominado a los Goya y los Oscar. Este próximo jueves 3 de noviembre Lucas estrena en HBO Max Osel, docuserie que resigue la vida del pequeño lama español desde su infancia hasta la actualidad. Imperdible. "Un día Osel me contactó. Hasta aquel momento no daba entrevistas. Estaba desaparecido, era imposible dar con él. Me dijo que me había elegido a mí para explicar su historia. Sin Osel habría podido seguir adelante, pero no hubiera sido lo mismo". 

Desde pequeño había estado viviendo en un monasterio, aislado, sin socializarme. Necesité de todo un proceso de aprendizaje y adaptación

"Lucas llevaba dos años entrevistando a gente de mi entorno. Yo me mantenía al margen pero estaba al día de sus movimientos", admite Osel. "Al principio no me fiaba mucho. Estaba escarmentado del trato que habían dado los medios a mi historia". Explica que hubo algo intangible en Lucas que lo convenció. "Previamente, había tenido experiencias bastante duras con periodistas a los que había concedido entrevistas. Cuando salí del templo, como no estaba acostumbrado al trato con los medios, me costaba abrirme. Desde pequeño había estado viviendo en un monasterio, aislado, sin socializarme. Necesité de todo un proceso de aprendizaje y adaptación. Con Lucas me di cuenta de que era una persona de gran corazón, con las intenciones muy claras. Por eso contacté con él para trabajar juntos". 

Mi psicología era totalmente distinta a la del resto de los adolescentes con los que estudiaba. Me costaba muchísimo comunicarme, entender al resto de jóvenes y que ellos me entendieran

¿Cuándo fuiste consciente que la tuya había sido una vida diferente, especial?
Con 16 años, cuando dejé el monasterio en el que había estado viviendo. Mis padres me llevaron a un instituto para que viviera aquella experiencia. Duré 3 o 4 meses. Ahí me di cuenta de que mi psicología era totalmente distinta a la del resto de los adolescentes con los que estudiaba. Me costaba muchísimo comunicarme, entender al resto de jóvenes y que ellos me entendieran. 

Osel Lucas Figueroa director / Foto: Montse Giralt
Lucas Figueroa, director de la docuserie Osel / Foto: Montse Giralt

Un proceso liberador

"Cuando eres un niño o un adolescente que no disfruta de libertad, rechazas lo que te oprime". En su caso, la religión, la vida en el monasterio... Tal vez por ello, para Osel Hita haber hecho (y visto) la serie ha sido un proceso liberador y catártico con el que ha acabado de romper la burbuja en la que había estado viviendo desde su infancia. "He entendido muchas cosas. Me ha ayudado a armonizar y pacificar muchos aspectos de mi vida que hasta ahora aún me costaban decodoficar". El adulto que había sido niño lama todavía no tenía un contexto o una perspectiva desde fuera de su relato. No sabía cómo veía la gente su historia. Ahora ya tiene todas las piezas del puzzle con las que recomponer su devenir vital. "Soy una persona normal que ha vivido una historia extraordinaria". 

Con 18 años abandoné la creencia. Lo dejé todo. Renuncié a mis votos. Ya no soy practicante ni profeso ninguna fe

"Con 18 años abandoné la creencia. Lo dejé todo. Renuncié a mis votos. Ya no soy practicante ni profeso ninguna fe. Mentalmente me considero una persona muy abierta: me gustan todas las religiones y todas las fes, pero lo que considero más importante es mantener el corazón cálido y cuidar de la mejor manera posible al prójimo". De los años que vivió en el monasterio, Osel Hita dice que se queda con el amor y la filosofía vital que le enseñaron. "Todos estos valores:  la paciencia, la humildad, la empatía, el amor... los aprendí de mi maestro. Él era la emanación de todo eso. Unos valores que me inspiraron y me siguen inspirando". 

Siempre he mirado a aquel niño lama con los ojos de otra persona. Nunca me he sentido identificado con el personaje. Es otra persona, aunque probablemente yo soy quien mejor conoce a esa otra persona

La primera vez que Osel Hira vio el montaje final de la serie no se sintió identificado con su yo en la pantalla. Sigue sin hacerlo. "Siempre he mirado a aquel niño lama con los ojos de otra persona. Nunca me he sentido identificado con el personaje. Es otra persona, aunque probablemente yo soy quien mejor conoce a esa otra persona (rie). Es una historia curiosa. Es mi vida, pero el Osel que veo en la serie me parece un personaje que sale de ahí. En mi vida cotidiana no hay nada especial". Osel admite más tarde, que antes de aquel primer visionado le podía el miedo. Estaba asustado. "No sabía qué me removería. Estaba preocupado por los sentimientos que me pudiera despertar". Y sí, admite que son muchas las cosas que se le han removido en su interior. "Pero todo bien".

Lo que nosotros llevamos dentro es la herramienta más importante del universo. Cada uno somos un reflejo del otro

¿Ya no crees en un dios?
Lo que nosotros llevamos dentro es la herramienta más importante del universo. Cada uno somos un reflejo del otro. Cada uno tiene su camino y su verdad, ni mejor ni peor a la del resto. Pero hay que encontrar el camino. 

Osel Lucas Figueroa reflex / Foto: Montse Giralt
Osel Hita y Lucas Figueroa, complicidad entre protagonista y director / Foto: Montse Giralt

Abriendo un nuevo capítulo

Lucas Figueroa tuvo muy claro desde el primer momento que no quería que su serie emitiera ningún tipo de juicio de valor desde la creación. "Rehuí todo tipo de edición direccionada. Es un producto de entretenimiento con sus cliffhangers que te tiene que enganchar para querer seguir viendo cada capítulo. Pero mi trabajo era estar al servicio de una historia y evitar contar mi visión particular de la vida de Osel. Esa fue la única premisa".  El cineasta argentino ha dedicado cinco años de su vida a este proyecto, una docuserie que ahora se estrenará en HBO Max, pero que ha sido financiada de forma independiente en su totalidad. "Ha sido muy difícil, pero nunca pensé en tirar la toalla. Nunca abandono nada. Pero ha sido extremadamente duro, aunque lleno de satisfacciones, empezando por la amistad que ahora tengo con Osel. Para mí también ha sido un proceso transformador". Para Osel, de algún modo, también. 

He evolucionado hasta el punto que ya acepto todo lo que represento

"No sé si con la serie cierro un capítulo de mi vida, pero sí que sé que empiezo uno nuevo", delata en lo que bien podría ser un aforismo budista. "He evolucionado hasta el punto que ya acepto todo lo que represento". Sentado en la terraza de una cafetería de uno de los barrios más exclusivos de Barcelona, ciudad que ha visitado para participar del festival Serielizados, Osel confiesa que hasta ahora no lo había aceptado porque no se había identificado con nada de eso. "Identificar quién soy, me ha ayudado a asimilar todo como algo natural y con eso poder aportar algo de beneficio a la sociedad. Pero para llegar hasta aquí, ha habido todo un proceso".

La vida es compartir. Si no aprendemos a compartir, estamos jodidos

¿Qué crees que puedes aportar a la sociedad?
Lo que cada ser humano puede aportar: ofrecer lo mejor de uno mismo. La vida es compartir. Si no aprendemos a compartir, estamos jodidos. 

Osel - Trailer

Reencarnaciones

Decían que Osel Hita Torres era la reencarnación del Lama Yeshe. Nunca sabremos a ciencia cierta si lo es o no. Sin embargo, él si tiene muy claro que ha vivido muchas vidas encapsuladas en una sola. "He vivido en contextos y circunstancias muy diferentes, pero en la filosofía budista se dice que el hilo mental no tiene principio ni final. Somos seres infinitos. Pero si me preguntas si me siento infinito mi respuesta es que no lo sé. Cada uno que saque su conclusión. No me quiero complicar la vida pensando mucho en el futuro y en el pasado. He visto a gente que piensa demasiado y no me atrae la idea de parecerme a ellos".

Me gustaría morirme tranquilamente pensando que por lo menos he hecho algo positivo, aunque este sea un pensamiento egoista

De existir esta línea infinita, Osel se proyecta siendo funcional y aportando algo importante a la sociedad. Me gustaría morirme tranquilamente pensando que por lo menos he hecho algo positivo, aunque este sea un pensamiento egoista". Y entonces la cara de sorpresa del periodista. Porque desde cuando ayudar al prójimo es ser egoista. "Desde el momento en el que lo haces porque piensas que así podrás morirte tranquilo". Osel ya está manos a la obra. Hace tres años fundó una organización dedicada a la reforestación. Su siguiente objetivo es la creación de ecoaldeas en las que recuperar los conocimientos de nuestros ancestros. "También me gustaría abrir orfanatos por todo el mundo para dar oportunidades a los niños que viven en la calle. Ese es mi sueño desde que tenía 7 años".

En algún momento no me sentí identificado con la marca que me representaba. Puede que en esos instantes sí que me sintiera un poco utilizado

Ya fuera por la religión, por la comunidad, por tu familia... ¿En algún momento te sentiste, te has sentido, utilizado?
Todos nos movemos por intereses y todos, de una manera u otra, utilizamos a los otros. Somos interdependientes. Pero sí, tal vez, en algún momento no me sentí identificado con la marca que me representaba. Puede que en esos instantes sí que me sintiera un poco utilizado. 

Contuinuarà... (ya hay confirmada segunda temporada)