Si el Cruïlla basa su modelo de éxito en el eclecticismo, la jornada de clausura de esta edición de 2024 -la más concurrida de la historia del festival, reuniendo a un total de 77.000 personas a lo largo de los cuatro días- es el paradigma de esta personalidad coctelera, juntando en un mismo cartel a Pet Shop Boys, The Smashing Pumpkins y Johnny Marr, a quienes se les han unido parte de la plana mayor del pop en catalán con Oques Grasses, The Tyets y Ginestà.
Lluvia de hits
Johnny Marr es pura historia del pop y del rock. Especialmente conocido por haber sido el guitarrista de The Smiths, su currículum también amaga temporadas militando en bandas icónicas como The Pretenders, The The, Electronic, Modest Mouse o The Cribs. Era uno de los principales reclamos de la velada, y su actuación no ha defraudado, menos cuando el repertorio ha pasado por los himnos que firmó junto a Morrissey: Panic, This Charming Man, How Soon Is Now.
Compañeros generacionales de Marr, Pet Shop Boys son otras de las eminencias del pop, en su caso entendido desde la vertiente electrónica, que han recalado en lo más alto del Cruïlla 2024. Neil Tennant, cantante que esta misma semana celebraba su... ¡70 aniversario, y el teclista Chris Lowe han aparecido sobre el escenario del Parc del Fòrum ataviados de pies a cabeza de blanco nuclear y escondidos tras una máscara retrofuturista-tribal. Ha abierto la noche Suburbia. A partir de aquñi nada podía salir mal. Y a partir de Domino Dancing ha llegado cuando llevaríamos media hora de concierto, preludio de una lluvia de hits que ha sido torrencial. Paninaro, Always on My Mind, Go West, It's A Sin, West End Girls, Being Boring.
Había unos mejores
The Smashing Pumpkins, aunque no se lo crean, son una de las mejores bandas de la historia del rock, piedra angular de la banda sonora de la Generación Z, la que ahogaba sus penas entre los bramidos de grupos de grunge. La etapa que va de 1991 a 1998, de la publicación de su álbum de debut Gish a su cuatro largo, Adore, dejando entre medio dos discos tan espectaculares como Siamese Dream y Mellon Collie and The Infinite Sadness; es sencillamente espectacular. Luego, entre idas y venidas de miembros, han ido sacando discos en muchos casos más que interesantes, pero que nadie se ha preocupado de escuchar.
El problema de la banda del taciturno Billy Corgan es que han tenido que lidiar con el Síndrome Cristiano Ronaldo: eran buenísimos, hubieran sido los mejores, pero les tocó coincidir en el tiempo con un grupo que fue mejor que ellos: Nirvana
El problema de la banda del taciturno Billy Corgan es que han tenido que lidiar con el Síndrome Cristiano Ronaldo: eran buenísimos, hubieran sido los mejores, pero les tocó coincidir en el tiempo con un grupo que fue mejor que ellos: Nirvana. La realidad, sin embargo, dicta que el repertorio de la banda de Chicago va sobrado de temas plusquamperfectos. Ayer los tocaron todos en el concierto colofón del Cruïlla 2024.
La velada se inició con The Everlasting Gaze y uno tras otro, con alguna que otra sorpresa, como la versión del Zoo Station de U2, fueron desfilando Today, Tonight, Tonight, Ava Adore, Disarm, Bullet With Butterfly Wings, 1979, Cherub Rock y Zero regalando más de un orgasmo de oído a una parroquia que ya se aproxima a los cincuenta que vivió el concierto de Smashing Pumpkings como un maravilloso ejercicio nostálgico. Al final coincidiremos que Cristiano Ronaldo es un capullo, pero también es muy bueno.