Feliu Elias (Barcelona 1878 - 1948) desarrolló tres personalidades dentro de su trayectoria artística. Como pintor llevaba su nombre de pila, como dibujante se bautizó con el nombre de Apa y Joan Sacs era como se hacía llamar cuándo se ponía en el papel de crítico de arte. Hasta el 10 de abril se pueden conocer estas tres identidades en el MNAC bajo el título Feliu Elias. La realidad como obsesión, una exposición comisariada por Mariàngels Fondevila y Mariona Seguranyes.

El dibujante

El primer personaje que se manifiesta en esta muestra es Apa, uno de los dibujantes más importantes de la época. Se conserva una gran cantidad de sus dibujos y prácticamente en todos ellos se huele un humor ácido. Son dibujos que narran la realidad de manera caricaturizada, burlesca y satírica, por lo tanto, sin pelos en la lengua. También, y como no podía ser menos, se pueden ver un par de portadas del Papitu, el semanario que fundó él mismo en 1908. Era un referente estético en Catalunya que recogía a los mejores artistas catalanes del momento.

Los dibujos de Apa narran la realidad de manera caricaturizada, burlesca y satírica, por lo tanto, sin pelos en la lengua

Feliu Elias. La galeria, 1928. Museu Nacional d'Art de Catalunya

El pintor

El talento gráfico de Apa está marcado, en el recorrido expositivo, por el color rojo. Sin embargo, una vez nos adentramos en las obras pictóricas de Feliu Elias, nos encontramos en el blanco de las paredes del museo. No fue un pintor muy bien acogido, por una parte, porque su crítica de arte era tan dura que le pasaba factura. Por otra parte, se juzgaban sus cuadros por la frialdad fotográfica, cosa que parece inverosímil, ya que años más tarde se le tildará de ser hiperrealista. Feliu Elias siempre buscaba la perfección y la contención de emociones en el pincel, pero no lo conseguía. En todos sus cuadros hay múltiples interpretaciones, ya sea por la yuxtaposición de objetos animados e inanimados, o bien por el juego con las dimensiones de estos y su iluminación. Como dijo el crítico y pintor Rafael Benet (Terraza 1889 - Barcelona 1979), su pintura quemaba.

Feliu Elias siempre buscaba la perfección y la contención de emociones en el pincel, pero no lo conseguía

Feliu Elias, El barret nou, 1935

El crítico

Finalmente, en la última sala, tintada de marrón, se exponen obras de autores importantes de principios del siglo XX acompañadas de fragmentos escritos por Joan Sacs, donde hace crítica sobre los diferentes autores. Así pues, la visita se convierte en un paseo por el arte pictórico catalán de este periodo. Los textos -publicados en Revista Nova y en La pintura francesa moderna fins al cubisme- permiten ver cómo ha evolucionado la visión de artistas como Miró, Picasso, Vayreda, Togores y muchos otros. Pero sobre todo, es una manera de entender la visión del artista sobre la realidad, que, según él, los impresionistas eran los mejores al plasmarla pictóricamente. De hecho, a través de su pensamiento estético emerge el debate entre realismo y vanguardia a principios de siglo en Catalunya.

A través de su pensamiento estético emerge el debate entre realismo y vanguardia a principios de siglo en Catalunya


Aunque tuvo tres alter ego, en todos ellos manifestaban su talante republicano, izquierdista y progresista. Tanto es así, que la exposición exhibe el itinerario vital del artista marcado por sus exilios. La muestra se cierra de manera metafórica con la sombra de tres sombreros que salen de la proyección de uno solo. Un elemento sin el cual nunca salía de casa, fuera cuál fuera el personaje que tenía que interpretar.