El Grupo Godó constituyó este miércoles su consejo asesor en Madrid, la embajada –o lobby– de la compañía ante el establishment español. La Vanguardia, buque insignia del grupo, informa escuetamente de la cosa en una fotonoticia en la que aparecen, claro, el presidente-editor, Javier Godó; el consejero delegado, Carlos Godó; el director del diario, Màrius Carol, y su delegado en Madrid, Enric Juliana. Con ellos, los cónsules del grupo mediático: el consejero del banco de inversiones Alantra, Josep Piqué; el vicepresidente de Ferrovial, otra constructora, Jaime Carvajal; el presidente de la fundación Alianza por la Solidaridad, Santiago de Torres; y el exdiplomático y escritor Carles Casajuana.
El diario solo explica que “durante la reunión se hizo una evaluación de la situación política en Catalunya”, en cómico contraste con el grueso calibre de los personajes y lo que pueden ofrecer –relaciones de caza mayor más que tertulia y debate. Oficialmente, es “un grupo de consejeros del presidente para asuntos de Madrid”, según un portavoz del grupo. Nada que ver con el Advisory Board en el que se reacomodó a los miembros cesados del consejo de administración, que desde enero de este año se compone sólo de los tres miembros de la familia: Javier de Godó y sus hijos Carlos y Ana, explica ese portavoz.
En el consejo asesor en Madrid no figura ninguna mujer –tampoco en el Advisory Board.
Mejorar imagen en Madrid
Tanto La Vanguardia como El Periódico se esfuerzan desde hace meses en mejorar su imagen y su presencia en Madrid para evitar ser tachados de connivencia o tolerancia con el independentismo –o cosas peores. En este punto, los salotti buoni y el Kommentariat madrileños tienen la piel finísima, exigen una fidelidad mineral y no hacen prisioneros.
Los Godó han sufrido especialmente sus embates y navajazos. Hay mil ejemplos. “Godó afirma públicamente su compromiso con la ‘España plural’ y ‘el respeto a la ley’”, titulaba El Confidencial, en noviembre de 2015, una crónica de José Antonio Zarzalejos sobre una declaración de fidelidad constitucional del editor leída públicamente en el Círculo Ecuestre, nada menos. Sirvió de poco. “Los nobles se rebelan contra el Conde de Godó”, dictaminaba El Mundo el 7 de octubre de 2017 –vaya fechas. “Sus informaciones [de La Vanguardia] han esquivado criticar el desafío soberanista y, a diferencia de toda la prensa española y su principal competidor, El Periódico, en sus páginas casi no se encontraron críticas al Govern”, sentenciaba El Español once días después.
Como por menos te acusan de rebelión, uno y otro diario se han compuesto para poner cara de no haber roto nunca un plato, sobre todo La Vanguardia. En los últimos dos años, por ejemplo, ha prescindido de columnistas premium indepes (Jordi Graupera, Xavier Antich, Albert Sánchez Piñol, Salvador Cardús…) y ha reforzado su cuadro de firmas terceristas (Antoni Fernández Teixidó, Santi Vila, Carles Mundó…).
La vigilancia es muy estrecha. No hay margen de error. El despido de Gregorio Morán, por ejemplo, fue recibido con una oleada de indignación en medios españoles. El salto de José Antonio Zarzalejos a El Periódico, entre el aviso y la sospecha. El reciente nombramiento del moderado Ramon Rovira como director general audiovisual del grupo (relevo de Eduard Pujol, ahora portavoz de Junts per Catalunya) tampoco gustó a la caverna: “Otro feo de Godó al Gobierno: quiere como director de RAC-1 a un independentista amigo de Puigdemont”, acusaba OK Diario. Poca broma.
Chorro de rumores
Esos movimientos también han dado lugar a un chorro de rumores en el Madrid mediático: que si preparan una edición impresa española o “de Madrid”, que si aumentan sus efectivos para que esa información tenga más presencia en sus ediciones típicas (“catalanas”), que el gobierno español ha tocado a Planeta para que compre El Periódico y lo preserve de la “deriva” independentista… “El procés tendrá un efecto secundario inesperado. Según fuentes de la compañía, La Vanguardia se unirá a El Periódico y sacará una edición de corte más ‘nacional’ o “madrileña”, decía el digital Merca2. “El Periódico se refuerza en Madrid para lanzar una edición nacional”, publicaba Economía Digital. Etcétera.
Ambos diarios han desmentido que tengan esos planes. “Este año hemos reforzado la redacción digital en Madrid de una a tres personas, pero no tenemos planes de lanzar una edición española”, dice un portavoz del grupo Godó. El Periódico, de momento, ha lanzado una “edición global” digital con la intención de publicar más información de España, y ha robado a su rival barcelonés a José Antonio Zarzalejos, la voz más representativa del establishment político y económico español.
El consejo asesor en Madrid es la última respuesta del grupo Godó a su necesidad de volver a ser bien recibido en los salones buenos de Madrid y mejor tratado por el columnismo alfabetizado. Más cuando está inmerso en el proceso de relevo de su presidente-editor, un momento que quiere menos problemas.
Todos los miembros de este consejo comparten gran capacidad de representación ante los poderes fácticos españoles y catalanes a todos los niveles y magníficos vínculos con el bipartidismo clásico. El único que no es catalán, Carvajal, vivió en Catalunya durante los años en que trabajó para Banc Sabadell.
Carvajal, la estrella
Precisamente Jaime Carvajal Hoyos (Madrid, 1965) destaca entre todos los nombres de la cosa. Es con mucho, muchísimo, la figura más y mejor conectada del grupo, con amplia experiencia en abrir puertas y tender puentes en el mundo de los negocios y la alta política. Carvajal es una de las mejores llaves de la cerradura del Ibex-35, el concepto de moda que indica el poder real en España.
Las relaciones las tiene de nacimiento. Es aristócrata pata negra, marqués de Almodóvar del Río y yerno de Carlos Falcó, marqués de Griñón. Su padre, Jaime Carvajal y Urquijo, fue uno de los siete jóvenes que acompañaron a Juan Carlos de Borbón durante su educación bajo la tutela franquista. Su hermana Victoria fue novia adolescente de Felipe VI, cuando compartían pupitre en Los Rosales, el colegio de la gente bien más bien de Madrid, y veraneos familiares en Mallorca. Es patrono de la Fundación Princesa de Girona, donde tiene silla todo el Íbex-35 y más allá.
Físico por la Universidad de Princeton, se ha dedicado siempre a los servicios financieros, en posiciones relacionadas con las relaciones y la representación. Arranca en el área de Fusiones y Adquisiciones de Lehman Brothers, el banco cuya quiebra inauguró la Gran Recesión de 2008. Pasó por el Banco Mundial en un cargo secundario y se trasladó en 2002 a Barcelona como director general de BS Capital y de banca privada de Banc Sabadell. Desde esa posición respondió a una pregunta sobre la burbuja inmobiliaria: “A largo plazo no creo que haya derrumbe o un problema sistémico ya que, en todo caso, existe una pequeña burbuja…”. Lo suyo es, claramente, el networking.
Españolismo olímpico
Carvajal es ahora presidente (no ejecutivo) del banco EVO, originado en la fusión de las fallidas cajas de ahorro gallegas y propiedad del fondo buitre norteamericano Apollo, al que Carvajal prestó sus servicios antes de ocupar la plaza de consejero delegado de Grupo Arcano, otra banca privada a la que acude la crema del Todo Madrid.
Otra conexión catalana de Carvajal es la presidencia de la Fundación Juntos Sumamos de Barcelona, promovida por algunos patricios clásicos (Pau Guardans, Pelai Cusí, Àngel Bonet) y wannabes (alguna más comprometida, como Marta Plana Drópez) para contrarrestar el mensaje independentista con un españolismo más olímpico y de Puente Aéreo: “recordar todo lo que nos une”, “nuestro relato afectivo común”, “reconocimiento de la diversidad”, etcétera. Carvajal lo explica así: “Estoy en Juntos Sumamos porque quiero poder responder afirmativamente a mis nietos cuando me pregunten si hice todo lo que pude para asegurar la convivencia entre ciudadanos durante esta época de cambio”.
La fundación, a tenor de lo que informa su web, poco actualizada, no registra una actividad trepidante.
Como embajador de influencia, Carvajal tiene una trayectoria impecable, con un solo borrón: no logró suficientes apoyos entre el accionariado de Prisa para relevar a Juan Luis Cebrián en la presidencia (que pasaría a ser no ejecutiva) del grupo mediático dueño de El País y la SER.
Conexión PPSOE
Josep Piqué (Vilanova i la Geltrú, 1955) es un eterno del puente aéreo, cuya larga carrera pública incluye tres ministerios en los gobiernos de José María Aznar (Exteriores, Industria, Ciencia y Tecnología); la presidencia del PP de Catalunya, Vueling y el Círculo de Economía. Fue vicepresidente y CEO de la constructora OHL, cuyo accionista mayoritario es la familia Villar Mir (posición que La Vanguardia, erróneamente, le atribuye). Actualmente, además de ser consejero de Alantra (antes N+1), un banco de inversiones, se sienta en el consejo de administración de Seat, Abengoa, Aena, VW Navarra y es presidente de ITP-Aero.
Quizá el consejero menos famoso es Santiago de Torres (Barcelona, 1955). Médico, ejerció cargos en tres ministerios entre 1985 y 1994, con el PSOE en el gobierno. También ha sido delegado de la Generalitat en Madrid. Con un perfil de representación y contacto, preside el fondo de capital riesgo de biotecnología Inveready Biotech, y AtrysHealth, dedicada a la telemedicina y diagnóstico biomédico, la mayoría de cuyos clientes son servicios públicos de salud. Preside la fundación Alianza por la Solidaridad, entre cuyos patronos se cuentan diversas figuras de los gobiernos socialistas de los años 80, como Juan Manuel Eguiagaray, Rosa Conde o Francisco Javier Salas.
Una de las campañas de la fundación tiene que ver con el dueño de uno de los mejores salotti buoni de Madrid: el palco del Bernabéu. “Florentino Pérez: no destruyas el río de los indígenas quekchí en Guatemala”, proclama la web.
Carles Casajuana (Sant Cugat del Vallés, 1954) es diplomático desde 1980. Su mejor destino: embajador en el Reino Unido entre 2008 y 2012. Ha asesorado la política exterior de José Luis Rodríguez Zapatero. Casajuana tiene una amplia obra literaria: once novelas y dos libros de ensayo. L'últim home que parlava català recibió el premio Ramon Llull 2009 a la mejor novela. En 2014 recibió el premio Godó por Les lleis del castell. Notes sobre el poder, ensayo en el que, sobre su experiencia, disecciona los mecanismos del poder a partir de quienes lo ejercen, los políticos.
Exactamente de todo eso y de todos esos debe ocuparse este consejo asesor en Madrid: desatascar, lubricar, reconectar.
En la foto, de izquierda a derecha: Josep Piqué, Carles Casajuana, Carlos Godó, Javier Godó, Santiago de Torres y Jaime Carvajal