Su nombre no es tan mediático, pero sí todo lo que ha hecho por la lengua y el país. Pere Lluís Font toma el relevo de Albert Jané y se lleva el Premi d'Honor de les Lletres Catalanes por su compromiso con la filosofía en lengua catalana, "porque ha sido editor y potenciador de la filosofía en catalán y porque en el campo de la traducción ha traído a nuestra lengua la filosofía más importante de ámbito europeo". Con 91 años y más de 40 años como profesor, es uno de los filósofos catalanes de más referencia y que más ha hecho para que los clásicos filosóficos puedan hablar en catalán. Tal como ha valorado el presidente Xavier Antich, presidente de Òmnium Cultural y también filósofo, Font "destaca por su compromiso cívico y su defensa de la lengua y el país, por la apuesta del pensamiento crítico y los valores civilizadores de la humanidad; es un maestro de filósofos de trayectoria europea que dignifica la cultura catalana". De hecho, se trata de la primera vez que este reconocimiento premia a un filósofo en 57 años de historia.
"No sabía que fuera tan bueno", ha reído Font al ser reconocido con el premio honorífico, y ha reconocido que le sorprendió recibir la llamada en que se le anunciaba el veredicto. "Catalunya y la filosofía son las dos pasiones de mi vida; la lengua es el nervio de la nación, y si perdemos la legua, perdemos la nación, la cultura y el país", ha reivindicado en su discurso. Con un ademán modesto, también ha manifestado no poder compararse con los grandes maestros de la filosofía, para él "los grandes creadores" del pensamiento, y más allá de la vanidad personal, ha deseado que ojalá el premio pueda servir para seguir impulsando la lengua y la nación catalana. Sin embargo, a pesar de hacer un par de años que tiene la salud tocada, Font continúa en activo y acaba de entregar el libro La filosofia al natural, que se publicará próximamente.
Filósofo, teólogo y traductor, Font estudió en Tolosa de Languedoc, dónde se licenció en Filosofía el año 1959; tamb. Estar en Francia le permitió el acceso a la filosofía europea en un momento en que España estaba hundida en el franquismo. Al volver a Barcelona, estuvo implicado en la docencia universitaria y académica hasta que se jubiló en 2004. De hecho, sobre el actual estado de la materia en la educación, ha dicho que "la antifilosofía siempre es reaccionaria, tenemos que defenderla porque es un oficio que hay que aprender". Además, durante su vida ha impulsado varios proyectos editoriales en lengua catalana, entre los que destaca la colección Textos Filosòfics, codirigida con Josep M. Calsamiglia y Josep Ramoneda. También ha estado ampliamente vinculado a la cultura, tanto en el ámbito público como en el privado, y tiene una extensa obra publicada, con un centenar de trabajos de historia de la filosofía moderna.
"Quizás sin saber ni quererlo, ha construído una vertiente humanista que se encuentra entre las más potentes de la literatura catalana, con toda una vida leyendo lenguas vivas y muertas, y enseñando durante más de 8.000 horas de clase", ha explicado Antich. El presidente de Òmnium también ha hecho referencia a la pasión por la modernidad de Font, definido como "la exigencia de racionalidad crítico", y que lo ha convertido en uno de los intelectuales catalanes que han hecho dialogar el cristianismo y la modernidad sin complejos. También ha traducido a grandes filósofos y los ha hecho reflexionar en catalán, a muchos de ellos por primera vez, siendo uno sus grandes legados e igualando el país al resto de tierras europeas. "El catalán se ha convertido en una de las lenguas que mejor acogen la obra del filósofo Blaise Pascal, solo comparable a lo que Carles Riba hizo con La Odisea", ha reivindicado Antich.
Y es que Pere Lluís Font representa el último eslabón de la filosofía catalana de la escuela de Barcelona, truncada por la guerra civil y el franquismo, y es una pieza clave para entender la potencia de la filosofía hasta hoy en tierras de habla catalana, porque ha contribuído a ello como pocos. Cuando la lengua estaba condenada al ostracismo, Font nunca dejó de remarcar su compromiso con el catalán, tanto en el ámbito académico como en la enseñanza. "Si un día me quitan el catalán, me lo habrán quitado todo", ha dicho. "No me sirven el modelo escocés o gallego; no defiendo el puritanismo, sino la competencia en la lengua, especialmente en personas que toman como aparte de su función hablar en público o escribir".
El galardón es uno de los máximos reconocimientos literarios en lengua catalana, otorgado por Òmnium Cultural y con una dotación económica de 20.000 euros, y con él se reconoce la tarea de una persona "por su obra literaria o científica en lengua catalana, y por la importancia y ejemplaridad de su tarea intelectual, que haya contribuido de manera notable y continuada a la vida cultural de los Països Catalans". Aparte de Albert Jané, entre los últimos galardonados con este reconocimiento están Antònia Vicens, Maria Barbal, Enric Casasses, Marta Pessarrodona, Quim Monzó o Isabel Clara-Simó.