Los cinco invitados al Festival Internacional de Poesía de Barcelona de este año tienen una cosa en común: toman la poesía como forma de resistencia. No es casualidad. Mireia Calafell, coordinadora con Àngels de Gregori del acontecimiento, explica que "en un mundo como el nuestro en que hay presos políticos, exiliados y partidos de ultraderecha que tienen poder", la poesía es necesaria para hacer un "mundo más habitable, más poético". Por eso han decidido invitar a un kurdo, Burhan Sömnez, que reivindica su cultura frente a un Estado turco que la oprime; a una norteamericana, Rita Dove, firmemente comprometida con el feminismo y con las luchas del colectivo afroamericano; a una sudafricana, Lebo Mashile, que reclama el papel de la poesía como "esperanza que mueve a las personas"; a un granadino, Luis García Montero, que entiende la poesía como un ejercicio de honestidad radical; y a una mallorquina, Antònia Vicens, que reclama el papel de la poesía como herramienta de reivindicación en un mundo injusto. El Festival Internacional de Poesía de Barcelona tendrá lugar este jueves, a las 21h, en el Palau de la Música,y contará con la participación de la Compañía Baró d'Evel, que ofrecerá una pequeña muestra de sus espectáculos, en los límites entre el circo, la poesía y el teatro, con la colaboración del original cuarteto de cuerda Lassus Quartet. Todavía hay entradas disponibles y se pueden adquirir por internet.

Rita Dove, Burhan Sönmez, Antònia Vicens i Lebo Mashile.

 

La norteamericana Rita Dove es una de las poetas más reconocidas de Estados Unidos (tiene 28 doctorados honoris causa). Es una escritora firmemente comprometida con el feminismo y con los derechos civiles. Desde muy pequeña se sintió fascinada por el sonido del lenguaje. Ha afirmado que ha necesitado años para descubrir que su poesía tiene que servir para describir la comunidad afroamericana. "Ahora voy a las escuelas a decir a los jóvenes que canten sus propias canciones, y que el público las escuchará, aunque no sea como ellos", ha explicado.

Un kurdo resistente

El turco Burhan Sönmez ha sido un firme defensor de los derechos humanos (y ha sufrido personalmente la represión del gobierno turco). Aquí es conocido, sobre todo como novelista por su obra Estambul, Estambul... A diferencia de otros poetas, no viene de una familia de intelectuales; Sönmez creció en una habitación compartida entre cinco niños y en su casa sólo había un libro, el Corán. Pero su madre era cantante de música tradicional kurda, y la influencia de la literatura oral de su pueblo marcaría su obra. Sönmez se escolarizó en turco, y por eso escribe en turco. A pesar de todo, no para de reivindicar la lengua kurda, marginada y prohibida en buena parte de su territorio, pese a ser hablada por 20 millones de personas. Sömnez ha recordado que se crio en una Turquía dividida entre fascistas y revolucionarios, con un conflicto gravísimo ("como lo que vivimos ahora", añade, ácidamente). Y la poesía le sirvió para explicar todo este conflicto. Y el actual. Como en su poema "El peso que trajinan los inocentes".

El peso que trajinan los inocentes

No preguntéis a la sal no sabe no preguntéis a la tierra no ve

Las mujeres serían las primeras en llorar

En sus manos anudas un espejo y un cuchillo

No preguntéis al agua no sabe no preguntéis a la hoja no ve

Las mujeres serían las primeras a llorar.

Poesía para encontrar un lugar en el mundo

Lebo Mashile se crio en Estados Unidos, ya que era hija de exiliados sudafricanos, pero volvió a Sudáfrica a los 16 años, cuando se acabó el apartheid (aunque había hecho estancias en su infancia). Practica la poesía oral, ha sacado a la calle dos álbumes con la colaboración del músico Majola, ha publicado poemarios y también ha actuado como actriz. Asegura sentirse una outsider allí donde va: en Sudáfrica o en Estados Unidos... "Yo sé que hablo mucho y por eso he querido ser poeta, porque la poesía permite articular aquello que no está dicho". Asegura que se siente muy rica por el hecho de que sus padres le legaron la lengua sotho. En realidad, reivindica que su poesía es fruto de la tradición sotho, y de todo un continente, África. Y tiene muy claro para qué sirven los versos: "La poesía tiene que ser una herramienta para anclar un país. La poesía es la esperanza de que mueve a las personas".

Vicens: Creo que empecé a escribir antes de saber leer y escribir

Antònia Vicens. Foto: Lleonard Muntaner.

Escritora veterana, poeta novel

Antònia Vicens publicó su primer poemario en 2009, pero desde entonces no ha parado y ya ha sacado cuatro libros de poemas; de poemas "viscerales y radicales con nombre de mujer", como dice Mireia Calafell. Vicens explica que cuando era niña estaba angustiada: "No me gustaba el futuro que me esperaba, el de las mujeres sumisas y desesperadas de este pueblo" y para construir "su sueño y su libertad" recurrió a la palabra: "Creo que empecé a escribir antes de saber leer y escribir", ha explicado. Pero durante mucho tiempo se dedicó a escribir novela, con obras como 39º a la sombra o La Santa. Afirma que ella no ha buscado nunca la poesía, sino que la poesía la ha buscado a ella y al final la encontró. Reclama el papel de la poesía en un mundo injusto, como en el que vivimos: "No podemos decir ciertas cosas porque nos perseguirían, pero podemos escribir poesía".