Cuando uno queda huérfano de una banda relevante en su biografía, necesita enseguida un nuevo padre salvador. Algo voluptuoso a lo que agarrarse. Y, por ilógico que parezca, casi siempre es un error poner esa fe en la cabeza visible del proyecto que antes amó. A mi tío José, un melómano empedernido, de los de bocata envuelto en papel albal en los conciertos y camiseta de gira, le decepcionaron por igual Manolo García y Quimi Portet en sus discos de debut en solitario. Habiendo sido él MUY devoto de El Último de la Fila. Quien venga a este artículo buscando nuevos temas del vastísimo repertorio de Manel una de las grandes pérdidas musicales del pasado año— porque Guillem Gisbert ha lanzado dos avances, que se vaya ahora. Está a tiempo. O se llevará una decepción. El hasta la disolución del grupo, frontman rubísimo y genial orador catalán ha presentado canciones nuevas, pero también nuevos enfoques. Avances de un largo prometido para marzo de 2024 que, por el momento, pinta a coctelera.

Cuando uno queda huérfano de una banda relevante en su biografía, necesita enseguida un nuevo padre salvador

No suena como tu grupo favorito

Las canciones de Gisbert no guardan parentesco entre sí. Tampoco lo hacen especialmente con su discografía anterior. Waltzing Matilda sería, como mucho, una prima lejana de alguna de aquellas costumbristas. Es una historia de amor, como tantas que ha contado el escritor, bonita y cotidiana, prudente y urbana. De registro oral y dicharachero, pero también preciso: “minva”, cae, y “calda”, catalanada que también se usa en castellano para la cuando mete chicharra, caben en una misma frase. Él sabe cómo hacerlo. Por supuesto, no sabes quién es Matilda, he ahí la gracia de estas vidas de ficción, inacabadas. No te importa. Es un paseo pequeño y bonito. El tema, producido por Anxo Ferreira, ex Novedades Carminha y colaborador de Sen Senra, distrae con ese sintetizador inicial: los arreglos, sobre todo los golpes de percusión, son bien modernos, pero después la estructura se hace asumible: estribillo claro y de voces dobladas.

Despista muchísimo más Les dues torres. Una extraña personificación. El amor declarado entre la Torre Mapfre y el Hotel Arts (fantástico videoclip a cargo de David Junyent y Pau Muns; de hecho cuesta entender la canción sin el vídeo). La pieza arranca cantada muy dylaniana para ir virando luego hacia Jaume Sisa —algo pisó Manel en su último largo, Per la bona gent, la Ona Laietana— y terminar en unos frenéticos ritmos free jazz. Parte de culpa será del multiinstrumentista, de pasado muy jazzero, Jordi Casadesús. El ex La Iaia ha puesto la producción, marciana y rupturista y que tiene hasta un paisajito contemplativo de electrónica. Tal vez demasiado estruendo para la intrincada historia que se plantea. 

El de Gisbert es el típico arranque en solitario como el que tuvieron Joan Miquel Oliver (Antònia Font), o más recientemente Eduardo Cabra (Calle 13); libres, no, no suenan como tu grupo favorito

El de Gisbert es el típico arranque en solitario como el que tuvieron Joan Miquel Oliver (Antònia Font), o más recientemente Eduardo Cabra (Calle 13); libres, no, no suenan como tu grupo favorito. Pero está bien hecho, por tanto, qué importa. Como decimos en catalán: tot fa festa. Ciertamente, uno nunca se queda huérfano del todo de sus grupos fetiche: ahí siguen en stream o en la memoria. Y los antiguos líderes, en solitario, qué bien que sumen.

Guillem Gisbert
Waltzing Matilda/ Les dues torres
Ceràmiques Guzmán | 8/10