Francisco Montaña (Bogotá, 1969) es un escritor colombiano que ya ha escrito una quincena de libros y que ha realizado numerosos guiones para series y películas destinadas a niños y jóvenes. Ahora ha publicado No comas renacuajos, la primera de sus novelas que se publica en el Estado español y que aparece simultáneamente en castellano, en la editorial Milenio, i en catalán, en Pagès Editors. Montaña, que ha visitado Barcelona y Lleida para presentar esta obra, afirma que esta novela “tiene una suerte muy rara”, ya que ha sido traducida al neerlandés, será publicada en portugués brasileño y circula por los diferentes países latinoamericanos con mayor tradición editorial.
No comas renacuajos, ¿es una novela para jóvenes o para adultos?
Cuando la escribí, no pensaba en ningún público en particular. Sólo intentaba que la historia saliera de mí. El personaje principal tiene 13 años… La edición mexicana es para niños a partir de 12 años, la edición colombiana no tiene edad y la española se define como para jóvenes adultos… Pero para mí es una historia que no tiene edad.
Creo que la mirada bienpensante de la literatura juvenil es más cosa de los editores, de los maestros y de los mediadores que de los propios jóvenes
Esta es una historia terriblemente dura. ¿Cree que es adecuada para niños?
Yo creo que pensar que los niños no deben ver ciertas historias es como pretender que los niños no estén en el mundo. Todos los niños viven historias crudas. Hay padres con problemas, hay padres enfermos, hay padres que no son suficientemente amorosos… Y los niños esto lo sufren. Pretender que los niños sólo deben tener acceso a lo que se considera la normalidad es muy restrictivo. Y termina aburriéndolos. Las historias que interesan a los niños son las historias intensas… Los chicos pueden tener experiencias positivas con todo tipo de historias. A partir de los 12 años yo creo que los humanos somos capaces de consumir cualquier tipo de historias. Y es positivo que cuando somos jóvenes consumamos historias diferentes: esto ensancha el horizonte de la mirada sobre nosotros mismos y sobre el mundo en que vivimos. Creo que la mirada bienpensante de la literatura juvenil es más cosa de los editores, de los maestros y de los mediadores que de los propios niños.
Afirma que esta novela está basada en un caso real…
Cuando Bogotá era Capital Mundial el Libro la alcaldía llevaba a autores a los colegios públicos, centros donde los niños normalmente no tienen recursos para comprar libros. Yo estuve en muchos, y en uno de ellos, que atendía a niños que procedían de un orfelinato, vi pasar a un niño, de unos 12 años, que se me quedó mirando, se metió la mano en el bolsillo, la sacó y me apuntó con el dedo. Empezó a dispararme, y siguió disparándome hasta que yo entré en el juego e hice ver que me moría. Le pregunté sobre ese niño a la profesora que me acompañaba y me explicó una historia aterradora, que es la parte central de la novela.
Yo no quería escribir esta historia, porque era muy triste, y porque es lo que se espera que se escriba en un país como Colombia
¿Cómo decidiste convertir esta cruda historia en una novela?
Yo no quería escribir esta historia, porque era muy triste, y porque es lo que se espera que se escriba en un país como Colombia, donde hay pobreza, hay violencia… Quería escribir sobre otras cosas que pasan en Colombia, pero tenía tanta fuerza la historia del niño que me despertaba a medianoche y la novela se iba armando dentro de mi cabeza. No me marchaba. Yo no trabajaba la idea; ella me empezó a trabajar a mí. Funcionó por ella sola. Se armó entera en mi cabeza antes de que escribiera una línea, antes incluso de que me decidiera a escribir la historia. Esta novela la escribí en 20 días. Nunca me había pasado eso. Era como si alguien me dictara. Muy impresionante. Es como si fuera un médium.
Y para escribir la novela, ¿buscaste al protagonista, al niño?
Cuando la terminé busqué el niño para explicarle lo que había escrito, pero la profesora no lo recordaba y al niño ya no le encontré, había desaparecido, lo habían cambiado de centro... Nunca más he sabido de él.
Es inaudito que en un país lleno de comida, como Colombia, haya gente que pase hambre. Algo anda muy mal
¿Por qué centrar la novela en los niños desamparados?
A mí me interesa escribir sobre cosas que me toquen… Creo que si para algo puede servir la literatura, además de para divertir y ofrecer buenas experiencias, es para dar una cierta mirada sobre aspectos que no se ven en general, como el hambre (el tema central de la obra). Es inaudito que en un país lleno de comida, como Colombia, haya gente que pase hambre. Algo anda muy mal. Y sobre ese tipo de cosas hay que hablar. Y como la literatura que consumen los jóvenes se consume básicamente en las escuelas, es bueno que se incluyan estos temas, para que se puedan discutir, para que se conozcan.
Pero en No comas renacuajos también hay una gran historia de amor...
La gran historia del libro es la historia de amor entre el protagonista y la niña que hace todo lo posible para conquistarlo. El título, en realidad, es un conjuro de amor… Expresa el gran amor que tiene la protagonista por el protagonista. Ella hace cosas inauditas por conquistarlo. Y esta historia habla de la solidaridad, de la capacidad de reconstruirse a pesar de todo. Me gustó mucho como quedó…
Los personajes de su novela, pese a todo, son tremendamente solidarios…
Es lo interesante… Es una cosa muy característica de la pobreza. La pobreza genera una inmensa capacidad de solidaridad. Hay una cosa que el catolicismo utiliza mucho, pero que es muy positiva que es la compasión: acompañar al otro y vivir lo que vive él. Esto tiene un gran valor. Los actos de solidaridad que uno ve en mi país entre gente que no tiene nada y que lo comparte todo son impresionantes. La gente que sabe lo que es la carencia total es solidaria… Pone por delante la noción de supervivencia de la especie sobre la idea de salvarse a sí mismo. Y esto me parece conmovedor. Y la relación entre los hermanos del libro está basada en eso. Incluso la acción más brutal, en este caso, es un acto compasivo…
Hice televisión, pero no tengo intención de volver a hacerlo
Usted ha trabajado mucho en el mundo audiovisual. ¿Esta novela está pensada para convertirse en película?
Algunas de mis novelas fueron guiones para películas antes de ser libros… Hice televisión para jóvenes y para niños en Colombia, pero no tengo intención de volver a hacerla. Es un trabajo durísimo, muy desagradecido, aunque está muy bien pagado. Yo prefiero tener control sobre lo que yo hago. Cuando tú eres guionista, no puedes tener el control de lo que hacen. Decide el productor, decide el director… Todos deciden, menos tú. Con las novelas me siento más confiado, más tranquilo, más responsable: puedo responder por lo que hago… En la televisión comercial nunca terminas de hacer lo que quieres.
¿Qué opina de las imágenes de los menores inmigrantes en Estados Unidos separados de sus familias?
Esto es increíble… Desvela el carácter de este tipo de personajes, como Trump, y de sus ideologías. Desconocen completamente la noción de cuidado, de cuidar a los demás. Sus prioridades son la productividad, la eficiencia… Y claramente los niños no tienen nada que ver con eso. No son productivos, ni eficientes… ¡El hecho de que un país se haya dado el lujo de separar y enjaular a los niños que llegan buscando refugio por la situación de guerra o miseria es de un nivel de infamia, de injusticia…! Es aberrante…
Y en Colombia, ¿cuál es la situación actual?
Compleja. El proceso de paz que se acaba de firmar con la guerrilla más vieja del continente está muy en peligro por las últimas elecciones, porque se escogió al candidato más de derechas que puede haber, que ha llegado al poder gracias a una coalición entre todas las derechas, algunas con vínculos con las mafias, con el poder terrateniente… Todo lo que se acordó en La Habana con las FARC podría dilatarse o no cumplirse y complicar el proceso de paz. Y esto no es nada alentador. Esperemos que me equivoque.
La de Colombia es una derecha muy reaccionaria, muy racista, muy clasista
¿Cree que la situación irá a peor?
Colombia nunca ha sido un país con un gobierno de izquierda, excepto en las grandes ciudades, donde la izquierda ha gobernado episódicamente. Que la derecha esté en el poder no es una novedad, pero quién está detrás del presidente es un ex presidente que yo creo que es un enfermo mental, que sin duda va a llevar las cosas a niveles enormes de recorte de libertades. Suena para ministro de Educación un señor del Opus Dei que quemaba libros en su juventud. Es una derecha muy reaccionaria, muy racista, muy clasista… Queda por ver como el resto de la sociedad nos organizamos para resistir, al margen de una organización armada...