Uno 'galgo lento' es un perro rapidísimo, que está hecho para correr, pero que en realidad quiere hacer otra cosa. Un perro que quiere estar allí, echado, pensando todo el día. En realidad, el 'galgo lento' también quiere dejar de pensar y volver a unos tiempos donde todo estaba más tranquilo. El 'galgo lento' se pregunta, constantemente, si es lo bastante especial, aunque a veces incluso se siente una 'rara avis'. El 'galgo lento' está tranquilísimo y está agotado.
Galgo Lento es todos nosotros, pero sobre todo es Martí Galan (tampoco es exactamente Martí Galan, es solo una parte de Martí Galan), que acaba de sacar un disco, MARTINET! (Seven Hundred Little Records, 2023), que se mueve entre el rap melódico, el lo-fi, el r&b y una cosa que se llama pop metafísico, que nadie termina de saber qué es.
Acabas de presentar disco en el festival Vida. ¿Cómo ha ido?
Muy bien, la verdad. Ha sido una manera como de cerrar un círculo, porque es un festival que es bastante importante para mí. He disfrutado muchísimo. Y fue de los primeros festivales, por no decir, quizás el primer festival, donde vi que interesaba un poquito a lo que hacía, ya hace dos años. Hace dos años toqué a La Daurada y este año, tocar allí arriba ha sido muy impactante.
Este año me parece que el Vida ha hecho una apuesta un poco por el indie local.
Todas las propuestas que han traído están guapas, pero han traído un buen grupo de propuestas de aquí de Catalunya, en catalán. Que exista un festival así, que pueda tocar Jorge Drexler y, vaya, yo, está guapísimo, la verdad.
No me gusta que la cultura catalana se asocie a la de la festividad
Pues felicidades. ¿Estás contento del recibimiento del disco, también?
Sí, la verdad es que sí. De las cosas que más feliz me ha hecho de la salida de este disco es el recibimiento, sobre todo de los más próximos. Los colegas, mi familia. El primero tiene la novedad, "no sabía que hacías música", y tal, pero con este disco ha pasado alguna cosa especial. Y no sé, estoy muy contento.
A ti siempre te han etiquetado como dentro del pop metafísico y el lo-fi. ¿Te sientes cómodo con estas etiquetas?
Bueno, sí, es que es un poco extraño, eso del pop metafísico. En principio, si no me acuerdo mal, lo inventaron Ferran Palau y El Petit de Cal Eril para poner una etiqueta en todo lo que estaban haciendo. Pero lo pusieron medio de cachondeo. Y yo fui el primero que me animé. ¡Mira, yo hago música similar a Ferran Palau, entonces es pop metafísico! Pero resulta que no, que es una parida. Creo que estaría bien ir un poco más lejos, pero me puedo sentir cómodo. Quizás más con el hip hop, el R&B... La música que hago es como una mezcla de todas las influencias que tengo y que voy escuchando, entonces, tampoco sabría decir... ¿Una pizca "música en catalán", sabes? (río).
¿Me permites hacer mi teoría?
Sí, claro.
Yo creo que si At Versaris y Vitara tuvieran un hijo, sería Galgo Lento.
Guapísimo. Me parece genial.
¿Este álbum lo has escrito hacia adentro o hacia afuera?
Super hacia dentro, me lo he escrito a mí. Acabo de caer ahora mismo en que... Quizás lo he escrito para el Martí dentro de un tiempo, de alguna manera. Porque creo que, al menos en mi percepción, he plasmado muy bien como sentía, como me he sentido este último año. Será guay de aquí cuatro o cinco años volver a escucharlo.
Así y todo, en el álbum con hablas de pasado, de volver a ser el Martinet. ¿Quién es Martinet?
Es como mi yo de pequeño. Todavía más, como un alter ego. Es, de alguna manera, cuando era, ya no tan pequeño, sino cuando era adolescente, toda esta época. Hay menos movidas. El Martinet, que eso significa como mi pasado y todas las cosas que me han hecho ser y soy hoy.
¿Qué es lo que echas de menos de Martinet?
Creo que lo que echo de menos es no pensar. No estar sobre pensando. Tampoco he sido una persona mucho de ir haciendo las cosas a lo loco, mi familia lo sabe de sobra. Pero sí. Y disfrutar, eso también lo echo de menos. Que sea más todo igual. Que supongo que es lo que nos viene con la edad adulta, que es lo que nos toca a todos, sin embargo...
Lo has escrito mucho hacia adentro, pero las sensaciones son colectivas. ¿Buscabas que la gente se sintiera identificada?
Yo creo que, en cierto punto, el hecho de explicar las cosas como yo las siento, quizás hay alguien que se puede sentir identificado, y eso mola. Hay una canción de este disco que está fuera de todo eso, el primer single, "Todo lo que está pasando", que la hice justamente, en lugar de ponerme muy conceptual o muy metafísico, hacemos la típica canción de desamor y salimos adelante. Pero las otras es básicamente intentar explicar cómo me siento yo, y quizás por eso hay peña que vibra.
¿Creas tú solo desde casa?
Depende. Algunas letras las he hecho con Xavi, que es uno de los cantantes de Hereus del Beat. Él, si en alguna cosa estoy atascado, me ayuda y me desatasca muy rápidamente. Con la música sí que ha colaborado bastante gente. Pero dijéramos que las ideas empiezan aquí, esta habitación, justamente.
¿Hay un proceso en este disco? ¿Es decir, empiezas en un estado y acabas en otro?
Sí, sí. Además, es guapo porque la última canción que hice fue la última del disco. Para mí fue un ejercicio mucho de: estoy muy cansado, estoy saturadísimo, lo intento expresar con esta canción y que sea el último. Es de mis preferidas. Pero sí, creo que hay una evolución. Es que, no lo sé, es que ha sido muy intenso, muy duro. De mirar el reloj y decir, quedan dos meses para que entregue las mezclas y tengo cinco canciones sin escribir. Entonces no sé si he cambiado, pero yo creo que he mejorado.
Hombre, se nota un cambio de la música tú habías hecho previamente. No sé, a mí me ha parecido como un 'statement' como artista.
Era como un poco decir, ahora meteré realmente la música que a mí me gusta y me gustaría escuchar. Con lo que hacía antes... Siempre había intentado acercarme más a la peña. Los dije a los del sello: "Dejadme hacer, será bueno, y cuando lo tenga lo entrego, pero no quiero recibir ningún imput, lo quiero hacer lo más orgánico posible".
Hablabas de referentes antes y ahora hablabas de la música que quieres hacer. ¿Cuáles son tus referentes, ahora mismo, en el país?
Me afila mucho Núria Graham, Jordi Matas, B1N0. Ernest Crusats me gusta mucho como escribe, es una pasada. De toda esta nueva hornada me gusta casi todo el mundo. Pero hace cuatro o cinco años que escucho música en catalán. Antes casi no había escuchado. Fue a partir de Ferran Palau.
¿Y fuera del país?
Me gusta mucho Tyler, The Creator.
¿Sabes que tenía claro que lo citarías?
¡Bien! Es que la primera canción del disco, básicamente, es coger una canción de él y hacérmela mía. La idea era crear alguna cosa así. Frank Ocean, Earl Sweatshirt, King Krule, Mac Miller... Podría estar así mucho rato. Pero estos son los mejores.
¡Precisamente en la primera canción, MARTINET!, "rajas" un poco del panorama musical catalán. ¿Es una crítica que viene de la rabia absoluta, o más de la racionalidad, de 'eso no tendría que ser así'?
Yo creo que es más rabieta que otra cosa. Ahora, visto en perspectiva, volvería a rabiar. Lo hice en un momento de rabia, pero es que está todo tan podrido y me río tanto de asco todo... Bien, estamos en un lugar donde yo creo que la escena y la industria es pequeña de cojones si lo haces en catalán, y es muy fácil que lo tengan todo 2 o 3 personas, que es un poquito lo que ya pasa. Entonces sí, no lo sé. Buah, no, me tengo que controlar porque después a las entrevistas me ponéis alguna cosa... No me gusta que la cultura catalana se asocie a la de la festividad. No siempre, pero encuentro que todos los proyectos que no estén hechos para bailar, siempre salen muy poco rentables. Al menos es lo que he visto yo. Hay un público más bien mayor que disfruta de estas cosas, pero un público joven siempre busca más el concierto gratis para emborracharse y bailar, entonces es un poco complicado. Supongo que como en todas partes, también.
¿Crees que hay algún rayo de esperanza?
No lo sé. Todo acabará siendo un poquito lo mismo, quizás. ¿Ahora, al menos, hay más propuestas y somos más de los que estamos allí empujando a la peña a decir, hay otras cosas que se hacen en catalán que no es ska, reguetón y rumba, sabes? Pero si me pongo a pensar no sé de qué manera puede ir hacia mejor. Peor, seguro que no.
Volviendo al álbum. En el disco hay un collage muy claro entre música y voz hablada. ¿Qué querías conseguir con eso?
No lo sé, de alguna manera, como unificarlo todo. Y era muy fácil porque si el disco va de mí, es ir cogiendo trocitos que me han ido pasando. Un trocito de un vídeo de mi hermano con mi primo, un trocito de una noche con unos colegas. Lo empaquetaba todo muy bien y como tenía la idea de hacer un disco, que si tú apretaras el 'play' y lo acabaras, todo estuviera ligado, iba perfecto. De alguna manera creo que desde fuera se recibe uno que son trocitos de mi vida. Mola que la peña lo haya recibido así
¿O sea, es un disco que tenemos que escuchar en orden, no?
Sí, estaría bien.
Me afila que el nombre tenga un toque de risa, y crear el oxímoron de uno galgo que es este perro delgado, perfecto para correr, de sopetón es lento y es perezoso.
En relación con eso, al final de Cel Gris hay una compilación de audios de medios. ¿Qué nos estás queriendo decir?
De alguna manera, todo el mundo decía Galgo Lento, el proyecto de Martí Galan Velasco. Era como mostrar la dualidad. Iba super-bien que los medios dijeran mi nombre y mi nombre artístico porque de alguna manera es lo que quería, al menos para|por mí, separar, el Galgo y Martí.
¿Pero es una dualidad que tú has buscado? Que salga tu nombre al lado del de Galgo Lento.
En realidad... Lo han hecho ellos. ¡Yo no he hecho nada! Pero es una cosa que me gusta mucho separar, porque a mi familia no me dicen Galgo, y mis colegas no me dicen Galgo. Por otra parte hay gente que sí que me dice Galgo. Y tampoco está mal. No es que el Galgo Lento sea una parte mala, de la que reniego, no. Lo abrazo y quiero que las dos partes estén juntas. Pero son diferentes.
¿De dónde viene Galgo Lento?
Yo antes hacía música con otro nombre y cuando estalló la pandemia estaba en casa, seguía haciendo canciones, y las hacía en catalán y en castellano. Y fue como va, empezamos de nuevo y escogemos un nombre nuevo. Me llamo Martí Galan, había como el "Galo". Además, un galgo, que siempre he sido muy delgadito. En fútbol corría mucho, era lo único que hacía bien. Me gusta que el nombre tenga un toque de risa, y crear el oxímoron de uno galgo que es este perro delgado, perfecto para correr, de sopetón es lento y es vago. El perro hecho para correr que no quiere correr, que quiere hacer otra cosa.
¿Y qué quiere hacer?
No lo sé. Estar allí. Pensar, todo el rato.
¡Pero si hace un rato me has dicho que querías dejar de pensar y volver a disfrutar!
(Ríe). Bueno, sí, pero el Galgo Lento así.