Una exposición en Gósol recuerda a uno de sus personajes más ilustres, mosén Ballarín (1920-2016), que pasó los últimos años de su vida en esta localidad. Forma parte de los actos del Año Ballarín que se tenían que celebrar en el 2020 coincidiendo con el centenario del nacimiento y que la pandemia obligó a posponer. La muestra permite hacer un recorrido por su trayectoria y conocer sus facetas de sacerdote, articulista, escritor y caricaturista.

Se exponen objetos personales como fotografías, el cáliz de las misas y también dibujos que hizo. "Era una persona muy culta, pero también era muy próximo a la gente de aquí, era como uno más en el pueblo", recuerda Núria Arnau, secretaria de la Asociación Cultural Mossèn Ballarín de Gósol.

Josep Maria Ballarín, mosén Ballarín, es una figura polifacética que dejó marca en esta pequeña localidad del Berguedà y donde, además, decidió ser enterrado. El año pasado el municipio estrenó un cabezudo en su honor y este año han decidido organizar una exposición a partir de objetos personales y obras de él. Así, se pueden ver fotografías familiares, objetos como el cáliz que utilizaba cuando decía misa y ejemplares de la cuarentena de libros que escribió, como Mossèn Tronxo (1989), uno de sus éxitos como autor donde relata la vida del cura rural con humor y un estilo directo. También hay un dibujo de Jordi Maragall sobre la Santa Teresa de Lisieux que Ballarín tenía en el herrete de la cama.

Destacan también una selección de dibujos para explicar refranes catalanes  así como caricaturas de guerra que dibujó en torno a 1940. Antes, había luchado al bando republicano en la quinta del Biberón -acababa de finalizar el bachillerato cuando estalló la Guerra Civil- y después fue encarcelado en un campo de concentración en Zamora, donde enfermó de tuberculosis. En 1940 se instaló con su madre en Matadepera, donde vivió para recuperarse de la enfermedad durante seis años, a la vez que aprovechó también para hacer estos dibujos. "Su madre le compraba el diario cada día y como pasaba en la II Guerra Mundial, él veía fotos de generales, reyes y príncipes e hizo caricaturas y los tenemos en una pared", detalla Arnau.

Una exposición en Gósol recuerda Mossén Ballarín / Foto: Mar Martí / ACN

Sacerdote, escritor y personaje público

En 1946 entró en el Oratorio de Sanxt Felip Neri de Gràcia, pero recayó de la enfermedad y lo enviaron al hospital de Solsona para curarse. Entre 1947 y 1950 estudia Teología en el Seminario de Solsona y el 1951 es ordenado cura. El año 1958 es nombrado cura de Santa Maria de Queralt. Se traslada con su madre, que muere el año 1969. A partir de 1963 dirige la colección de libros de espiritualidad y literatura religiosa Blanquerna, dentro de Edicions 62. Josep Maria Ballarín pasa treinta y cinco años de su vida en el santuario de Queralt de Berga, donde escribió buena parte de su prolífica obra, hasta 1993.

Había personas que estaban a favor de él y de otros en contra y al cabo de los años pesó más los que no les gustaba su manera de hacer y apretaron mucho al obispo de Solsona, que finalmente lo jubiló como mosén en Queralt

"Había personas que estaban a favor de él y de otros en contra y al cabo de los años pesó más los que no les gustaba su manera de hacer y apretaron mucho al obispo de Solsona, que finalmente lo jubiló como mosén en Queralt", según la secretaria de la asociación. A partir de entonces se instala en Gósol y vive allí los últimos años de su vida. El año 1995 se le concede la Creu de Sant Jordi de la Generalitat y, en el 2004, la Medalla d'Or de la ciudad de Berga. También colaboró en diferentes medios y aparecía en radio y televisión, convirtiéndose en un personaje público.

Según Núria Arnau, era un personaje "muy culto que había leído mucho y muy intelectual", pero eso no impidió que fuera "muy próximo con la gente" de Gósol, con quien jugaba a la butifarra entre otras actividades. "Era como uno más en el pueblo", recuerda.