El registro formal en catalán nos puede llegar a imponer, pero no es tan difícil, solo nos tenemos que centrar en cumplir los principios básicos: que sea neutro, impersonal y claro. A menudo, sin embargo, tendemos a hacer uso de expresiones rebuscadas, pomposas y oscuras, así da la sensación de que estamos hablando o escribiendo mejor, aunque no sepamos ni qué quieren decir, por simple imitación. Y, obviamente, ¿a dónde recurrimos cuando nos sentimos lingüísticamente inseguros? Exactamente: a la lengua vecina (en este caso también entra en la ecuación la lengua vecina de arriba, porque cuando queremos ser cultos también nos gusta el francés). Así pues, la mejor manera de escribir en un lenguaje formal es construir las frases lo más sencillas posible, tanto en palabras como en su estructura, porque nuestro objetivo es que nos entiendan, y también tendríamos que evitar utilizar palabras o expresiones que no entendemos del todo bien o no estamos seguros de cómo se construyen, porque si utilizamos palabras cultas sin ton ni son, se hunde toda la formalidad... y, de paso, nuestra credibilidad.
¡Ponte a prueba!