Al principio de los 60, Truman Capote viajó hasta la Costa Brava para aislarse y escribir parte de su obra maestra A sangre fría. Uno de los lugares donde hizo estancia fue la la casa Sanià de Palamós. Ahora esta finca —propiedad de la familia Ferrer— se incorpora al universo de Finestres y se reconvierte en residencia literaria. Cada año pasarán por ahí más de una cuarentena de escritores y poetas, tanto noveles como consagrados que, además de encontrar un lugar donde concentrarse, compartirán vivencias y puntos de vista. "La casa blanca se convierte así en una página sin tinta", ha explicado su director, Nicolás G.Botero. La residencia, además, creará un polo cultural con la librería que Finestres abrirá en la antigua Gavina de Palamós a mediados del 2024.
Una casa con historia en el Empordà
Hace seis décadas, el escritor norteamericano y padre del nuevo periodismo aterrizó en el litoral del Empordà para inspirarse a la hora de escribir su relato sobre el crimen múltiple de Holcomb (Kansas). Uno de los lugares donde hizo estancia, además del hotel Trias de Palamós, fue el chalet de cala Sanià. Ya entonces la casa tenía historia; en los años 30, la había construido la pareja Woevodsky-Webster (los mismos que construyeron el castillo de Cap Roig). Pero Truman Capote, con su estela literaria, todavía le dio más épica. Con el tiempo, la casa pasó a manos de la familia Ferrer-Salat, los artífices de Finestres. Fieles a su filosofía de mecenazgo ambiental y cultural, que practican desde hace décadas, ahora la han incorporado a su particular universo, reconvirtiendo la casa Sanià en residencia literaria.

"La nuestra es una apuesta por una filantropía sistémica y transformadora, no elitista, que busca atacar las causas y las raíces que provocan las desigualdades", ha asegurado el empresario, mecenas y alma mater de la fundación, Sergi Ferrer-Salat. "Somos conscientes de la cruda realidad que nos rodea, pero también conocemos aquel proverbio que dice que es mejor encender una vela que maldecir la oscuridad", añade. Ferrer-Salat no esconde que el chalet de casa Sanià, que su familia compró en 1973, le provocaba "un dilema moral" porque era "un espacio idílico poco utilizado". El nacimiento de la librería en Barcelona, las becas que ofrece, la conexión con la fundación italiana Santa Maddalena —donde ya hay una residencia literaria— y sobre todo con quién era el curador, Nicolás G. Botero, hicieron el resto. "El espacio incomparable, junto al mar, y su vínculo con la creación de la obra maestra A sangre fría, eran una combinación ideal para encontrar la inspiración", ha subrayado al mecenas.
Este octubre inaugurarán esta residencia literaria autores como Mariana Enríquez, Kae Tempest, Robin Robertson e Irene Pujadas
La nueva residencia literaria Finestres nace con el objetivo de fomentar la vocación literaria y el intercambio cultural. No lo hace, sin embargo, a ciegas. Porque antes de que empiecen formalmente las estancias (este octubre la inaugurarán Mariana Enríquez, Kae Tempest, Robin Robertson e Irene Pujadas) ya ha habido escritores y poetas que la han probado durante el último año. La primera fue Irene Solà, que acabó su último libro. Pero también han estado ahí Belén López Peiró, Clyo Mendoza, Sabina Urraca, Leila Guerriero, Pol Guasch o Gabriela Wiener, entre otros. Dentro de este listado está también Gabriel Ventura, que vive a caballo entre el Empordà y Barcelona —dónde da clases— y que se estuvo entre en marzo y abril. La casa Sanià le permitió inspirarse para crear tanto poemas de la recopilación en que trabaja como un relato entre la ficción y el ensayo.
Además, la residencia literaria no es el único proyecto que la librería y la fundación barcelonesas tienen en Palamós. Finestres ya anunció que abriría un establecimiento en la Costa Brava a mediados del 2024, un proyecto del que ahora ya se conocen más detalles. La nueva librería será una realidad entre la primavera y el verano del próximo año, y ocupará el lugar que dejó huérfano La Gavina, situada en la calle Major de Palamós.
