El año 1944, el Ayuntamiento de Barcelona decidió utilizar el Palau de las Misiones -construido en el regazo de Montjuïc con motivo de la Exposición Universal de 1929- como Centro de Clasificación de Indigentes, un espacio siniestro en el cual durante más quince años fueron internadas centenares de personas, que, acusadas de no tener trabajo ni domicilio en Barcelona, eran detenidas y deportadas en sus sitios de origen a la fuerza. En aquella Barcelona gris de posguerra, mientras el empresariado reclamaba mano de obra para reactivar la producción después de la guerra, la opinión pública y la prensa de la época afín al mismo empresariado rechazaba la presencia de familias sin hogar, sin contrato laboral y sin recursos que, llegadas a la ciudad en busca de una vida mejor, se amontonaban en chabolas insalubres.

Lo Centro de Clasificación de Indigentes tenía la misma función del actual e ingrato CIE de la Zona Franca: recluir a inmigrantes sin contrato, retenerlos y evacuarlos; más de 15.000 personas, según los datos, fueron deportadas. El año 1967 fue derribado y de aquel edificio funesto conocido popularmente como "Pabellón de las Misiones" no queda nada, ni siquiera una triste placa que recuerde la existencia, pero bien cerca de donde estaba, en el Espacio Libre de Montjuïc, el Teatro Libre presenta Forasteros vendrán, un espectáculo artístico dirigido por Marta Galán y que reflexiona sobre el fenómeno de la inmigración interna de los años 50' y 60' a partir de una cosa que tiene más valor y peso que alguna placa en la calle: la memoria y el testimonio de quien vivió aquel sufrimiento en primera persona.

La recreación de la memoria

"En escena, los testigos de aquella dura época en formato vídeo se combinan con una puesta en escena performàtica en que dos personajes exponen a Susanna Barranco -nieta de la migración interna de los años 50 y 60 en Barcelona- con su pasado", afirma Marta Galán, directora, dramaturga, artista residente en el Libre y creadora de este proyecto de creación escénica documental que parte de la investigación histórica y comunitaria: entre septiembre y diciembre de 2020, Galán -com la inestimable ayuda del OVQ- ha puesto en relación protagonistas de la inmigración de los años 50' y 60' en Barcelona con un grupo de jóvenes que han migrado solos de diferentes países del África a Barcelona, y que actualmente se forman a la Fundación Condal.

El primer resultado de este proyecto es Forasters vindran, una investigación histórica y documental con las personas que migraron a Barcelona en los años 50' y 60', es decir, aquellos recién llegados en Catalunya que van haber sufrir el desamparo, la vulnerabilidad e incluso la represión de ver que, durante años, las principales estaciones de tren de la ciudad estaban llenas de policía armada deteniendo y enviando hacia el Pabellón de las Misiones a cualquier persona sin residencia ni contrato y que, acusada de "vago y maleante", era deportada de nuevo en su sitio de origen. Por suerte, los testigos de la obra revelan, también, los movimientos de autorganització, lucha vecinal y autoconstrucción de casas y barrios que se generaron entre estas personas. Unos movimientos, en definitiva, de vida y de futuro; de un futuro que toma cuerpo y se hace presencia en el relato autobiográfico de Susanna Barranco.

Susana Barranco, protagonista de la performance Forasteros vendrán en el Espacio Libre. (La Barranco Films)

Forasters vendrán es un proyecto que articula diferentes procesos artísticos, documentales y comunitarios y que ocurre en tres fases consecutivas: una primera fase de investigación comunitaria y documental con un grupo de 9 personas protagonistas de la migración interna de los años 50 y 60 en Barcelona y un grupo de jóvenes de la migración global; una segunda fase de residencia artística en el Teatro Libre, donde este material ha tomado forma escénica con los actores Susanna Barranco, Núria Lloansi y Juan Navarro, y una tercera fase prevista para julio de 2021, cuando se reanude la relación con el grupo jóvenes para generar una obra escénica comunitaria.

La arqueología del cotidiano

La exploración de los contenidos y de las relaciones entre los participantes se ha hecho a partir de una metodología que Marta Galán denomina "Arqueología del cotidiano" y que la directora ya ha practicado en procesos y proyectos anteriores de características similares. Esta metodología permite activar diferentes "relatos de vida" a partir de documentos, objetos o fotografías que aportan los mismos participantes: se trata de un proyecto de investigación escénica e histórica a partir de una arqueología de objetos del cotidiano, ya que cada uno de estos objetos da pie a una historia de vida a que, sumada a las historias de vida y los objetos del resto de participantes, construye un mosaico de memoria viva que expresa las condiciones materiales (y emocionales) de existencia de toda una generación.

El Palacio de las Misiones de Montjuïc, en una foto de archivo. (Creative Commons / Wikipedia)

"Hemos trabajado a partir de los objetos que ellos mismos han aportado porque consideran que contienen historias de vida: objetos que permitan activar una imagen, una historia, un recuerdo. A partir de cada objeto nace un relato, y estos relatos hace falta estructurarlos, es decir: escribirlos. La escritura como la posibilidad de generar y comunicar imágenes, ideas, reflexiones. La escritura como el espacio donde construirnos (y, a veces, re-construirnos) a través del lenguaje". Narrar para resignificar. Narrar para comprendernos y para poner nombre (relato) al que somos y a lo que hemos vivido. Narrar para reconocernos. Narrar, sobre todo, para no olvidar aquello que, a menudo, la ciudad y la memoria general del país parece haber querido olvidar, a pesar de todavía exista hoy, con otro nombre y otro emplazamiento, pero con el mismo dolor humanitario dentro.