Pongan atención a la pregunta y hagan memoria. Si yo digo Edmonia Lewis, Clara Peeters, Hilma af Klimt, Dora Maar o Agnès Varda, alguien podría contestar de quién estoy hablando? Lanzo otra con pista incluída. ¿Algún lector sabría decirme el nombre de alguna mujer artista? Y Frida Kahlo no cuenta. ¿Otra? No es que la pregunta sea demasiado complicada, es que la respuesta apenas sale en los libros de historia del arte. Hasta ahora. La historiadora del arte Katy Hessel, también fundadora del podcast The great women artists, ha publicado un testimonio esperanzador sobre algunas de las mujeres artistas más relevantes de la historia, desde el Renacimiento hasta la actualidad, sacando a la luz los nombres propios de grandes mujeres que han sido invisibilizadas históricamente en pro del relato patriarcal hegemónico, que venera solo al hombre, blanco y heterosexual. De sujetos pasivos relegados a ser pintados a sujetos activos felices de mancharse las manos de óleo y aguarrás. Las mujeres siempre tuvieron mucho que decir.

El libro Historia del arte sin hombres (Ático de los Libros) es un manual exquisito que rompe el silencio de la producción artística femenina, añadiendo información a otros volúmenes antecesores que ya ponían el interrogante en el por qué no se hablaba de las mujeres artistas. El ensayo que sentó cátedra alrededor de este tema fue el que Linda Nochlin publicó en 1971, titulado ¿Por qué no ha habido grandes mujeres artistas?, en el que la autora ponía el acento en la dominación masculina y el silencio autoritario hacia la creación femenina. Hubo que esperar hasta 1976, cuando la exposición itinerante Mujeres artistas: 1550-1950, de las historiadoras del arte feministas Nochlin y Ann Sutherland Harris, también reconoció la contribución de las mujeres a 400 años de arte. En 2003, Patricia Mayayo volvió a poner el dedo en la llaga con Historia de mujeres, historias del arte. Más de cuarenta años de divulgación activa que no han servido para cambiar las reglas del juego definitivamente: los colegios siguen sin enseñar nombres femeninos relacionados con la historia del arte y, si lo hacen, son minoritarios; los museos continúan estando liderados por obras realizadas por hombres; y, en la calle, nadie sabe decir el nombre de tres mujeres artistas. No es una opinión personal: según un estudio de 2019 realizado por la revista Public Library of Science, el 87% de las obras albergadas en los 18 grandes museos de Estados Unidos fueron realizadas por hombres, el 85% de ellos por hombres blancos.

historia del arte sin hombres

El libro es el renacimiento a viva voz de las mujeres que, pese a nadar en un entorno hostil y adverso, consiguieron expresar sus emociones y percepciones en un lienzo, en un bloque de mármol, en un retablo de madera o detrás de una cámara fotográfica. Los deslumbrantes cuadros de la pintora renacentista Sofonisba Anguissola, las radicales obras de Harriet Powers en el siglo XIX, la historia de la fascinante baronesa Von Freytag-Loringhoven, que inventó el concepto de arte encontrado mucho antes que Marcel Duchamp, las pinturas y esculturas de la cubana de Carmen Herrera, que vendió su primera obra a los 89 años, o las fotografías de guerra disparadas por Lee Miller son algunas de las obras que Hessel destaca en su libro. También épocas distintas, de corrientes y lugares diversos, que la autora hila en un orden cronológico estructurado en cinco partes: la primera, de 1500 a 1900; la segunda, el arte moderno de finales del siglo XIX y principios del siglo XX; la tercera, que pone el foco en las mujeres artistas de la posguerra; la cuarta, sobre el empoderamiento femenino en el mundo del arte de la segunda mitad del siglo XX; y la quinta, que va de los 2000 hasta hoy. Más de 500 páginas en las que Hessel repasa las creaciones de más de 300 artistas

Historia del arte sin hombres es un manual de más de 500 páginas en las que Hessel repasa las creaciones de más de 300 artistas

De este modo, la historiadora del arte contribuye con su obra a demostrar que en todas las sociedades y épocas ha habido mujeres artistas. "No me cansaré de decir que el hecho de que ahora se hable de ellas no significa que sean una "tendencia". No: las artistas olvidadas no son una tendencia. Las mujeres artistas no son una tendencia. Las artistas queer no son una tendencia. Las artistas negras no son una tendencia. A medida que el mundo se reinicia, también debe hacerlo la historia del arte", matiza. En la misma dirección se mueve Claudia Casanova, editora y traductora de la obra de Hessel. En una entrevista concedida a Infolibre, puntualiza que muchas de estas pintoras tuvieron reconocimiento en vida, pero que su contribución al arte acaba por desaparecer. "No es que no haya artistas mujeres, es que no las conocemos", explica en dicha entrevista, y critica que no estudiar a las artistas femeninas de la historia del arte es igual de grave que estudiar historia de la literatura sin contar con Shakespeare, Cervantes o Molière. Y ambas afirman que el contexto histórico ha sido un obstáculo que ha influido en la obra de todas ellas, porque el acceso de las mujeres a la vida pública —estudiantil, social, laboral, y una larga lista— ha estado más que restringida, pero que no les impidió crear. Y también dejaron huella en la historia. Este libro lo demuestra.