Succession ha recibido numerosos premios, ha ido ganando intensidad y ha consolidado su audiencia. Todo gracias a su retrato inclemente y corrosivo de los Roy, un clan a la altura de la mejor tradición de las familias televisivas que se lanzan los platos por la cabeza. Les amamos porque los odiamos y ya sabemos ahora que los echaremos de menos. Este lunes 26 se estrena en HBO Max la cuarta y última temporada de una de las grandes series en emisión. He aquí 5 motivos para verla.

5 motivos para ver Sucession

Porque nos caen mal

Los Roy son una familia de "pijos" rematados que tienen problemas del primer mundo, y es justamente esta brecha moral lo que alimenta nuestras ganas de verlos sufrir y atacarse sin miramientos. Mientras la miras sabes que aquí no hay sentimientos que valgan y que, por más que se hagan alianzas eventuales, todo es por interés y por instinto de preservación. Sabemos que su mundo es exactamente así y, en consecuencia, la serie es como una ventana a quan miserable puede llegar a ser.

Mientras la miras sabes que aquí no hay sentimientos que valgan y que, por más que se hagan alianzas eventuales, todo es por interés y por instinto de preservación

Succession, temporada 4

Por Logan Roy

Si repasamos la galería de patriarcas carismáticos de la historia de la televisión, este ya ocupa un sitio de honor. Es un cabrón sin matices que pisa a quien haga falta, también a sus propios hijos, con el fin de no perjudicar su legado. Sus diatribas cuando alguien se le pone sentimental son memorables y cada episodio tiene su "momento Logan" que se zampa todo el resto de acontecimientos. Brian Cox se lo hace tan suyo que llega a costar separar al actor del personaje.

Es un cabrón sin matices que pisa a quien haga falta, también sus propios hijos, con el fin de no perjudicar su legado

Por imprevisible

Ríete tú de Juego de tronos y de cualquier serie que se vanaglorie de coger al espectador con la guardia baja. Aquí no puedes dar nada por sobrentendido, porque cada vez que un personaje parece morir en vida acaba resucitando cuando menos te lo esperas. Succession es un monumento a la mala leche, la traición y los giros imprevistos, y cada vez que uno de sus protagonistas exhibe una debilidad, aparece otro que trata de aplastarlo. Esto no es "los ricos también lloran", sino una carnicería permanente, sobre todo emocional, que deja El juego del calamar en una merienda infantil.

Succession es un monumento a la mala leche, la traición y los giros imprevistos

Logan Roy, un cabrón sin matices

Porque habrá durado lo que le toca

La noticia que esta cuarta temporada sería la última ha cogido a los fans desprevenidos, pero hay que decir que es una gran decisión. ¿Cuántas series acaban deslucidas por la obsesión de exprimir su éxito? Los Roy y sus batallas fratricidas quizás habrían dado para más episodios, pero acabarla a tiempo seguro que contribuirá a hacer que conserve su mística. Si lo hacen bien, quedará como unos de los retratos familiares (y políticos) más desgarradores de la era moderna. Y también ha servido para maravillarse con un conjunto de actrices y actores que ya no podremos disociar de sus respectivos personajes.

Los Roy y sus batallas fratricidas quizás habrían dado para más episodios, pero acabarla a tiempo seguro que contribuirá a hacer que conserve su mística

Por su "opening"

El arte de hacer "openings" se ha perdido notablemente, pero Succession tiene uno de aquellos que consiguen instalarse en tu imaginario con mucha eficacia. No solo resume a la perfección los conflictos dramáticos que trata la serie (las herencias, las legitimidades, los arribismos) sino que la banda sonora de Nicholas Britell capta con maestría los estadios anímicos que acaban marcando el tono de la historia. Aquí no valen las retóricas: es un álbum familiar que va directo a la yugular y en el que todos los que salen en la foto se comportan como bestias enjauladas.

Créditos iniciales de Succession