Granada (Reino de Granada - Corona castellanoleonesa), 31 de marzo de 1492. Hace 532 años. Fernando II de Catalunya y de Aragón e Isabel I de Castilla y de León promulgaban el Decreto de la Alhambra, que obligaba a la comunidad judía de los territorios que gobernaban a bautizarse o a emprender el camino del exilio. La historiografía nacionalista española siempre presentó a los Reyes Católicos como los campeones de una larga carrera de ocho siglos de duración que había culminado con la expulsión exitosa de musulmanes y de judíos de territorio peninsular. Y ocultaba que, durante esa larga historia que alternaba convivencia y hostilidad, se había producido un cierto mestizaje que afectaba... ¡¡¡oh, sorpresa!!!, principalmente a las clases privilegiadas de esa sociedad. El cristianísimo Fernando, cointroductor de la Inquisición, tenía una tatarabuela judía.

Representación moderna de la firma del Decreto del Alhambra. Fuente Museo del Prado
Representación moderna de la firma del Decreto de la Alhambra / Fuente: Museo del Prado

¿Quién era la tatarabuela judía del cristianísimo Fernando?

Fernando el Católico era hijo del rey Juan II de Catalunya y de Aragón y de Juana Enríquez y Fernández de Córdoba (segunda esposa del monarca e hija del Almirante de Castilla). Este almirante, llamado Fadrique Enríquez de Mendoza, era el abuelo materno de Fernando y el suegro y amigo personal del rey Juan II (eran de la misma edad) y era hijo de otro Fadrique Enríquez, bisabuelo de Fernando el Católico que, a su vez, era hijo de otro Fadrique Alfonso de Castilla, hijo ilegítimo del rey Fernando I de Castilla y de León, y de Yonati Bat Geddaliah, judía. Fadrique Alfonso y Yonati eran los tatarabuelos de Fernando el Católico. Y los padres de Yonati, es decir, los abuelos de cuarta generación del devoto Fernando eran Geddaliah Hakazem ben Solomon ben Sholom ibn Yahya y Tamar bat Yochanan bat Musaphia Heni Hakazem.

¿De dónde venía la tatarabuela judía del cristianísimo Fernando?

Según la investigación historiográfica, Yonati había nacido en el año 1335 en Llerena (en la Extremadura de la Corona castellanoleonesa), en una familia de la élite de la comunidad judía local. Pero no tenía el mismo origen que el resto de familias de esa comunidad, que remontaban su origen a las diásporas de la época romana (siglos I a V). Por una parte, el segundo apellido paterno (Sholomo ibn Yahya) delata una relación con el mundo árabe, y la investigación historiográfica ha revelado que Yonati era descendente directa de una pareja que vivió alrededor del año 1000, formada por el cadí judío de Toledo y la hermana del rey árabe de Dénia. Y, por otra parte, el apellido común del padre y de la madre (Hakazem) revela que la familia de Yonati formaba parte de un distinguido grupúsculo de la élite judía peninsular denominado exiliarcas de Babilonia.

Representación moderna de la expulsión de los judíos hispancs. Fuente Diputación de Sevilla
Representación moderna de la expulsión de los judíos hispánicos / Fuente: Diputación de Sevilla

¿Quiénes eran los exiliarcas de Babilonia?

Los exiliarcas de Babilonia eran los descendientes de una de las primeras diásporas que había conocido el mundo judío: la de Babilonia. Entre 722 a.C. y 586 a.C., el Imperio asirio había devastado, como mínimo de dos veces, el reino de Judea, y había deportado a miles de judíos a Mesopotamia —principalmente a su capital, Babilonia—. Esta situación de exilio y de precariedad se mantendría hasta que el Imperio asirio cayó en manos de los persas (hacia el año 539 a.C.). En ese momento, los judíos se concentraron y se rebelaron, y consiguieron un estado propio en Mesopotamia. Durante ese periodo de libertad (539 a.C. – 520 a.C.) los gueonim (directores de las academias talmúdicas de Sura y Pumbedita) eligieron, únicamente entre los rabinos que eran de la estirpe del rey David, los exiliarcas (los caudillos de la diáspora mesopotámica).

Los antepasados exiliarcas del cristianísimo Fernando

Es decir, que Fernando el Católico no habría superado la criba de su propio fanatismo y el del régimen que había creado. Las autoridades nunca le habrían expedido un "certificado de limpieza de sangre" (un siniestro diploma que daba fe de que en el origen de su portador no había "ni una gota de sangre mora" o judía). Un certificado que, en la Monarquía Hispánica que habían fundado los Reyes Católicos (siglos XVI y XVII) y en la España borbónica que había fundado Felipe V (siglos XVIII y XIX), fue un requisito indispensable para ejercer un cargo público o para entrar en la universidad. Fernando no era el descendiente de un simple judío, que podía ocultar en la penumbra de un pasado lejano y desconocido. Era el descendiente de una estirpe de rabinos: cultivados, influyentes y comprometidos, que habían ostentado el poder de las comunidades libres de la diáspora de Mesopotamia.

Santangel i Colom. Fuente Museo Naval de Madrid y Metropolitan Art Museum de Nueva York
Santàngel y Colón / Fuente: Museo Naval de Madrid y Metropolitan Art Museum de Nueva York

¿Cómo llegaron los exiliarcas a la península ibérica?

Esta cuestión la responde el segundo apellido del tatarabuelo de Fernando (ibn Yahya). La investigación historiográfica ha revelado que, paradójicamente, con la libertad, las comunidades de la diáspora de Mesopotamia sufrieron una sangría demográfica. La parte más humilde de ese colectivo regresó a la tierra de Israel. Pero, en cambio, por razones que no están claras, las élites de la diáspora se quedaron. Transcurridos poco más de mil años, los árabes, que se habían lanzado a islamizar el mundo (siglos VII a X) represtigiaron la figura de los exiliarcas, al considerar que atesoraban una larga historia de custodia de la religión y de la tradición judías y, por lo tanto, eran los verdaderos príncipes de aquella tierra de exilio. Es muy probable que los Hakazem —antepasados de Fernando— hubieran ganado una posición en la administración árabe, que los llevaría hasta al-Ándalus.

Los amigos judíos de Fernando

Fernando el Católico siempre ocultó su raíz judía. Pero, en cambio, se rodeó de judíos oportunamente convertidos. Donde la relación entre Fernando y el mundo judío resulta más evidente es en la principal empresa de esa primigenia Monarquía Hispánica: los primeros viajes americanos. Solo para mencionar algunos ejemplos, citaremos al valenciano Lluís de Santàngel, financiero y tesorero de esa empresa; era un converso descendiente de la estirpe judía aragonesa Ginillo. El también valenciano Antoni de Torres, hombre de confianza de Santàngel y anteriormente de la suegra de Fernando, era un converso descendiente de la estirpe judía portuguesa Ha-Levy. Y el propio Colón, cuyo origen se desconoce por completo (solo se sabe que no era genovés), nos dejó una críptica simbología judía en los extremos y en los pies de página del cuaderno de bitácora de su primer viaje.

Mapa de la península ibérica (1482). Fuente Cartoteca de Catalunya
Mapa de la península ibérica (1482) / Fuente: Cartoteca de Catalunya