Cuatro años después de protagonizar uno de los mayores fenómenos de las letras catalanas con la publicación de La memòria de l'arbre (Anagrama, 2017), la escritora Tina Vallès (Barcelona, 1976) añade un nuevo capítulo a su bibliografía con El senyor Palomar a Barcelona (Anagrama, 2021), curioso ejercicio literario en que Vallès se apropia de Palomar, el personaje central de la novela homónima del escritor transalpino Italo Calvino (y una de sus máximas obsesiones como lectora) y lo transporta a la ciudad de Barcelona entre agosto de 2019 y julio de 2020.
De Sant Antoni a Sant Andreu, de las sentencias del procés al confinamiento, la novela termina siendo la clave para decodificar un lugar, la ciudad de Barcelona, y un momento, uno de los años más intensos de las últimas décadas.
La memoria de l'arbre, tu anterior novela, fue un gran ejercicio de prosa emotiva. Un camino narrativo del cual te has alejado un mundo con El senyor Palomar a Barcelona.
Después de La memoria de l'arbre y el revuelo y el éxito que llegó con su publicación, tenía muy claro que tenía que romper con mi pasado literario. Escribir es mi parcela de libertad. He tenido la suerte de que el editorial, Anagrama, me dio esta libertad. Un proyecto que les presenté ya por primera vez en el 2018 y les gustó mucho. Me animaron a seguir adelante. Me lo he pasado superbien.
Tenía muy claro que tenía que romper con mi pasado literario
Y en la novela se nota.
Siempre disfruto mucho escribiendo, pero esta vez, más. Esta novela ha sido como un juego constante con todas las referencias de las cuales quería hablar.
Con La memoria de l'arbre, ciertamente, lo rompiste muy fuerte.
Da impresión. Cuando escribo no pienso nunca en cómo se recibirá el libro.
¿Qué piensas?
Me concentro en lo que escribo. En qué y cómo quiero escribir. Evidentemente, escribo para ser leída, pero no pienso en los lectores. La idea que tenía haciendo La memoria de l'arbre es que era un libro muy íntimo y pequeño.
Pero ha tenido una resonancia muy grande.
Sabía que tendría sus lectores, pero de ninguna manera que llegaría a tanta gente.
¿Por qué ha triunfado?
Hay muchos factores que entran en juego. El primero y más importante haber escrito un buen libro. Pero también una buena editorial y un poco o mucha suerte. Hasta ahora las cosas no me habían ido mal, pero nada comparado con lo que he vivido con La memoria de l'arbre. Más sorprendente, todo empezó antes de la pandemia, pero durante la pandemia todo se multiplicó y creció mucho más. Hay toda una serie de editores por todo el mundo que no sé no quién son (río).
¿A cuántos idiomas se ha traducido?
A 15. Tengo mucha intriga por la edición portuguesa de Brasil. Para mí, es un público absolutamente nuevo. Hasta ahora todo se reducía a Europa y a América del Sur, pero a más pequeña escala, por la traducción castellana. Brasil es un mercado muy bestia. Y junto con Brasil, Rusia. Todo es muy extraño. Tengo mi vida y el libro tiene su propia existencia.
¿Estás viviendo una novela dentro de una novela?
Sí. La memoria de l'arbre está haciendo su camino y yo ya estoy con otras cosas. A La memoria de l'arbre le tengo que agradecer un montón de cosas, pero es un capítulo que ya he cerrado. Que su vida dure tanto como sea posible, pero yo no puedo seguir atrapada en esta novela, quiero hablar de otras historias.
A La memoria de l'arbre le tengo que agradecer un montón de cosas, pero es un capítulo que ya he cerrado
La del Senyor Palomar a Barcelona.
Esta novela nace de un encargo de la revista Time Out. Me pidieron que hiciera un artículo en el mes, situado en Barcelona. Además, no querían un artículo de opinión, sino que querían una pieza de ficción. Fue así como me surgió la idea de coger el Palomar, que es el protagonista de una novela de Italo Calvino, y trasladarlo a Barcelona. Cada artículo era una fiesta. Por eso, cuando acabó la colaboración, quise seguir con el personaje.
Tu Palomar es el del Calvino, pero no hay que haber leído su novela para entender la tuya.
Tenía claro que tenía que pasar esta prueba del algodón: que alguien que no hubiera leído el Palomar de Calvino, pudiera leer el mío sin oír que se estaba perdiendo alguna cosa. Si se ha leído el Palomar de Calvino, evidentemente, la lectura de mi novela será diferente. Pero simplemente diferente, no mejor ni más profunda. Pero vaya, somos cuatro, las que hemos leído Palomar de Calvino.
¿Cuántas veces lo has leído?
Muchas. Porque no siempre la leo de arriba abajo. Hay veces que entro en un capítulo y ya.
Con tu novela también se puede hacer, eso, de leer por capítulos.
Es una novela escrita por piezas. No hay un hilo argumental.
Pediste permiso a la hija de Calvino para usar al personaje creado por su padre, ¿verdad?
Sí. Fue cosa de la editorial. A mí no me había pasado por la cabeza que quizás tendría que pedir permiso. Buscando, buscando, descubrimos que sus derechos los gestiona Andrew Wylie, muy probablemente el agente literario más importante del mundo. Contactamos y ellos fueron los que hablaron con la hija, que enseguida dio el OK.
¿Qué te ha dicho de la novela?
No sé si ya la tiene. Imagino que se lo habrán enviado desde Anagrama. Me haría gracia saber que la tiene y qué piensa.
Desde el respeto, tiene que ser divertido e incluso un chico gamberro coger a un personaje ya creado y hacerlo tuyo.
Mi Palomar no es el de Calvino. Parte de aquel, pero me lo he hecho mío. Además, tiene cosas de otros personajes. Tiene alguna cosa de Espinàs. Tiene alguna cosa de Tavares. Tiene muchos momentos Mr. Bean. No es una segunda parte de Paloma, sino otro Palomar.
Mi Palomar no es el de Calvino. Parte de aquel, pero me lo he hecho mío
Un personaje que si fuera una persona real, nadie le prestaría atención.
Es un personaje que no se ve. Es poco visible. Es discreto. No llama la atención porque está observando, pero no le gusta que lo observen. Un personaje que intenta no influir en su alrededor. Es un espectador que intenta entender lo que pasa.
Al personaje lo has creado a pinceladas sutiles (que nos pueden ofrecer, sin embargo, mucha información sobre su personalidad), sin ofrecernos grandes descripciones.
A mí eso es lo que me gusta como lectora. Me gusta que me dejen las puertas abiertas. Me cargan las descripciones físicas de los personajes: ¿qué me aporta que un protagonista sea rubio o pelirrojo? Prefiero dos trazadas impresionistas y que cada lector se pueda imaginar su Palomar y que para uno lector sea calvo y para otro peludo y con barba.
El Senyor Palomar a Barcelona es la cartografía de un lugar y de un tiempo.
Barcelona me interesaba mucho como escenario literario. Toda ella, más allá del Raval y Sant Antoni, cuyos barrios solía escribir. Y me interesaba, también, trasladar al personaje a la actualidad. En la Barcelona de las sentencias del procés y todo lo que vivimos en Barcelona entre agosto de 2019 en julio de 2020 y saber lo que piensa y qué interpretación hace Palomar de los hechos. Descubrir cómo nos ve un personaje de fuera.
Un año que también vivimos el estallido de la pandemia y el primer confinamiento.
Y a mí me cogió en pleno proceso de escritura. Tenía toda una lista de lugares a los que quería llevar al personaje y que, lógicamente, yo quería visitar primero para poder escribir con conocimiento. De sopetón me encontré con que nos encerrábamos en casa. Tuve muchas dudas.
Pero decidiste seguir adelante con la pandemia también apareciendo a la novela.
Pensé eliminar toda referencia temporal. Simplemente que pasara al siglo XXI. Pero era una solución que no me gustaba. Estaba como lanzar la toalla ante un reto. La pandemia fue una traba que tuve que superar. La novela está dividida por meses y el confinamiento me cambió todo el que tenía previsto de marzo hasta el final. Quería que Palomar visitara Collserola y el Tibidabo, pero no podía, porque no podíamos salir más allá de un kilómetro. Una cosa que ahora, sólo un año después, suena a ciencia-ficción. A la larga, sin embargo, creo que ha beneficiado el relato.
La pandemia fue una traba que tuve que superar
Hay un capítulo en que la protagonista es la mujer de Palomar.
En la novela de Calvino, la mujer y la hija de Palomar casi ni existen. Yo tenía ganas que ellas tuvieran más protagonismo. Palomar es un personaje que en algunos momentos puede llegar a ser un poco plomo. Hay días que es bastante insoportable. En este entorno, quería investigar por qué lo aguantan y si realmente lo entienden y lo aman.
Cierras el libro citando los referentes que te han ayudado a modelar el libro.
Todo bien del miedo de pensar que la gente quizás creía que no podían leer mi novela sin haber leído antes la de Calvino. El libro requería de una explicación, pero que al mismo tiempo fuera breve y que fuera al final. Un epílogo con todo acaba tomando forma, y si además, ayudo a descubrir nuevos autores, mejor.