La edición 72 de la Noche de Santa Llúcia, que ha acogido este año el Teatro Nacional de Catalunya, ha entregado algunos de los premios más destacados de la cultura catalana. La periodista de TV3 Gemma Ruiz ha recibido el 63.º premio Sant Jordi de novela por Les nostres mares, una novela "felizmente feminista", tal como lo ha descrito la autora. El libro es un homenaje a la generación de mujeres nacidas durante la década de los cincuenta del siglo pasado y a sus sacrificios bajo el franquismo y sigue la estela de las exitosas Argelagues (Proa, 2016) y Ca la Wenling (Proa, 2020). La novela ofrece polifonía de personajes y voces que reivindica las heroínas cotidianas que "nos enseñaron a plantar cara al mundo", ha destacado Ruiz, que ha recogido el premio citando a la ganadora del Nobel Annie Ernaux.
Les nostres mares ofrece polifonía de personajes y voces que reivindica las heroínas cotidianas que "nos enseñaron a plantar cara al mundo"
19 años después
La autora también ha celebrado que una novela con protagonistas femeninas haya sido premiada "cuando hacía diecinueve años" que el premio Sant Jordi, el mejor dotado de la literatura catalana, "no había sido para ninguna mujer". En la misma línea, ha destacado que los personajes de Les nostres mares no son musas y estereotipos, sino "personas de carne y hueso", que son "sujeto y no objeto de una mirada externa". La periodista concluye que Les nostres mares “es una novela que hace protagonista a las mujeres de los 50 que nacieron bajo el franquismo, que condenó a las mujeres, como todos los fascismos, a casa y a tener sólo una función reproductiva”
El Premio Mercè Rodoreda de cuentos y narraciones se lo ha llevado Marc Vintró, que debuta como escritor con Unes ganes salvatges de cridar. El jurado ha destacado "el atrevimiento formal" y una mirada "llena de sarcasmo y de humor negro", de unos relatos que tienen como tema central la rabia. Vintró, que es doctorado en Filosofía por la Universidad de Barcelona, ha destacado la influencia de J.G Ballard y Kurt Vonnegut en sus cuentos, que a pesar de relatar un mundo hostil e incluso distópico no tienen voluntad de denuncia social: "tratan de sobrevivir con humor y hedonismo salvaje", contra la moral y las instituciones, explica. Se trata de la edición número veinticinco de este certamen.
Memoria y debuts de impacto
El Carles Riba de poesía ha sido para el profesor y cítrico literario Jordi Llavina, que, con Una llum que crema, amplía una obra poética ya de por sí extensa. El poemario explora temas comon la memoria o la moral, a pesar de que sin perder de vista la actualidad que aparece, por ejemplo, en una composición sobre la guerra de Ucrania. La recopilación está lleno de observación tanto interior como exterior en elementos como el Endurance, el barco hundido en la Antártida y rescatado recientemente, los paisajes del Baix Camp o el mundo natural. Llavina ha explicado que el poemario sale de "la necesidad de refugio" y lo describe como un libro "de luz doméstica y que no cansa la mirada".
Por su parte, el Premi Joaquim Ruyra de narrativa juvenil lo ha ganado el escritor y profesor del Ateneu Barcelonès Gerard Guix con la obra Un far al fin del món. La novela explica la historia de un adolescente que se traslada a vivir en un entorno completamente nuevo, una isla medio aislada del mundo, en que se tendrá que acostumbrar a vivir prácticamente sin móvil ni Internet. El libro quiere ser una invitación a parar el tiempo en un presente en que, según el autor, "todo va a toda prisa" y en que a los adolescentes a menudo "les falta un espacio de reflexión". Los jóvenes protagonistas del libro aprenderán a ser ellos mismos y descubrir lo que quieren hacer a la vida en este nuevo entorno.
Como ya va pasado en la edición del año pasado, el Premio Folch i Torres de novela infantil ha sido declarado desierto. El jurado ha considerado que ninguno de los originales presentados reunía los requisitos de lo que califican como "uno de los certámenes más prestigiosos de la literatura infantil en catalán".
Premios en la óptica internacional
El Premio Internacional Joan B. Cendrós, que reconoce la proyección en el exterior de la cultura de los Países Catalanes, ha sido otorgado a la traductora Mara Faye Lethem, una de las más prolíficas del catalán al inglés. Lethem ha traducido la edición inglesa de Canto jo y la muntanya balla, de Irene Solà, que le ha valido el primer nombramiento al Warwick Prize for Women in Translation por una novela escrita en catalán. También este año ha publicado Seven Deadly Sins, una recopilación de ensayistas catalanes como Raul Garrigasaït, Marina Porras o Adrià Pujol.
Y sin movernos del foco internacional, el Premio Muriel Casals de Comunicación de este año, como ya había sido anunciado, lo ha recogido el periodista de TV3 Manel Alías, de quien se ha reconocido la esmerada y arriesgada cobertura de la guerra de Rusia a Ucrania. Ofreciendo testimonios de primera mano a ambos lados del conflicto y con una mirada política y social, Alías ha sido uno de los principales vehículos para conocerla