Pocos han pisado tanto mundo llevando su mensaje siempre comprometido, con el derecho de los pueblos a la autodeterminación, con la solidaridad de clase..., que Fermin Muguruza.
Lo empezó haciendo con Kortatu, banda seminal con que a ritmo de ska y punk grabó discos referenciales como el homónimo Kortatu (Soñua, 1985), El estado de las cosas (Soñua, 1986) o Kolpez kolpe (Oihuka, 1988). Después vendría el proyecto Negu Gorriak, con el que ampliaba su pantone sonoro, sin abandonar el llamamiento a la lucha, aproximándose, eran los años del rock fusión de Red Hot Chili Peppers, Fishbone o Living Colour, al hip hop y el funk. Coctelera sónica que acabó de explorar y explotar cuando siguió su trayectoria en solitario (aunque Fermin Muguruza, ferviente creyente de la lucha en colectivo, nunca ha ido solo).
Una efeméride como la del 40 aniversario de la publicación de la primera maqueta de Kortatu, bien valía la pena para volver a hacer las maletas y adentrarse en una gira antológica que ayer hizo parada en el Palau Sant Jordi de Barcelona
Hacía un tiempo, sin embargo, que el león asmático de Irún se había alejado de los escenarios para adentrarse en otros terrenos artísticos como el cómic y, muy especialmente, el cine. Pero una efeméride como la del 40 aniversario de la publicación de la primera maqueta de Kortatu, bien valía la pena para volver a hacer las maletas y adentrarse en una gira antológica que ayer hizo parada en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Una noche del viernes de enero de 2025 en que Fermin Muguruza, nunca desfalleciendo, irreductible y combativo, volvió a situarse en la primera línea del frente.
Fermin Muguruza no se rinde
No faltó ninguna. La velada empezó con Maputxe y Urrun, dos de las canciones más aclamadas de su primer disco en solitario Brigadistak Sound System, para a partir de aquí, mirar atrás sin nostalgia y recuperar Hay algo aquí que va mal, La familia Iskariote, La linea del frente, Desmond Tutu, Nicaragua sandinista o El Último Ska De Manolo Rastamán; imprescindibles de Kortatu que conformaron la banda sonora de un tiempo y de un país: aquel precioso país de la lluvia (Euskal Herria) de los años 80.
Los era Negu Gorriak vino representada con la recuperación de Hiri gerrilaren dantza, B.S.O., Kolore bizia, Errespetua, Gora Herria y, evidentemente, Radio Rahim, pieza con que a inicios de los 90 Muguruza nos enseñó que con las lenguas minorizadas todo era posible y todo estaba por hacer. Y en medio, fue decodificando clásicos de su repertorio en solitario: Euskal Herria Jamaika Clash, Big Beñat, Black Is Beltza o un Dub Manifiest que siempre es una fiesta, ya estuviera en la sala Garatge del Poblenou a finales de los noventa como ayer en el Palau Sant Jordi. Y no, no faltó un Sarri, Sarri que fue punto final, efusivamente emotivo, a una velada con que Fermin Muguruza nos ha recordado que hace 40 años que está a la primera línea del frente y no se piensa rendir.