Mañana Madrid acogerá uno de los acontecimientos musicales del año: el primero de los dos conciertos que Taylor Swift ofrecerá en el estadio Santiago Bernabéu. Pocas veces, menos en los últimos años, una cantante ha generado tanta expectativa y levantado tantas pasiones como la norteamericana. Casi una religión para sus millones y millones de seguidores que la autora de The Tortured Poets Department (2024), que el periodista y crítico musical de Revers d'ElNacional.cat Yeray S. Iborra ha radiografiado en su libro Fenómeno Taylor Swift

🔴 Concierto de Taylor Swift hoy en Madrid, DIRECTO | Última hora del show en el Bernabéu
 

No tiene la mejor voz, ni las más logradas melodías, ni las historias contadas con más maestría, ni las coreografías más vistosas; definitivamente, siquiera tiene los mejores temas. Pero ha cambiado las reglas del juego de la industria musical

Taylor Swift es la “Persona del año”. Lo dice Time. Hará la gira de la era. Eso lo dice ella (y las cifras). Pero la americana –eso lo dicen muchos otros– no tiene la mejor voz, ni las más logradas melodías, ni las historias contadas con más maestría, ni las coreografías más vistosas; definitivamente, siquiera tiene los mejores temas. Pero ha cambiado las reglas del juego de la industria musical (varias veces), ha reventado todos los registros en listas, ventas y seguidores. De hecho, tiene la comunidad de seguidores más bestia: los swifties.

Este texto que podréis leer a continuación, extracto del noveno capítulo del libro Fenómeno Taylor Swift, no es una biografía, aunque contiene todas sus andanzas, desde el country hasta su reinado en el pop mundial. Tampoco es un análisis de su música o de su papel en la industria. Pese a que repasa los puntos claves por los que ha pasado para consolidar todos esos roles. Intenta entender a una generación, los millennial, a su entorno y sus vicisitudes, y a esa reina sin corona, Taylor Swift (igual tampoco lo logra). Este texto simplemente narra el viaje de un periodista musical, también profesor de instituto, al que, como a sus alumnos, a sus colegas de profesión, a sus amigos, a su editor, a ti… le surge una misma duda, ¿debo pagar por ir al concierto de Taylor Swift? ¿Es Taylor Swift una fenómeno o solo un fenómeno pasajero?

Este texto simplemente narra el viaje de un periodista musical, también profesor de instituto, al que, como a sus alumnos, a sus colegas de profesión, a sus amigos, a su editor, a ti… le surge una misma duda, ¿debo pagar por ir al concierto de Taylor Swift? ¿Es Taylor Swift una fenómeno o solo un fenómeno pasajero?

Portada de Fenómeno Taylor Swift de Yeray S. Iborra

Generación swiftie

Taylor Swift, como ya se ha apuntado, nació en Pensilvania. Su familia la apoyaba. Tuvo una infancia agradable. Creció en un vivero de árboles de Navidad en Wyomissing. Quién no querría crecer en un vivero de árboles de Navidad. Tiene un hermano, Austin. Y lo que ya sabíamos: su madre es su mejor amiga. O algo más incluso. ¿Es la persona más influyente para la cantante?

Andrea Gardner Swift, como decía en las primeras páginas de este libro, es ex ejecutiva del ámbito comercial. Y es importante para Swift y para su carrera hasta el punto de, tal como escribía Vanity Fair en 2015, haber compartido con sus fans en su blog una entrada titulada “Para que lo sepáis…”: allí decía que Andrea, la madre, había sido diagnosticada de cáncer. “Me gustaría mantener en privado los detalles de su estado y los planes de tratamiento, pero ella quería que lo supierais”, escribió. Andrea, Taylor. Taylor y Andrea. Una misma cosa. Su padre, Scott Kingsley Swift, era agente de bolsa; se entiende que no pasaban apuros en casa.

A los siete años, inspirada por su abuela, que por lo visto cantaba ópera, se interesó por el teatro musical y el country. A los ocho le regalaron su primera guitarra. A los diez ya cantaba por locales del pueblo. Los padres la llevaban a Broadway a tomar clases de canto. Aparte, también recibió clases de Ronnie Cremer. El guitarrista de rock citó no hace demasiado cómo fue su historia con Swift, sus palabras revelan una actitud de su madre, como mínimo, persistente: "Solo conocí a Taylor cara a cara en 2002. Tenía una tienda en Leesport. Era una tienda de computadoras, y allí tenía mi pequeño estudio. Mi hermano trajo a Taylor, a su mamá y a su hermano, y me los presentó, y dijo: '¿Estarías interesado en grabar una demo?' Eran un par de canciones de otros artistas. Grabé la demo para ella. No fue una gran demo, pero fue una demo. Después de hacer la demo, mi hermano y Andrea Swift se acercaron de nuevo. '¿Estaría interesado en darle lecciones de guitarra a Taylor? Estamos tratando de enseñarle a tocar música country'. Dije: 'No sé si puedo enseñar música country. No sé nada sobre música country. Conozco la música rock'". Con tres acordes, compuso su primer tema, Lucky You. A partir de ahí, empezó a escribir con regularidad. "Mis canciones son mi diario", decía.

Con tres acordes, compuso su primer tema, Lucky You. A partir de ahí, empezó a escribir con regularidad. "Mis canciones son mi diario", decía.

Por lo visto, Taylor no fue ni atleta, ni animadora, ni cualquier otra posición de privilegio en la escuela; más bien se la miraba con recelo –siempre según el documental– por ser una enclenque de pelo rizado que no encajaba del todo, lo que le llevó a episodios de bullying. Aquellas emociones salían a menudo en sus canciones incipientes.   

A los once, después de ver el programa Behind The Music de VH1 sobre la vida de la cantante de country Faith Hill, decidió que Nashville era la ciudad donde debía estar. Viajó con su madre hasta allí, la ciudad cuna del género americano por excelencia, para presentar una maqueta con versiones de karaoke de Dolly Parton y Dixie Chicks ante todos los sellos de Music Row. La rechazaron muchas veces. El mismo Mansfield también alegaba que hay que vivir en Nashville para alcanzar la fama en el country. Por lo visto, en Nashville, te escucha al menos antes de rechazarte.

Yo tuve un tío que vivió por trabajo un tiempo en Nashville. A su vuelta por Navidad, nos contaba que allí los sombreros de vaquero y las guitarras estaban en cada esquina. Todo el mundo tocaba en Nashville, ya fuese por pasión, por devoción, por fe o por ambición artística.

Muchos, cita Mansfield, se conforman con cantar canciones de otros o con componer canciones para otros, “son royalties”, pero no fue el caso de Swift. “Quería estar en una discográfica, pero no con las canciones de otros”

Taylor Swift siguió y siguió de puerta en puerta. Incluso la familia se mudó a Tennessee. “El periodo más largo de mi vida fue de los diez a los quince años, cuando trataba de conseguir un contrato discográfico”, citaba una Taylor Swift de pelo onduladísimo, que se le venía constantemente a la cara en la grabación. “Finalmente firmé un contrato editorial y me convertí en compositora para Sony/ATV Publishing. Escribía todos los días después de clase, ¡era una compositora profesional!”.

Poco después, ya con unos cuantos temas en la cartera, empezó también a coescribir. Algo que recuerda como importante. Se sentía parte de la comunidad de trabajo de la ciudad. Especialmente prolífica fue su relación con Liz Rose. A Rose le decían que perdía el tiempo con una niña de catorce años. “Aporta tanto como yo, durante una sesión de composición, allí no es una niña”, le decía Rose a sus editores discográficos.

Taylor Swift actúa en Madrid el 29 y 30 de mayo / Foto: EuropaPress

Finalmente, Swift obtuvo su contrato con RCA Records, que rechazó por desacuerdos con la compañía. “Lo más importante es componer, las historias”, decía ella. Muchos, cita Mansfield, se conforman con cantar canciones de otros o con componer canciones para otros, “son royalties”, pero no fue el caso de Swift. “Quería estar en una discográfica, pero no con las canciones de otros”. En 2005, mientras tocaba en The Bluebird Café, Swift captó la atención de Scott Borchetta, ejecutivo de Big Machine Records, y fue el primer fichaje de su sello. Swift comenzó a trabajar en su álbum debut en el mismo año que fue firmada con Big Machine Records.

La misma Swift describe a Taylor Swift como "su diario de sus años de adolescencia" y dijo que escribió las canciones que figuran en el álbum en "tiempo real", mientras las estaba experimentando

La misma Swift describe a Taylor Swift como "su diario de sus años de adolescencia" y dijo que escribió las canciones que figuran en el álbum en "tiempo real", mientras las estaba experimentando. Como resultado, las canciones en Taylor Swift describen las experiencias de edad con la inseguridad, amor joven, y angustia adolescente. La mayoría de las canciones del álbum fueron escritas durante el primer año de secundaria de Swift.

En la música country no había nadie escribiendo desde la perspectiva de una adolescente. Eso le dio algo especial, por eso tuvo cerca gente como Rose o Borchetta. El disco lo petó entre los adolescentes, un mercado que no había explorado tan claramente en los últimos años el country.

La cosa le fue bien, muy bien. Tim McGraw fue el primer single de la cantante. Tenía dieciséis años cuando debutó con la canción, que coescribió, claro, con Liz Rose. La canción hablaba de la memoria de un amor de verano de Taylor, y cómo una canción sin título por el cantante de country Tim McGraw. En el mismo disco también estaban temas que, escuchados ahora, son hits, como Teardrops On My Guitar. La crítica lo alabó. Randy Lewis, del LA Times, que llevaba años escribiendo sobre músicas de guitarra, quedó impresionado. “Era una adolescente feliz sonando como una adolescente. Christina Aguilera intentaba aparentar más edad. Ella no. Por eso su música era creíble”. ¿Es creíble porque lleva toda la vida escribiendo por lo que está pasando?

Ahora Taylor Swift es una auténtica celebridad en Nashville, un orgullo para la ciudad, aunque la cantante americana no sea hija de la misma

Ahora Taylor Swift es una auténtica celebridad en Nashville, un orgullo para la ciudad, aunque la cantante americana no sea hija de la misma. Mi tío le regaló a mi tío el disco 1989. Escuchaba su música todo el día en todos lados. Y al final se quedó prendado del disco. Lo compró en un Starbucks. Allí su música se vende en una cafetería, sí.

Taylor Swift pasó de chica country que tocaba en un pequeño pueblo a estrella del pop mundial. Lo hizo muy rápido. Fearless ya empezó a alejarla del country. Fue uno de los discos más vendidos. No tenía ni dieciocho años. Pero abrió todavía más el público con Love Story, mezclando al 100% el country y la música pop. Una historia de amor, pero también de sufrimiento. Una experiencia sobre el amor romántico increíblemente mainstream. Una versión, una más, del Romeo y Julieta. Una versión catchy. Un tema que escucho ahora, sin tener ni idea de country, y sin ser adolescente, y que me mueve algo por la frescura, por lo bien escrito de la historia, por la producción diáfana. “Mi sueño siempre fue triunfar en la música country, pero los sueños cambian”, destacaba Swift en aquel momento.