“Los jóvenes no leen”, se oye por las esquinas, las tabernas y los despachos, sobre todo en aquellos asentamientos dominados por la gente boomer. Es una sentencia que ha ido evolucionando en forma de automatismo, que sobrevive sin necesidad de justificación y que sigue alimentando esa leyenda que menosprecia los hitos lectores de los más mozos. Pero lo dicen los datos: la juventud continúa siendo el sector de la población española que más lee en su tiempo libre, según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España de 2023. Es más: el porcentaje casi alcanza el 75% en los lectores comprendidos entre los 14 y los 24 años. Nada mejor que la ciencia para callar las bocas de los que se empeñan en responsabilizar a las nuevas generaciones de cualquier plaga, cuyos miembros ya son habitual e injustamente señalados como cabezas de chorlito debido a su vínculo pasional y adictivo con las pantallas. Y nada más punzante que la voz de sus protagonistas, que se han repuesto al estigma y que han sabido vehicular una respuesta multitudinaria en el formato que más dominan.
Y es que, curiosamente, TikTok es una de las plataformas digitales que más apuesta por los libros y la literatura, con el fenómeno del Booktok haciéndose un hueco entre los vídeos virales. De hecho, este boom nació orgánicamente de los propios usuarios como nicho proveniente del hashtag #BookTok —con más de 35 millones de vídeos publicados y más de 200 mil millones de visualizaciones; #BookTokEspañol tiene más de 600 mil publicaciones—, que se utiliza para aglutinar los contenidos literarios en la plataforma. “Se trata del club de lectura digital mundial más grande de la historia, con una comunidad de más de mil millones de usuarios en el mundo”, explica Luisa Ramos, responsable de Comunicación de TikTok en España. La versión catalana de la comunidad es #BookTokCat y goza de casi 2.000 publicaciones, y en este último Sant Jordi la plataforma agrupó más de 550 mil publicaciones bajo la etiqueta #SantJordi2024. “Los amantes de la literatura han encontrado un lugar para compartir experiencias, opiniones, preferencias, intercambiar ideas sobre libros y enriquecer el contenido acerca de la literatura, en una plataforma que está revolucionando el mundo editorial”, expone Ramos.
Carla Clavera (@carlaclavera) y Marta Sangrà (@mardellibres) son ejemplo de ello. Estas dos booktokers catalanas de 27 y 26 años solo se conocen a través de las redes sociales, y aunque nunca antes se habían visto las caras, es llamativo ver que coinciden en los temas relacionados con la literatura, las plataformas y el hacer contenido en catalán. Incluso tienen puntos en común en la manera en que empezaron a hablar de libros en sus canales: ambas encontraron en la pandemia el tiempo para probar algo que les llamaba la atención pero que no habían tenido la oportunidad de investigar. “Empecé a hacer contenido y me gustó bastante, y luego empecé a hacer reseñas de libros, y para mi sorpresa la gente las recibió súper bien”, expone Carla, periodista de formación y con casi 27.000 seguidores en TikTok, que desde su perfil también crea vídeos relacionados con la moda o el estilo de vida. “Me encanta leer desde pequeña y me gusta comentar las lecturas, y pensé que TikTok era la plataforma ideal para empezar a hacerlo”. En ese sentido, defiende sus rasgos diferenciales respecto a otras redes sociales. “TikTok nos ha traído mucha naturalidad: tú puedes coger un vídeo sin estar guionizado ni pensado, colgarlo y que te funcione igual de bien, y permite esta manga ancha de ir haciendo”, explica.
Carla Clavera: "TikTok nos ha traído mucha naturalidad: tú puedes coger un vídeo sin estar guionizado ni pensado, colgarlo y que te funcione igual de bien"
Marta está de acuerdo y valora positivamente que importe más el contenido que los seguidores. Ella tiene unos 3.500 pero algunos de sus vídeos superan las 70.000 visualizaciones. “Puedes tener pocos seguidores y tener vídeos que funcionan mucho, y esto a la vez te conecta con otra gente que hace un contenido similar al tuyo, porque el algoritmo es muy rápido”, argumenta. Ella empezó intentando mezclar la literatura con otras cosas, pero se sentía más cómoda en el campo editorial. “El 80% de mi contenido es sobre libros, es de lo que más hablo, pero la idea de ser booktoker fue llegando con el tiempo”, matiza. Ambas también coinciden en que su target es mayoritariamente femenino, y sobre todo comprendido entre los 25 y los 35 años aproximadamente. Es decir, que por contra de lo que muchos piensan, el contenido de TikTok no ha captado solo a adolescentes quinceañeros.
“En TikTok las demografías tradicionales no existen; las personas conectan a través de aquello que les apasiona, independientemente de la generación a la que pertenezcan, y eso ocurre también dentro de la comunidad #BookTok, donde autores consagrados se sientan en la misma mesa que autores noveles”, concreta Luisa Ramos. Esto se explica por la proximidad en difundir un contenido que apela al usuario desde el testimonio individual, creando una enorme sensación de empatía que se contagia a la velocidad de la luz y que genera la necesidad de formar parte del grupo. Cuando Carla o Marta recomiendan lecturas como si le hablaran directamente a un amigo, la interpelación es más efectiva por sincera. Por ejemplo, nunca recomiendan algo que no han leído. “Y si hay algún libro que no me ha gustado, evitaré hablar de él y no lo criticaré en público”, añade Carla.
Las dos jóvenes son unas apasionadas de la novela victoriana, cuyo estigma bobalicón permanece en algunos entornos, puntualiza Sangrà, sobre todo ajenos a TikTok. “He notado esta forma de juzgar, y a veces me preguntan que por qué siendo tan inteligente leo estas cosas; he hecho la carrera de Literatura y estoy haciendo un máster, tengo una base literaria, sé lo que leo, y lo hago porque me gusta”, se defiende. Además, esta booktoker reivindica el leer por gusto y pasatiempo, también desde su cuenta, que no pretende ser un espacio educativo. “Tú lees para pasártelo bien igual que miras una serie para pasártelo bien, y si ahora triunfan Los Bridgestone en Netflix es normal que también triunfe Jane Austen”. También son seguidoras de la literatura contemporánea, e intentan estar al día de las novedades que van saliendo, ya sea a través de la plataforma Goodreads o de las librerías del barrio, aunque confiesan que la poesía es su talón de Aquiles.
Una de las claves de las redes sociales es la independencia absoluta, y tanto Clavera como Sangrà tienen total libertad a la hora de hablar de las lecturas que quieren, aunque ya son varias las editoriales que le han visto el potencial a este nuevo formato y que las tienen en cuenta para promocionar novedades. “Ven que empiezas y que funciona, y cuando encuentran algún perfil que habla de libros con un tono que les encaja, te escriben y te preguntan si quieres que te manden libros”, traslada Clavera. Una de las primeras editoriales catalanas en verle las gracias a la plataforma asiática y sumarse al carro fue Viena Edicions, que edita varias colecciones y que, entre otras cosas, se ha popularizado por reeditar a grandes autores clásicos en catalán, como Jane Austen, Elizabeth Gaskell, Bram Stoker o las hermanas Brontë bajo el sello de Club Victòria. Para moverse en este nuevo océano digital, Blanca Pujals, editora y responsable de prensa de la editorial, empezó creando un contenido estético muy similar al que ya hacía en Instagram, pero después de un proceso de empape e inmersión se dio cuenta que era necesario adaptarse al nuevo medio. “Cada mañana, cuando me levanto a las 7, lo primero que hago es repasar los nuevos trends del día y pensar cómo los puedo adaptar a los libros de Viena”, puntualiza.
Con ese espíritu innovador y de futuro, Pujals también se percató que había pocos creadores de contenido de libros en catalán, y decidió enviar volúmenes a perfiles que tenían potencial, restándole importancia al número de seguidores. Y el patrón se fue repitiendo en el sector. “Creo que ahora mismo tenemos un ecosistema muy potente de booktokers en catalán”, reconoce Blanca, y cita algunos otros nombres, como Núria Ribas, Ania Posada o Blanca Noguera, así como de otras creadoras que se no son exclusivamente booktokers pero que también acercan este mundo a los usuarios con reseñas genuinas, como Juliana Canet o Gal·la Castelltort. Y reconoce que gracias a las redes, Viena y sus colecciones ganaron en popularidad y notoriedad, además de por la prescripción por excelencia de las librerías.
El muro idiomático también lo notaron las dos booktokers catalanas. Al inicio de su proyecto, a Carla Clavera le salió empezar a hacer vídeos en castellano porque todos los inputs que recibía eran en ese idioma. “En ese momento pensaba que las redes solo podían ser en castellano”, esgrime. Pero a las tres semanas algo en ella hizo un clic. “Me veía en los vídeos y no me gustaba porque, aunque yo hablo perfectamente el castellano, no es mi lengua; yo me expreso siempre en catalán y me planteé hacer el cambio porque no estaba cómoda”, explica, confirmando al momento que no podía hacerlo de otro modo.
Marta Sangrà: "Hace un par de años estaba Juliana Canet haciendo contenido en catalán y poco más"
De esto no hace tanto. El paréntesis mundial de la pandemia sucedió hace solo cuatro años, pero desde entonces algunas cosas se han desarrollado a la velocidad de la luz, sobre todo en la era digital. Entonces, hacer contenido en catalán era casi una excepción y todavía no existía esta corriente de creadores que ahora se viralizan en las redes hablando en su propia lengua. “Había muchos menos referentes, estaba Juliana Canet ganándose la vida haciendo contenido en catalán y poco más”, reconoce Marta, que empezó haciéndolo en su lengua materna por militancia, pero que subraya que ahora —también gracias a la irrupción de TikTok, del hashtag #EsTikTokat y del crecimiento de los contenidos en catalán— ya es algo que surge de forma orgánica entre los jóvenes. Pero Clavera y Sangrà reivindican que no son ellas las que tienen que salvar el catalán, sino las instituciones.
Volviendo al kit de la promoción literaria, Marta Sangrà intenta hacer un equilibrio para que no todos los libros de los que habla sean de los que les mandan las editoriales, también Viena. Dice no querer perder la credibilidad, aunque argumenta que “al final también es tu trabajo, a un periodista también le mandan los libros para que hablen de ellos”. Depende del contexto, pero en las épocas de mucho jaleo literario, como en la previa de Sant Jordi, pueden llegar a recibir tres volúmenes a la semana. Y en ese sentido, Marta también lamenta que haya libros que queden en el ostracismo, porque una vez están en las bases de datos de las editoriales, muchas les mandan los libros por defecto, sin tener en cuenta el perfil de sus canales. “Yo soy muy exigente; cuando me proponen colaborar y veo que el libro no es de mi estilo, y sé que no me gustará, les digo que no hagan el esfuerzo de mandármelo, porque al final también es un coste para ellos”, dice.
“Booktok está siendo muy útil”, vaticina la editora de Viena, que también reivindica fervientemente el trabajo de bibliotecas y libreros. También se posiciona totalmente en contra de que los jóvenes no lean y se muestra totalmente comprometida con el acercamiento de los clásicos a sectores juveniles a través de las nuevas plataformas, que es donde este nicho permanece la mayor parte de su tiempo. “Creo que las redes han sido vitales para romper el estigma de que los clásicos son aburridos y un tostón, en Sant Jordi los jóvenes venían con entusiasmo a buscar a Austen o Zweig”, radiografía Pujals. Un entusiasmo que también se traduce en ventas. “Que la mayoría de volúmenes de Petits Plaers lleven más de tres, cuatro o cinco reediciones se debe a que hemos conseguido llegar a un público más amplio y más joven”, explica. Ilustra esta certeza con la anécdota de El nàufrag feliç, un libro que hizo viral en TikTok gracias a las recomendaciones de booktokers. La primera edición se acabó en tiempo récord, entró en la lista de los más vendidos y cada Setmana del Llibre en català continúa siendo el libro más vendido de la parada de Viena.
Y es que, según cuenta la responsable de Comunicación del gigante chino, “TikTok es una herramienta fundamental de marketing para la industria literaria, y es que a través de #BookTok y a la enorme comunidad que se ha creado a su alrededor, todo el sector se ha reinventado, aumentando y reactivando las ventas de algunos títulos: incluso, ya hay algunas librerías que cuentan con secciones propias de Libros Recomendados en BookTok”. Y algunas que se están poniendo las pilas en las redes. Por ejemplo, librerías icónicas como Casa del Libro ya tienen una comunidad en TikTok de más de más de 21 mil seguidores, así como grupos editoriales como Penguin Random House, cuya cuenta @penguinlibros supera los 185 mil con contenido que recomienda lecturas.
Patricia Fernández, referente de la comunidad y doble Premio TikTok de Divulgación
Otro caso ejemplificativo del poder de TikTok en la difusión de la cultura y los asuntos literarios es Patricia Fernández (@patriciafedz), periodista madrileña y enamorada de la literatura clásica que ya tiene una comunidad de más de 440.000 seguidores en la plataforma china, con vídeos que superan los tres millones de visitas. En su perfil no solo recomienda lecturas, sino que habla de salseos literarios y viraliza las vidas de autores que la apasionan, como Federico García Lorca o Isabel Allende, de una forma dicharachera y adictiva. Su motivación a la hora de abrirse una cuenta en las redes fue enseñar la literatura desde otro prisma porque sentía que había otra manera de acercar estos temas a la sociedad, y desde hace un par de años se ha convertido en un gran referente en este campo. De hecho, ha sido la ganadora del Premio TikTok de Divulgación dos años seguidos. “No puedo decir que el amor por la literatura me venga por cómo me lo enseñaron; siempre tenía esa sensación de estar desencantada con la forma en la que te enseñaban en el instituto y la universidad, porque yo sentía que no despiertan la curiosidad de lo bonito que tiene la literatura, que al final es la capacidad de vivir mil vidas”.
Como el resto de compañeras, Fernández también se indigna cuando escucha que los jóvenes no leen, y considera que es una frase vacía que queda muy bien decir para estigmatizar a este segmento de la sociedad. En sus dos años como booktoker profesional, ha podido ver en primera persona cómo el interés de las nuevas generaciones por la lectura está en un momento boyante, apoyadas por unas plataformas que permiten viralizar contenidos menos populares de una forma dinámica. “Hablo de Lorca, de Cleopatra, de Hipatia… hablo de temas que no son mainstream y que se han conseguido viralizar, y puedo desarrollar una actividad profesional hablando de libros”, explica, remarcando además que estos contenidos tienen un impacto directo en la venta de libros. “Que de repente hable de un libro y me avisen que se ha disparado de ventas no me hace pensar que mi comunidad lea poco; creer eso es partir del desconocimiento y querer sumarse a la moda de denigrar a la juventud”.
@patriciafedz ‘Paula’ de Isabel Allende 🫶🤍 Uno de los libros más duros que he leído | ig patriciafedez #booktok #isabelallende #realismomagico #chile #aprendeentiktok #literatura #bookreview ♬ sonido original - Patricia Fernández 🌙
Precisamente estamos asistiendo a la estructuración de este nuevo modelo, que no consiste solamente en algunos perfiles recomendando libros. Como reivindica Patricia, la comunidad de BookTok ha construido un imaginario colectivo alrededor de esta temática en la que se organizan eventos o conexiones con autoras, toda una industria que gira alrededor de la divulgación y promoción literaria y cultural, y que también permiten que pueda desarrollar un oficio relativamente nuevo y que se está creando prácticamente desde cero. Su modelo económico no dista tanto del de cualquier medio de comunicación: puede seguir hablando de libros porque tiene contratos con marcas, que pueden ser (o no) editoriales, pero el músculo económico que a ella le permite desarrollar esta actividad profesional no viene de las inversiones en libros. “Creo que no hay ningún creador de BookTok que viva únicamente de esto”, dice, y matiza: “yo tengo un perfil cultural y bebo de muchos lados; puedo trabajar con muchas marcas y poder hablar de libros”.
Como Marta y Carla, también recibe muchos libros en casa y jamás recomienda nada que no se haya leído y le haya gustado, en un ejercicio de honestidad que mantiene a pies juntillas. Ellas tres son tres perfiles que se dejaron guiar por su pasión lectora y que se han convertido en referentes de un nuevo paradigma literario, apretando las tuercas de las estructuras tradicionales culturales. Y no podíamos acabar estas líneas sin que estas booktokers de confianza lanzaran algunas recomendaciones improvisadas. Carla se decanta por Tengo algunas preguntas para usted (Rebecca Makkai, Sexto Piso). Marta pone sobre la mesa Paraules al sol (Maria Antònia Oliver, La Magrana) y La mujer de Martin Guerre (Janet Lewis, Reino de Redonda). Y Patricia propone tres títulos: El infinito en un junco (Irene Vallejo, Siruela), Los reyes de la casa (Delphine De Vigan, Anagrama) y Cien noches (Luisgé Martín, Anagrama).