Francesc Serés vive en Graz. Le he avisado de que pronto recibirá centenares de gerundenses que acompañan la expedición del primer equipo de fútbol para jugar la Champions. De hecho, sabemos que vive allí porque su último libro explica su periplo europeo entre enero de 2022 y enero de 2024: Neukölln, Friedrichshain, Berlín, Saidí, Charlottenburg o Graz son las ubicaciones donde coloca los capítulos. Le pregunto si se trata de un dietario, y no dice que sí, pero tampoco lo niega. En todo caso, el libro conecta totalmente con Matèria primera y La pell de la frontera. Por lo tanto, después de la excursión a la ficción, ha vuelto a la no ficción. Tiene ganas de hablar conmigo, le espera un día de muchas otras entrevistas.

El libro tiene muchas curiosidades. Lleva los álbumes de donde provienen algunas de las imágenes que aparecen y que son el eje de El món interior. Compartimos anécdotas similares que le generan mucho interés, porque es real. La guerra está muy presente en el libro de Serés, pero él no se presta a hablar en términos figurados ni hacer abstracción: es un libro de vivencias. Me hace pensar en un libro que se ha publicado hace poco, en castellano lo encontraréis en Galaxia Gutenberg: Un lugar inconveniente, de Jonathan Littel y Antoine d'Agata. En su caso, la experiencia de la guerra y de cruzar imágenes con relato es mucho más cruda. Para Serés la guerra no está, pero está.

20241010 FRANCESC SERES / Foto: Montse Giralt
Foto: Montse Giralt

Has escrito un libro con fotografías que empieza con el análisis de un álbum familiar.
Recibo un álbum en casa que fecha del año 1936 y veo fotos de cómo una familia ha construido su casa. En medio, veo imágenes de banderas nazis decorando la casa, y me pido por el origen del álbum. Yo, en el momento que lo veo, lo vivo, no pienso en la literatura y en el libro no hay un gramo de ficción. Representaría estropear la realidad poniéndole ficción. Paralelamente, empezamos a ayudar a todos los refugiados que vienen de Ucrania.

La pandemia también tiene un papel muy importante.
En un contexto de covid, los pisos de Berlín se están vaciando y me llegan muchos álbumes de estas características. No hay turistas, ni coleccionistas. Hay muchas cosas que te encuentras en almacenes, pero casi en la calle. Yo no tenía una mentalidad de coleccionista; sin embargo, me lo empiezo a encontrar, las cosas me llegan.

¿Has publicado tu dietario?
Más o menos. Las experiencias por sí mismas no tenían contenido, es a posteriori que toman entidad. Es decir, muchas han quedado fuera del libro porque no las puedes acabar de formalizar, pero muchas de ellas sí. Y tienen una entidad que explican alguna cosa por sí misma. Encontraba muchos dietarios que, sin la historia, yo no me los quería quedar. Viendo las imágenes veía una historia, pero como no la conocía, no me quería aventurar a imaginarla o a crearla. Por ejemplo, el álbum de un orfanato, en el que veo fotografías de toda la gente que hay. Y también veo fotografías de la vida de una de las enfermeras que cuidaba a los niños. Y pienso que esto no tiene precio. Pues sí, tiene uno: diez euros.

Para escribir ya no necesito un lugar, no soy tributario del sitio que te alimenta

La llegada a Berlín te choca.
El primer verano que pasamos en Berlín vemos una ciudad desértica. Yo ya la conocía, había estado un par a veces. Era una ciudad muy refractaria, mi mujer había hecho estancias de investigación ahí, pero yo no la conocía lo suficiente. Y aquella vez habíamos encontrado la conexión necesaria para establecernos, que no fue fácil y todo sale en el libro. Por lo tanto, el libro parte de dos hechos paralelos: estos hallazgos y la llegada de los refugiados.

¿Cuándo ves que estás escribiendo un nuevo libro de no ficción?
Un día leo un tuit que dice: "He leído el artículo de Serés titulado  El món d’ahir sobre la Guerra Civil, me gustaría leer más". Y pensé que estábamos viviendo una guerra de forma indirecta. Encontraba tres formas que me permitían seguir esta línea: los documentos, la llegada de refugiados —algunos de la cuales familia de mi mujer—, y la memoria vivida de los escritores de la Guerra Civil.

20241010 FRANCESC SERES / Foto: Montse Giralt
Foto: Montse Giralt

La protagonista del libro es Daixa, tu mujer.
El título hace referencia a un mundo interior compartido con Daixa. Sí, la protagonista es ella. Sin ningún tipo de duda, aunque yo narro en primera persona. Yo voy a Berlín por ella y Rusia es ella. Pero está la tercera pata: los Monegros y Zaidín. Esta vez, Zaidín mira hacia Aragón y no a Catalunya. Este libro ya no depende del lugar. Es un mundo que lo llevas dentro: voy a Berlín y puedo hacer literatura, voy a Graz y también. Si mañana me marcho a Suecia también podría hacer. Para escribir ya no necesito un lugar, no soy tributario del sitio que te alimenta, ahora ya sé encontrar las cosas.

Eres narrador, pero a ti no te pasa nada. Eres un testigo.
Eso lo he hecho en todos los otros libros. En Matèria primera funciona así. No hay que estrechar el libro, no quiero hinchar nunca la no ficción. No hay que añadir más grado de información ni historia. Cuando hago el viaje hasta la casa, mucha gente me pregunta que por qué no pico y pido por ellos. Y no soy capaz; ¿y si les hago daño? ¿Qué les digo? Tengo eso, un álbum de esta casa llena de banderas nazis. Quizás les amargo la vida.

En el capítulo Els esperits hablas de este viaje.
Había que arreglarlo todo para que sonara verídico. Me acompaña Roger, el mejor guía de este tipo de viajes, pero no explico demasiadas cosas de su historia, porque quería decir cargarlo mucho. Me limito a explicar el viaje.

Claramente, has dado un viraje hacia la no ficción. De hecho, por tus palabras, hacer ficción te parece problemático.
Hacer la ficción que se está haciendo, no me interesa. Escribo las cosas que no comprendo, las cosas de la vida que no espero vivir y que, de repente, llega una guerra y estás allí. Busco una cierta magia en la literatura. Y desde que vivo en el extranjero me puedo permitir escribir muchos otros libros, nuevos y diferentes. El libro lo cierro cuando pasamos por el Alto Adige, y veo que eso era el camino que hizo Napoleón. Y le doy forma a todo eso.