La Facultad de Derecho de la Universitat de Barcelona (UB) sufría un déficit crónico de espacio. Fue una de las primeras facultades en trasladarse a la Diagonal, en 1958, pero desde entonces no ha parado de crecer. Hace 18 años puso en marcha un concurso de ideas para ampliarse. Pero había fuertes dificultades, de cariz técnico y también financiero. Muchas de las enseñanzas de la Facultad se tuvieron que derivar hacia edificios fuera del campus de la Diagonal, que a menudo no tenían condiciones idóneas para la enseñanza y la investigación. Hoy, finalmente, se ha podido inaugurar un nuevo edificio de más 16.000 metros cuadrados que pretende acabar con las dificultades que había en la vieja infraestructura.
El desafío del espacio
La gran dificultad de la UB era conseguir ampliarse a pesar de la falta de espacio construible en la Diagonal. En sucesivas ampliaciones se había ido reduciendo el espacio disponible (como con la puesta en marcha del aulario Tomás y Valiente). Y no era posible ganar espacio en los solares vecinos, porque la Facultad está rodeada por la Diagonal, la Avenida Pedralbes y dos edificios de gran valor arquitectónico: los Pabellones Gaudí y el Palacio Real. Además, la Universitat de Barcelona quería mantener la máxima visibilidad en el edificio original de la Facultad de Derecho, que había obtenido, en 1958, el primer premio FAD. Pero al mismo tiempo se quería que fuera un edificio adaptado a las necesidades docentes: con aulas funcionales, con luz natural...
La solución
La solución ha sido la construcción de un edificio nuevo, al este del resto de la Facultad, junto al Palau Reial, con una altura de cuatro plantas (incluye, además, sótano). Para ganar luminosidad, el edificio está dividido en cuatro bloques, de tal forma que las aulas y despachos disfrutan de luz natural. Por otra parte, se ha escogido el color blanco para permitir dar la máxima visibilidad al edificio antiguo. La nueva construcción ha sido proyectada por los arquitectos Enric Sòria, Juan Ignacio Quintana, Neus Lacomba y Víctor Setoain, y ha sido ejecutada bajo la dirección del arquitecto Jordi Marcè.
Beneficios para docentes y estudiantes
La nueva instalación, que todavía no tiene nombre, cuenta con 14 aulas grandes, 20 aulas pequeñas, 150 despachos de profesores, 4 aulas de informática, 12 salas de reuniones, 6 salas de trabajo, una sala de profesores, un espacio de mediación, cuatro despachos para asociaciones estudiantiles, un comedor, servicio de audiovisuales, archivo... Pero la joya del edificio es una sala de simulación de juicios, que tiene todos los equipamientos de que dispone un juzgado real, y que servirá para que los alumnos hagan prácticas antes de emprender su trabajo. Este edificio tendrá impacto en más de 7.000 facultades, porque no sólo beneficiará a los alumnos del grado de Derecho, sino también a los de los diferentes grados que se imparten en esta facultad como Relaciones Laborales o Criminología. El rector Joan Elias ha querido dejar claro que el objetivo final de este edificio es garantizar que estudiantes y profesores puedan trabajar con las máximas condiciones y maximizar su aprendizaje y sus investigaciones, y ha querido recordar que la Universitat de Barcelona mantiene una posición de liderazgo, en los rankings internacionales, entre todos los centros académicos del Estado. Elias ha dejado claro que esta inauguración es una muy buena noticia, pero ha insistido en que hay facultades de la UB que necesitan una renovación urgente, y ha querido citar especialmente a Bellas Artes y Farmacia.