Si las plantas se enamoran, ¿cómo se dicen que se gustan? ¿Cómo flirtean? ¿Cómo se dicen que se aman? ¿Cómo se seducen? Todas estas preguntas son las que se hace, más o menos, Julivert, el pequeño protagonista del libro de esta semana. En El jardí d'en Julivert. Les flors també s'enamoren (Baula, 2021), el protagonista del cuento se despierta ilusionadísimo porque cree que ha nevado. Sin embargo, mirada de más cerca, se da cuenta de que es una nieve bien extraña, cuando menos, porque es de color amarillento. La abuela Pastanaga intenta explicarle que lo que ve a su nieto no es nieve. Julivert intenta averiguar si es pintura o harina. Y no lo acierta.

El jardí d'en Julivert. Les flors també s'enamoren (Baula, 2021)

El pequeño libro escrito por Sébastien Perez y Annelore Parot detallan, a través de la abuela Pastanaga, que lo que está viendo con sus ojos es "polvo de amor". Bonito nombre para aquello que, cuando llega la primavera, hace estornudar a algunas personas como locas. Julivert, bien sorprendido, le pide a su abuela si lo que hace enamorarse es precisamente este polvo de amor. Ella, sin embargo, le aclara que no. O que al menos, que no todo el mundo es susceptible de caer deslumbrado con este polvo. De hecho, le explica que a los humanos solo nos hace estornudar. Así, como si se tratara de un cuento, la abuela le dice que las plantas sí que quedan bien fascinadas por el polen. Aunque, finalmente entiende que las plantas pueden enamorarse, se le hace difícil comprender que no se puedan gustar todas entre todas. "Pues es como si tú te enamoraras de un elefante", le dice. Con esta imagen, está claro que lo entiende muy deprisa. Pero entonces, también quiere saber si las flores y las plantas se dan besos como el papá y la mamá.

Julivert está decidido a comprender exactamente cómo funciona todo. Y se fija en el rosal, que está solo. Entonces, la abuela le dice que está la del vecino. El pequeño, sin embargo, no lo acaba de ver claro, porque tal como dice él están separados por "tres mil kilómetros". Y claro está, más preguntas. "¿Se envían el polen por correo?" o "¿se teletransportan?". La abuela sonríe y hace que no con la cabeza. Entonces es cuando empieza la clase. El viento, los insectos o las mismas abejas transportan el polen de flor en flor. Estas últimas, tal como explica, se alimentan del néctar de las flores y casi trasladan el polen de manera inconsciente.

Un jardín / Unsplash

El pequeño no para de hacerse preguntas que quedan perfectamente recogidas en el libro. Como por ejemplo, que el polen acabe justo en el lugar adecuado. "Depende de la suerte". Julivert quiere entender cómo funciona el mundo y aplicar algunos trucos que le ha dado la abuela, seguramente por eso se va corriendo a su habitación para volver bien cargado. ¿El motivo? Hacer punta en mil lápices de colores para enviar polen a su amiga Justina.

El libro es el 'manual' perfecto para que los más menudos entiendan cómo funciona el mundo de las flores y plantas y cómo se enamoran y se reproducen. Y quizás, por qué no decirlo, el cuento perfecto para enviar un poco de polen a alguien 'especial'. Buuuuuuuuffffff.

 

Imagen principal: un jardín con flores / Unsplash