Los Globos de Oro ya no son aquello que siempre se denominaba "la antesala de los Oscars" porque su prestigio ha quedado en entredicho (de hecho nunca lo han tenido, pero nos encantan estos shows) y todo el mundo en la industria tiene más o menos claro que son más una diagnosis de la industria que un impulso a sus ganadores. En este año tan extraño no podía ser menos y los premios han acabado siendo una foto fija bastante representativa del 2020 y sus consecuencias.

En el apartado televisivo todos y cada uno de sus premios parecen destinados a celebrar las series que nos han hecho evadir de la pandemia, y en consecuencia Netflix ha salido claramente victoriosa. La cuarta temporada The Crown, la gran ganadora, ha sido sin duda una de las grandes del 2020, porque pocas veces se consigue imitar la vida y acondicionarla hasta el punto que no la ves de la misma manera. Por eso los galardones a Emma Corrin y Josh O'Connor están tan bien dados, porque serán Diana y Charles para mucho tiempo en el imaginario colectivo. El de Gillian Anderson por hacer de Margaret Thatcher seguro que no será tan celebrado. Por lo que respecta a la categoría de miniserie, estaba cantado que Gambito de dama y Anya Taylor-Joy se alzaban con el premio, y es que además se lo merecían. Ahora le pasa aquello tan recurrente que una serie es relativizada cuando se hace mainstream, pero esta historia de ajedrez y empoderamiento durante la Guerra Fría tiene mucho mérito, también, por su capacidad de gustar a un espectro muy amplio de público. Finalmente, en la categoría de comedia ha pasado como en los Emmy y se han dedicado a dar un inmerecido reconocimiento a este monumento a la obviedad que es Schitt's Creek. Menos mal que la de mejor actor de comedia ha sido para Jason Sudeikis: Ted Lasso sí que es humor del bueno.

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Sean Penn ha presentado la gala en el Hotel Hilton de Beverly Hills / EFE

En cine, tal como preveían la mayoría de quinielas, Nomadland ha ganado a mejor película dramática. Es la espléndida historia de una mujer que lo pierde todo después de la crisis y se lanza a un viaje de autoconocimiento que la lleva a recorrer los rincones olvidados de un país devastado. Una buena síntesis, pues, del mundo en que vivimos (y viviremos) con una inmensa Frances McDormand. Lo único que hay que lamentar es que su triunfo ha dejado a Mank, de David Fincher, sin ni un solo galardón, cuando era efectivamente una de las mejores películas de 2020. En comedia, Borat 2 se ha llevado los de mejor filme del género y mejor actor para Sacha Baron Cohen, y son muy merecidos: al fin y al cabo, pocos títulos de 2020 han sabido captar tan bien el tráfico hacia la era pandémica y las secuelas del mandato de Donald Trump. Nomadland y Borat 2 no están tan lejos la una de la otra, porque ambas hablan de dónde venimos, de dónde estamos y dónde iremos a parar si no paramos la hemorragia. Son cine político de calidad e hijo de su tiempo.

Del resto de premios, destacan el de mejor guion original para Aaron Sorkin y El juicio de los 7 de Chicago, otra fábula política que nos refleja, y el de mejor actriz de comedia para Rosamund Pike, aunque la película por la cual se lo han dado, I care a lot, es muy discutible. Y se ha acertado de lleno con los Globos de Oro a mejor película de animación y mejor banda sonora para Soul, extraordinaria y llamada a ser un clásico. Se ha premiado así la primera película de Pixar que ha ido a plataforma sin pasar primero por las salas de cine. Un síntoma de lo que serán las galas de premios (y la industria) en el futuro inmediato.