"Será un Sant Jordi largo, intentaremos llegar a todo el mundo y no fallar a nadie", comenta el presidente del Gremio de Floristas de Catalunya, Joan Guillén, a la ACN. Lo dice a dos días de la diada, cansado pero contento con el éxito de la campaña #rosadesantjordiacasa para enviar rosas a domicilio el 23 de abril, con 200 floristas implicados y casi todos al límite del "colapso técnico".
La alta demanda y las dificultades para recibir, trabajar y distribuir la flor en las actuales condiciones y con poco personal hacen que la mayoría estén cerrando la puerta a más pedidos. "Quien no haya hecho el encargo hoy...", avisa Guillén. El objetivo que se marcó el Gremio para este Sant Jordi "de mínimos", vender unas 300.000 rosas (5% del habitual), parece más cerca.
El Gremio de Floristas impulsó la semana pasada la campaña #rosadesantjordiacasa, con un mapa con la distribución geográfica de las floristerías que ofrecen el servicio con el objetivo de cubrir la mayor parte del territorio y evitar grandes desplazamientos de los floristas.
Finalmente han participado 200 floristerías, y según el presidente del Gremio, no dan abasto. Muchas ya les están comunicando que no aceptarán más encargos. "Prácticamente todas las floristerías hemos llegado al 'colapso técnico'", dice sobre el volumen de trabajo y la precariedad con qué se trabaja estos días.
Guillén subraya que todo se ha hecho "con mucho cuidado", atendiendo las recomendaciones sanitarias, "con armonía" entre las floristerías participantes y los servicios mayoristas de la flor que han colaborado. Pero, también, con una gran precariedad de medios porque "la mayoría" de los negocios están con un ERTE y el personal que hay es escaso. De esta manera, advierte que si alguien no ha hecho ya el pedido o no lo hace hoy, probablemente ya no lo pueda hacer. "El desgaste es muy alto estos días", reitera.
El Gremio de Floristas recuerda que el suyo es un negocio tan o más estacional que el del libro, y que la factura de la crisis del covid, llegada en plena primavera, será cara. El decreto del estado de alarma en plena época de esplendor de muchas plantas y flores, de celebraciones como Sant Josep o Sant Jordi –enumera- cogieron a los floristas "con las cámaras llenas de flor", lamenta en este sentido.