Cerca del mar es la tercera recopilación de cuentos de verano de Univers, un sello de Enciclopèdia Catalana. Ocho de los once autores han revelado este jueves algunos de sus trucos para tocar el género. No es fácil porque un cuento "tiene que salir perfecto, redondo", al contrario que el relato o la narración "que pueden quedar más incompletos", al decir de Llucia Ramis (que publica Una ferida al peu) y ha confirmado Sergi Pàmies (Palamós), maestro de este palo literario entre los ocho escritores reunidos en la presentación de la recopilación, en la Central del Raval al abrigo de la editora Esther Pujol. "Me los quedaría a todos", ha dicho ella —porque no todos los autores son suyos. Claro que sí. ¿Y quién no?

Los cuentos de la colección tocan el mar y las relaciones familiares. Ese era el encargo de la editora. Los autores lo llevan a cabo con temas y textos de medidas tan diferentes como sus edades: entre el mayor y el más pequeño hay casi 50 años de diferencia —o de distancia. También es grande la diversidad de las trayectorias, que van desde la inmortal Carme Riera (El retorn) hasta la rookie Natàlia Romaní, de quien el cuento Sal a la memòria ejerce de prolegómeno de La historia de la nostalgia, una novela larga, larga que publica el próximo octubre.

Ilustración de cubierta: Ignasi Font

La presentación, un tanto administrativa, ha dejado algunas perlas de los autores sobre su manera de trabajar un género tan exigente. El truco de Sergi Pàmies es que escribe los cuentos "sobre cosas que me explican". El de este año es una historia que le contó la misma Esther Pujol. Es el más corto del libro. Pàmies ha hecho de Pàmies y todo el mundo ha reído al reconocer él que su sistema "es un poco una cierta holgazanería a la hora de investigar y documentarse", una manera genial de decir sin soberbia que los genios somos así. No ha revelado nada más, salvo que en el cuento "intervienen elementos de la actualidad", en referencia a la pandemia.

A quien le ha tocado bailar con la más fea, y lo ha hecho con mérito, es a Stefanie Kremser, que ha escrito por primera vez directamente en catalán Triángle de mareas. La protagonista, hija de un capitán mercante, navega los movimientos de la vida como las mareas tan diferentes del mar del Norte, el Atlántico y el Mediterráneo. Kremser es guionista de cine —hasta aquí todo bien— y ha vivido en 22 direcciones de cinco países y tres continentes diferentes. Nacida en Düsseldorf y criada en São Paulo, reside en Barcelona desde 2013. Nada de todo eso, sin embargo, ha sido aludido. Por contraste, la mallorquina Llucia Ramis, que se ha explicado detrás de la Kremser, sí. A escala menor. Tras un tiempo sin saber decir de dónde era, porque ha vivido en Barcelona más que en Mallorca, ha llegado a la conclusión que es "del balcón de casa de mi madre en Porto Colom". Porque el tema de su cuento son justamente los orígenes, con "una protagonista que es una ex- de todo" en medio de una situación grotesca. Su truco ha sido componérselas para que no aparezca la palabra "mar", cosa que salva llamando Marina a una de las protagonistas.

La autoficción aparece en el cuento de Natàlia Romaní, un texto que trenza y tensa emociones fuertes sobre la pérdida —de la madre, en este caso—, aunque la autora ha preferido acentuar el otro asunto del relato: "Qué haces con la memoria, cómo te despides de la gente, cómo recuerdas las cosas". El truco de Xavier Mas Craviotto (Carcanada) es inspirarse en una escena de un pueblo de pescadores de México: los habitantes consumen los despojos de una ballena, cosa que inspira al protagonista un monólogo retrospectivo sobre la niñez vivida con el padre viudo, hasta que un hecho decisivo le hace cuestionarse si la vida recordada es real o ya es ficción. Son los cuentos más milennials, colgados de la experiencia en primera persona. Un poco por aquí va y no va Marta Orriols en Falses aigües. Su ardid es parecido al de Pàmies: "Es una historia terrible que me explicaron", en la que aparece una mujer, madre de una niña muerta. "Me dejé llevar por esta historia que habla de la culpa. Cosas horrorosas que retienes", ha dicho, como excusándose. Orriols ha revelado también un rasgo suyo que seguramente contribuye a su oficio de escritora y a maniobrar con los asuntos crudos y rigurosos que toca: "Soy muy de cumplir normas". Su cuento es fenomenal.

Jordi Lara, Sergi Pàmies, Natàlia Romaní, Jordi Nopca, Xavier Mas Craviotto y Marta Orriols (AMP)

Jordi Lara (Illot) escribe una parábola irónica protagonizada por una jubilada que quiere recorrer los mares del planeta con un señor que tiene una cabaña en uno de esos islotes de cruce de carreteras. El cuento de Lara, para quien el mar "aboca al futuro", "habla de la huida", que "no es sólo un lugar", sino alguna cosa más "que incluso puedo llevar en el bolsillo".

En cambio, Jordi Nopca ha hecho notar que, para él, "el mar es el pasado". El mar es Sant Pol de Mar, de donde se marchó a los 14 años por motivos que no ha revelado pero que deben ser inquietantes, peus ha tardado 18 años en escribir sobre Sant Pol y para hacerlo "me he transformado en una chica de 14 años que conoce a tres chicos en 1997, trabajando en un aparcamiento ilegal de Sant Pol. Es una historia de amistad". ¿Por qué ahora? "El cerebro funciona con una especie de ritmos extraños", ha dicho con misterio, para remachar: "A Sant Pol no regresaria. Te sientes rechazado. He escogido Barcelona". Las soluciones, en el cuento.

 

Foto principal: Sergi Pàmies, Natàlia Romaní y Jordi Nopca