Habían llegado a la final varias palabras, entre las cuales DANA, gordofobia, mena, woke y narcolancha, y este jueves finalmente hemos conocido a la ganadora: DANA. Esta es la palabra del año (en castellano) según la FundéuRAE, el acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos y homenaje al meteorólogo ya fallecido Francisco García Dana que llegó para reemplazar la expresión equivalente gota fría por la alarma que generaba en los informes meteorológicos. Pero la palabra también ha quedado asociada con la catástrofe, después de los devastadores efectos en el País Valencià.

Hablar de una DANA nos transporta en las graves inundaciones de comarcas valencianas como l'Horta Sud, que dejaron más de 220 muertos, miles de damnificados y enormes pérdidas económicas, además de una polémica política que implica a la Generalitat Valenciana y el Gobierno por la responsabilidad en la gestión de la emergencia. Sin embargo, la palabra no implica necesariamente lluvias torrenciales: portavoces de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) han recordado a Efe que una DANA puede tener efectos muy diversos, que incluyen olas de calor y la llegada de polvo africana en suspensión.

¿Qué es una DANA?

Al fin y al cabo, una DANA es solo una masa de aire frío instalado en las capas altas de la atmósfera que, en un momento concreto, es rodeada por aire más cálido y queda aislada de la circulación atmosférica: el fuerte contraste de temperaturas propicia la formación de cúmulos nubosos que desencadenan precipitaciones intensas y localizadas. Como su nombre indica, se ubica en niveles atmosféricos altos, de manera que no es lo mismo que una borrasca —que se asocia con bajas presiones presentes en todos los niveles de la troposfera y suele llevar frentes asociados. Es decir, que las lluvias de las borrascas suelen ser más moderadas y alargadas en el tiempo, no tan violentas y peligrosas como la de una DANA.

La creciente notoriedad del término en el estado español ha hecho plantear la posibilidad de poner nombres a cada DANA que golpea, sobre todo, el este de la península —tal como ya se hace con las borrascas—. Ahora bien, la palabra es mucho menos importantes allí donde más hablantes del castellano hay: en la América hispanohablante están más preocupados por los huracanes o fenómenos atmosféricos provocados por El Niño (aguas superficiales más cálidas del habitual en el océano Pacífico) o La Niña (aguas más frías del habitual). El caso es que este año la fundación promovida por la Real Academia Española (RAE) y la Agencia Efe han considerado que DANA es la palabra con más impacto en los medios de comunicación y en el debate social del mundo hispanohablante, después de haber sido candidata en 2019. En esta ocasión, se ha impuesto a otros once términos muy presentes en la actualidad informativa del 2024 como fango, woke, inquiokupa o mena.

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