Ple de forats es una exposición que parte de la pregunta "Cómo nos relacionamos con la imagen contemporánea"?. Para responder esta cuestión, las comisarias del Colectivo 0: Marta Echaves, Sara Torres y Èlia Bagó reúnen a un nutrido grupo de artistas para reflexionar en torno a la imagen. Veintisiete piezas, algunas creadas expresamente para la muestra, ocupan todas las salas del centro de Arts Santa Mònica hasta el 25 de octubre.
Escoger la "imagen contemporánea" como tema principal de una exposición es crear un cajón de sastre donde cabe casi de todo. Eso lo convierte en una exposición extensa y al mismo tiempo densa. Como se dice en la carta de presentación, se trata de una "experiencia corporal"; con obras que piden al espectador una presencia sensorial activa. Un ejemplo es la obra de Laure Prouvost (Croix, 1978) titulada It, Heat, Hit (2010). En un vídeo de imágenes rápidas y sonidos breves se dirige al público personalmente para exigirle la máxima atención a lo largo de seis minutos hasta el final, que grita que abandone la sala.
Los sonidos y las imágenes de cada obra son dos de los factores que absorben la energía del espectador, pero la causa principal es la concentración que tienes que poner en cada obra para intentar entenderlas. No hay ninguna obra que pueda hablar por sí misma; todas ellas necesitan la cartela para explicar un poco de qué trata o intentar clarificar el mensaje. No obstante, las explicaciones resultan enrevesadas y sin rumbo. Es cierto que los textos parten de la obra, como por ejemplo, la piedra de Alexandre Chanoine (Francia, 1986) que la transforma en Cámara-madera-piedra (2022). Ahora bien, muchos de estos escritos en la segunda oración ya se han convertido en un discurso envuelto y a la vez vacío de sentido que no favorece a la comprensión de la obra.
Evidentemente, todas las obras están vinculadas a la imagen; como el caso de Alejandra Riera (Buenos Aires, 1965). El tema central de su obra es la fábrica del cine de los hermanos Lumière. La obra de Beatriz Olabarrieta (Bilbao, 1982) reflexiona sobre la palabra regard, que no designa el acto de ver, sino más bien del cuidado o la guardia. I Max Milán (Barcelona, 1994) nos recuerda el vínculo entre la luz y la imagen. Son discursos que guardan cierta relación entre sí, pero hay más discurso que sustancia. Eso da lugar a obras poco penetrables para el espectador, y todavía más sumando el guirigay de obras y pensamientos que acoge toda la muestra.