Dice la tradición que "sólo podrá volver a Girona quién dé un beso en el Cul de la lleona". Si nos ceñimos a esta leyenda a rajatabla, pues, podemos vaticinar que los diez suscriptores de ElNacional.cat que el pasado jueves participaron en el último acto del Club El Nacional de este año no volverán nunca más a la ciudad del Onyar. Dicho así, la sentencia tiene un deje altamente catastrófico, ya que sufrir el impedimento de no volver a Girona en ningún otro momento de la vida bien que podría asemejarse a una forma de apocalipsis, pero en este 2020 que ya gasta las últimas migas vale más aferrarse a la esperanza que al sufrimiento hacia lo incontrolable, por lo tanto hay que leer la letra pequeña de la leyenda: el beso en el Cul de la lleona es sagrado, sí, pero siempre que una causa de fuerza mayor como un huracán, una epidemia de peste o una crecida del río lo impida. Véase aquí, pues, una cuarta acepción en forma de pandemia por el coronavirus.
La ciudad inmortal
Dejémonos de fantasías metafóricas y vayamos al grano, sin embargo: descubrir los rincones y los secretos de Girona, con o sin beso en el Cul de la lleona, es siempre una delicia. En una actividad comandada por la Asociación de Guías de Girona y con un 50% de descuento para los suscriptores de ElNacional.cat, una decena de fieles lectores de nuestro diario disfrutaron de un recorrido inmejorable por el centro de la capital gerundense, con un paseo exhaustivo por el Barri Vell, los edificios más monumentales de la ciudad y el descubrimiento de los mitos, leyendas y anécdotas más curiosas que esconden los callejones del Call judío, un "espacio de película", sobre todo después de ser el escenario del rodaje de Juego de tronos.
Es sabido por todos que Girona es tres veces inmortal porque entre 1808 y 1809, durante la Guerra del Francés, la ciudad sobrevivió a tres asedios que todo el mundo daba por perdidos, excepto los gerundenses, que no se rindieron nunca. Más allá de lo que digan los libros de Historia, sin embargo, la ciudad es eternamente inmortal también para cualquiera que la visite, seguramente porque conocer la historia de sus monumentos, sus calles antiguas y sus piedras que hablan sin palabras es una experiencia inolvidable y que difícilmente deja indiferente a alguien. Así sucedió el jueves pasado con esta ruta, que tuvo una duración de un par de horas y permitió a los participantes recorrer escenarios como la iglesia de Sant Feliu, los Baños Árabes, el Convento de Sant Domènec, la Escalinata de Sant Martí, el Puente de las Peixeteries Velles, la plaza de la Independencia o la Pabordia.
Girona, punto final a un año inolvidable
La salida a Girona ha significado el último acto del Club El Nacional en un año 2020 que, seguramente, no osaremos olvidar nunca. Precisamente hace justo un año, el diciembre pasado, José Antich, Iu Forn y Jordi Barbeta visitaban Girona para presentar de forma oficial en la ciudad el nuevo club de suscriptores de ElNacional.cat, una comunidad de lectores comprometidos con el diario y con el objetivo que ElNacional siga informando sobre la realidad catalana desde el punto de vista de los catalanes. Nadie entonces se imaginaba lo que sucedería unos cuantos meses más tarde, cuándo a finales de febrero la palabra "coronavirus" empezó a cernir encima nuestro como una nube lejana que amenaza aires de tormenta y el 14 de marzo, finalmente, descargó el chaparrón para cambiar nuestras vidas por completo.
En todo este tiempo, también el Club El Nacional ha tenido que sobreponerse a la situación y reinventarse: los desayunos presenciales que tuvieron a personalidades como Artur Mas, Pere Aragonès o Lluís Llach de protagonistas dejaron de ser presenciales para convertirse en virtuales, y ha sido así como desde el pasado mes de marzo más de una treintena de personalidades del mundo de la cultura, la política, la economía o la gastronomía han participado semanalmente en charlas exclusivas con los suscriptores del diario. Además, a principios de julio el Club volvió a organizar actos presenciales de pequeño formato, pero manteniendo la esencia que los hace especiales: ofrecer a los suscriptores de ElNacional experiencias únicas y exclusivas de forma gratuita o con descuentos muy suculentos. Ha sido así como en los últimos meses nos hemos introducido en una bodega con mil años de historia como Oller del Mas, hemos reseguido los secretos de Gala y Dalí en el castillo de Púbol, hemos entendido por qué Ramon Casas se enamoró de Mont Sant Benet o hemos tenido acceso de la mano de Marc Pons al palacio de la Lonja de Mar, posiblemente el edificio monumental menos conocido -por desgracia- de Barcelona.
En el 2021 le pedimos dos cosas: la primera, poder volver a Girona siempre que se pueda a pesar de no haber besado el Culo de la leona. La segunda, seguir viviendo experiencias magníficas con nuestros suscriptores y seguir construyendo una comunidad de lectores que, con su aportación económica, nos permita disfrutar de la independencia editorial que nos gusta defender. Si quieres contribuir, puedes suscribirte o hacer tu donativo cliqueando aquí.