El filósofo Ferran Sáez Mateu (La Granja d'Escarp. 1964) acaba de publicar Els morts riallers, una novela que satiriza la Transición a partir de unos particulares editores encargados de escribir hagiografías bien útiles en el cambio de régimen y de algunos de los protagonistas de estos libros particulares. En la novela, el ensayista utiliza la ficción para aproximarse a las mentiras, olvidos, pactos de silencio y biografías convenientemente edulcoradas de sus protagonistas. Doctor en filosofía y profesor de la Universitat Ramon Llull, Sáez Mateu tiene una larga carrera ensayística galardonada con varios premios, pero también ha hecho incursiones en la narrativa, con las novelas Vides improbables (2010), Les ombres errants (2012) y La nit contra tu (2016).
Este es un tema que podría haber abordado con un ensayo y, en cambio, lo hace con una novela.
Y, además, con una novela que no es histórica. Porque esta también habría sido una posible tentación. Sobre todo teniendo en cuenta que era una fecha muy reciente, que no exigía una documentación excesiva y que podía tener casi sin esfuerzos, preferí no hacerlo porque no es un género que me guste mucho. Lo que hice fue continuar una cosa que tenía muchos años, al darme cuenta de que prácticamente lo que había escrito era profético.
¿Cuándo empezó a esbozar este libro?
Lo empecé a escribir medios de los años noventa, pero lo dejé porque entonces estaba mucho ademán en el tema del ensayo. Se quedó en el cajón, pero la primera parte se la llegó a leer mi buen amigo Jesús Moncada. Ahora, ver que en muchos aspectos y referentes concretos se había cerrado el círculo que describo, pensé que quizás tendría interés.
¿Por qué empezó a explorar las imposturas de la Transición por el lado de la novela?
Por el lado más argumentativo y ensayístico hay muchas cosas escritas sobre la Transición, tanto en un sentido como en otro. Cuando tuve la primera idea, hace muchos años, por esta parte ya estaba un poco trillada. Sin embargo, en cambio, por la parte de la ficción, me pareció que no mucho. Y hablo de ficción-ficción.
En Els morts riallers, todos los personajes son de ficción, pero seguramente hay biografías que pueden haber inspirado a los personajes. Obviamente, esta novela lleva aquella advertencia de "cualquier semejanza con la realidad, pasada o presente, deriva de la casualidad."
¡En algunos casos no es así, pero se tiene que poner! De todos modos, es una novela. Si fuera una novela histórica, saldrían determinadas instituciones o personas con su nombre, pero aquí no es el caso.
De hecho, este libro tiene como a punto de arranque una editorial que se dedica a publicar biografías convenientemente maquilladas o reescritas.
Hay muchos casos de encargos muy bien pagados de hagiografías. Lo conozco bien. No existe el editorial que sale al libro, pero la parte esta de encargos que se pagan muy bien para mostrar el mejor perfil del biografiado ha pasado. Ha pasado aquí y en todas partes, porque no es una cosa que haya pasado sólo a Catalunya.
Es obvio que a la Transición, cuando había un pasado que había que dejar atrás y un futuro que se estaba construyendo, había que rehacer las biografías.
La Transición fue un momento muy propicio para este tipo de operaciones de blanqueamiento y reescritura. Eso llegó hasta más allá de los ochenta e incluso hay algún caso de hace cuatro días. Eso es como si tienes una puerta vieja y la repintas. Tan sencillo como eso. Si, en más, tienes control sobre tribunas mediáticas que dirán que aquello es una maravilla, todavía mejor.
En el libro también tiene un papel el mundo del columnismo y la opinión publicada.
No se trata de que hubiera una especie de complicidad del periodismo o una conjura, sino que como sabes bien la promiscuidad entre periodistas y políticos es la que es y funciona muy fluidamente
La editorial ha presentado el libro como un torpedo contra el régimen de 1978. Ahora es bastante común cargárselo, pero a su momento fue un acuerdo con muchos implicados.
En aquel momento nadie sabía, por ejemplo, quién era realmente Juan Carlos I. había una visión convenientemente idealizada y fortificada sobre el rey. Tomar decisiones inteligentes y razonables sobre esta cuestión era muy difícil y lo normal y razonable era creerte lo que te explicaban. Y lo que te explicaban era idílico: Había una dictadura muy mala y después vinieron unos señores muy capaces e hicieron la democracia más importante de Europa.
Unos señores que hasta el último día eran con el régimen y que de un día en el otro se vuelven demócratas de toda la vida.
Este proceso no sólo los transformaba en demócratas sino que los convertía en artífice de la Transición. No es sólo una cuestión de blanquear, sino de ponerle perlas y diamantes.
La Transición fue un momento muy propicio para operaciones de blanqueamiento y reescritura de biografías
Retratas a unas élites franquistas totalmente amorales sin escrúpulos.
Hay cosas exageradas y otros que están matizadas. El narrador es básicamente un cínico y por eso él mismo explica que ha reescrito la biografía de gente de este tipo, pero también la de gente que hizo cosas muy feas en la retaguardia republicana. No da una visión maniquea.
El pacto de la Transición fue que unos olvidarían lo que unos habían hecho a la guerra, a cambio de olvidar lo que los otros habían hecho durante el franquismo.
La suma de estas dos amnesias no es que sea cero, sino que es -1. Al cabo de los años, después de haber edificado un proyecto colectivo a partir de una amnesia cruzada, eso no se va. Muchas cosas que han pasado a Catalunya los últimos años derivan de haber creído que el Tribunal de Orden Público y la Audiencia Nacional eran cosas diferentes. Por más que se quisiera borrar partes de la historia que molestaban, estas no han desaparecido. Es como si quieres obviar la ley de la gravedad y tirarte por un balcón. La ley de la gravedad existe y el 18 de julio de 1936 existió. Nos podemos engañar tanto como queramos, pero eso seguirá siendo así.
Muchas cosas que han pasado a Catalunya los últimos años derivan de haber creído que el Tribunal de Orden Público y la Audiencia Nacional eran cosas diferentes
En la novela las élites del franquismo tienen hijos que forman a la élite del antifranquismo.
Este hecho en Catalunya fue muy acusado y se vio con mucha claridad. De un padre falangista podía salir un niño o una niña de Bandera Encarnada. Eso fue así hasta que un día estos niños que pasaron de la Organización Juvenil Española (OJE) a Bandera Encarnada empezaron a decir lo mismo que decían sus padres, abuelos o tíos sobre el catalán, por ejemplo, pero con un lenguaje de izquierdas. Se cerró el círculo muy bien cerrado. ¿De eso qué conclusión se puede sacar? Además de la idea de impostura, la que las élites no es que olfateen los tiempos, sino precisamente porque saben olfatear los tiempos, son élites. En Catalunya la gente que supo prever hacia dónde iban las cosas, tuvo una posición ganadora.
Un día estos niños que pasaron de la Organización Juvenil Española (OJE) a Bandera Encarnada empezaron a decir lo mismo que decían sus padres
Nadie es responsable de los pecados de los padres, supongo. Ahora bien, si uno ha tenido la suerte de nacer con privilegios es obvio que es gracias a los padres.
Sólo faltaría que, encima que una persona pueda avergonzarse de lo que han hecho padres, tíos o abuelos, se tenga que cargar el muerto. Pero una cosa bien diferente es este espíritu marsupial: estoy bien calentito y protegido por los padres, pero al mismo tiempo hago ver que conspiro contra ellos. Yo no conozco ningún caso de suicidios colectivos de clase y si tú pertenecías a una clase social privilegiada, es muy extraño que te apuntaras a un partido marxista-leninista con el fin de destruirla. Quizás es que te apuntaste por otras razones... Hay muchos matices y lo que quise era presentar a unos personajes ficticios –aunque conozco que no son ficticios– que siguieron esta trayectoria y cerraron el círculo con sus progenitores.
Me recuerda cuándo José Bono dice que él no es mejor que su padre falangista, pero acaba pronunciando un discurso españolista igual que él...
Cuando uno dice que no cree en una cosa, pero al mismo tiempo está diciendo que sí que cree, aquí hay una contradicción evidente. Lo que no puede ser es este tipo de juego ridículo en que uno reniega del pasado de la familia y al final acabas diciendo lo mismo que decían aquellos, con una pátina cosmopolita, tolerante, etc.
Recordamos que cuando Dolors Genovés hizo el documental sobre Carrasco y Formiguera, ilustres intelectuales de izquierdas la denunciaron por ultrajar el honor de sus padres falangistas de primera hora.
En parte la advertencia inicial es debida a casos como este. Sé cómo funciona el sistema judicial. Aquello fue muy sintomático del pan que se da.
La novela le permite ser muy satírico, con personajes como el Escolà y su hijo.
Escolà es un hijo de puta literal y su hijo es bobo. Eso es una exageración literaria que me apetecía mucho de hacer.
El hijo de este personaje siniestro del franquismo sigue viviendo en los años ochenta como en pleno antifranquismo. Entonces todo aquello ya se había dejado atrás.
Cuando todo el mundo ya se ha vendido los libros en el Mercado de Sant Antoni. Cuando el año 1982 empecé a estudiar Filosofía, el Mercado de Sant Antoni parecía una biblioteca albanesa. Encontrabas todas las obras completas de los autores marxistas, leninistas y maoístas. La gente se había librado y encontrabas toneladas y toneladas. La mayoría a veces sin leerlas.
Como filósofo, se lo ha pasado bien recreando estos debates de los años setenta, donde creaban largas discusiones a base de palabras y frases colocadas en un sentido o en otro.
Aquello fue un gran fraude intelectual. Si ahora revisas cosas que se publicaron en aquel momento es ruborizador ver las apologías de regímenes totalitarios, y, al mismo tiempo aquel galimatías de cosas que seguramente leían sin entender. Este tipo de cosas duraron bastante y cuando llegué a Barcelona el año 82 todo eso todavía movía. En aquel momento, esta gente empezó a hacer cuartetos y pasó a interesarse por libros de cocina o de vinos, y pasaron de unos libros a otros. En el libro digo que se pasó de Las uvas de la ira a Las pasas del olvido.
El narrador dices que es un cínico, un descreído. ¿Se identifica con su visión?
No, pero yo no quería hacer a un personaje plano. El narrador expresa todo el rato su sentimiento de culpa y dice que seguramente el hecho de admitir que es un cínico hace que no sea realmente un cínico.
En paralelo en las pilas de libros políticos en Sant Antoni, muchas editoriales se tuvieron que poner las pilas para hacer de otros tipos de libros. Entre ellos las biografías.
Hay editoriales que hicieron este cambio que hicieron el cambio como la cosa más inocente del mundo. No hicieron como al libro, que planteo una industria de la impostura o la distorsión histórica. Fue una cosa tan normal como hoy día cualquier subdirector de no sé qué encargue una hagiografía a cualquier periodista.
Cuando el año 1982 empecé a estudiar Filosofía, el Mercado de Sant Antoni parecía una biblioteca albanesa
Hay escenarios muy literarios: el Raval de la infancia de Escolà, Can Crosses –lugar de reunión de los jerarcas franquistas– y el mundo de Pedralbes, donde se mueven los personajes.
Can Crosses o mejor dicho "Real Círculo Español de Amigos de Marruecos" no quiere ser un lugar concreto, sino que está inspirado en varias cosas. Pero existieron este tipo de instituciones donde pasaron cosas paralelas a lo que pasaba a la política municipal de Barcelona, especialmente en cuestiones de urbanismo. En estos temas, la verdad no salía en ordenanzas, decretos de alcaldía o bandos municipales, sino que había que encontrarla en estos sitios, donde se encontraban los que tenían la capacidad de influencia para llevarla a cabo. La devastación urbanística que se hizo en Barcelona en los años sesenta y setenta tiene mucho que ver con sitios de socialización como estos, donde se cortaba el bacalao. Porque las élites, como sabes, tienen la buena costumbre tienen la costumbre de cortar el bacalao y coger la sartén por el mango.
Los protagonistas representan este mundo.
Eso no es una novela histórica, pero cosas como estas pasaron y la única diferencia que yo planteo es que sus hijos marxistas-leninistas acabaron haciendo el mismo pero con otro lenguaje. Lo que planteo es que hubo una continuidad con un cambio de registro profundo, que suponía pasar del nacionalcatolicismo al postestructuralismo freudiano, pero que ha hecho que al final se encontraran.