París, 10 de abril de 1599. Hace 425 años. Gabriela d'Estrées, considerada la cortesana más bella de su época; y espía y amante favorita oficial del rey Enrique IV (el primer Borbón en el trono de Francia y el de la cita "París bien vale una misa") moría en medio de terribles convulsiones. El no demasiado discreto pero siempre decisivo papel de Gabriela en la alta política francesa de su época (que le valdría el mote de "duquesa de la basura") cubrió aquella muerte de una turbia aura de misterio que ha perdurado en el tiempo. Algunos historiadores sostienen que Gabriela murió de apoplejía. Otros, de una crisis de eclampsia (estaba embarazada de cuatro meses). Y algunos que murió intoxicada por un veneno que le administraron dentro de un helado de limón. ¿Pero qué le pasó, en realidad, a la "Mata Hari" del primer Borbón francés?

¿De dónde venía Gabriela?

Gabriela d'Estrées había nacido el año 1570 en el castillo de la Bourdaisière (entonces provincia de Turena, en el valle de río Loira). Y era hija de dos curiosos personajes: Antoine d'Estrées y Françoise Babou. El padre, Antoine (1529-1609), era un terrateniente que ostentaba la propiedad de varios latifundios en el centro y en el norte de Francia y un alto funcionario público que había sido gobernador de la provincia d'Ile-de-France, la más importante de la monarquía francesa. Y la madre, Françoise (1542-1592) había tenido una fulgurante carrera como cortesana, que se había iniciado con un capitán de la Guardia Real, había culminado en la cama del rey Enrique III (el último Valois) y que había bajado y acabado en el castillo del gobernador de una provincia pobre e interior. Françoise murió apuñalada por la turba en el transcurso de una sangrante rebelión popular contra su esposo.

Antoine d'Estrèes y Françoise Babou, padres Gabriela. Font Musée del Armée, Paris y Wikimedia Commons
Antoine d'Estrèes y Françoise Babou, padres de Gabriela. Fuente: Musée del Armée, París y Wikimedia Commons

¿Cómo llegó Gabriela hasta Enrique IV?

Cuando Gabriela era adolescente no podía saber cómo acabaría su madre, pero sí que sabía que quería seguir la carrera de su madre. Con solo diecisiete años (1587) ya era la amante de Roger de Saint-Lary, (1562-1646) Gran Ècuyer (gran escudero) de Francia con los reyes Enrique III (el último Valois); y con Enrique IV y de Luis XIII (los primeros Borbones). Este versátil personaje la pasó de su cama a la del rey Enrique IV a cambio de mantener su posición y su cargo. Y el rey la elevó, inmediatamente, a la categoría de primera amante o amante favorita. Dos años más tarde (1592) se cumplía el precepto que presidía este tipo de relaciones rey-amante oficial y la casaba "por convenciones" con Nicolás d'Amerval (1558-1600), hidalgo de cámara (informante) del rey. Nicolás, siguiendo órdenes, sería el que la iniciaría en la actividad del espionaje.

¿Qué pasaba en la Francia de Gabriela?

Cuando Gabriela llega a la cama de Enrique IV —el primer Borbón—, la Monarquía Francesa vivía las consecuencias de un terrible conflicto civil (1562-1598) que, con el pretexto de la religión, había enfrentado a las principales casas nobiliarias del reino en la disputa por el relevo de la, entonces, decrépita estirpe real Valois. Después de décadas de guerra, y con los recursos bélicos agotados y el aparato productivo destruido; las fuerzas contendientes habían alcanzado el acuerdo de coronar a Enrique de Borbón, jefe del partido protestante, que a cambio renunciaba a su confesión calvinista y asumía el catolicismo. Esta calculada renuncia se escenificaría con la proclama "Paris bien vaute una messe" (París bien que vale una misa). Pero el paisaje resultante de aquel acuerdo sería una paz frágil, constantemente amenazada por las conspiraciones de los mismos que la habían negociado.

Gabriela y su hermana. Fuente Museo del Louvre
Gabriela y su hermana. Fuente: Museo del Louvre

Gabriela, la "Mata Hari" del Borbón

Y en aquel contexto es donde entraría en juego Gabriela, y se convertiría en la "Mata Hari" del rey Borbón. Gabriela no solo conoció el sudor y los efluvios de Enrique IV; sino que, también, la de varios personajes del mundo político y del espionaje de la época. Su trágica muerte había sido la culminación de un episodio de fiebres muy altas y convulsiones muy violentas que duró dos días, y después de una visita a casa de Sébastien Zamet (1549-1614), un cabildero cortesano, especulador de alimentos y proveedor de prostitutas de lujo; que había acumulado una extraordinaria fortuna. El palacio de Zamet, situado en la Rue de Cerisaie (muy cerca de la prisión de la Bastilla) era como una "corte en la sombra". Era el más amenazador centro de reunión de los jefes de las familias nobiliarias francesas y los de los activos más influyentes de sus respectivas redes de informantes.

Gabriela, en la casa del cabildero Zamet

El 7 de abril de 1599, Gabriela estuvo unas horas en casa del cabildero Zamet. Entonces hacía unos meses que la guerra había acabado definitivamente (abril, 1598). Pero la investigación historiográfica no ha conseguido averiguar por|para qué preciso propósito estuvo en aquella casa y con qué personajes se entrevistó. En cambio, sí que sabemos que Zamet, que había iniciado su carrera como criado del rey Enrique III —el último Valois— tenía una vinculación muy estrecha (que sus contemporáneos habían definido como una relación con una naturaleza de deuda) con Carlos de Guisa (1554-1611), Gran Chamberlain (jefe de la casa real) de Enrique III —el último Valois— e hijo de Francesc de Lorena, jefe del partido católico durante las mal llamadas Guerras de Religión, asesinado durante el conflicto por un agente del Borbón llamado Jean de Poltrot.

Saint Lary i Enric IV, primeros y segundos amantes de Gabriela. Fuente Museos Condé y Versalles
Saint Lary y Enrique IV, primero y segundo amante de Gabriela. Fuente: Museos Condé y Versalles

Zamet y los Guisa

Enrique de Borbón puso sus nalgas en el trono de París en 1589, pero la guerra no concluyó, definitivamente, hasta 1598. El proceso de pacificación había sido muy largo y convulso. Una etapa de cuchillos largos y de sórdidas emboscadas. Y eso nos revela un escenario general de paz precaria, permanentemente amenazada por todas aquellas estirpes del partido católico que intentaban ajustar el acuerdo a sus intereses personales y familiares. Los Guisa (que, por cierto, eran descendientes de la casa condal de Barcelona) habían conseguido el objetivo de partido de sentar a un católico (aunque converso) en el trono de París. Pero el acuerdo había frenado sus ambiciones personales y familiares (las de ocupar el trono francés) y, desde 1589, maniobraban y conspiraban para obtener una compensación que atenuara los efectos de su renuncia.

La muerte de Gabriela

Gabriela estaba embarazada de cuatro meses. Habría sido el cuarto retoño que engendraba con el Borbón I eso ha llevado a especular que por los síntomas que presentaba durante las horas previas a la muerte, el deceso podría haber estado causado por una eclampsia (aparición de convulsiones en mujeres gestantes y que puede venir provocada por la hipertensión, la diabetes, o la ansiedad entre muchas otras causas). Pero, desde un primer momento, la investigación que ordenó Enrique IV puso el foco sobre un helado de limón que Gabriela había ingerido en casa de Zamet. Y en este punto se disparan todos los interrogantes. ¿Quién "sacó de circulación" a la favorita —en la cama y en las alcantarillas— del rey? ¿El lacayo Zamet?, el vengativo Guisa?, la reina cornuda Margarita?, quizás Enrique IV?, o una cortesana rival dedicada a la misma actividad que Gabriela?

Carles de Lorena, rival político de Enrique IV y Gabriela d'Estrées, amante y espía de Enrique IV. Fuente Museo de Versalles
Carles de Lorena, rival político de Enrique IV y Gabriela d'Estrées, amante y espía de Enrique IV. Fuente Museo de Versalles