El año pasado, durante la sesión inaugural del festival In-Edit, C. Tangana dejó enmarcada para la prosperidad la figura de El Madrileño. Abriendo la edición del 2023, conjuntamente con su productora, Little Spain, presentó el documental que él mismo protagonizaba, Esta ambición desmedida, sobre su gira homónima. Un año después, y habiendo cumplido la promesa que hizo aquella misma noche de dedicarse al cine, Antón Álvarez vuelve al festival de documentales musicales de Barcelona convertido, ahora sí, en director con La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés.
Antón Álvarez vuelve al festival de documentales musicales de Barcelona convertido, ahora sí, en director con La Guitarra Flamenca de Yerai Cortés
Estrenada durante el 72 Festival de San Sebastián, su ópera prima, tenía como premisa descubrirnos un entramado familiar que hace que Yeria Cortés sea el músico que es. Sin trailer online, la única pista sobre su contenido era el cartel promocional: un cohete despegando rodeado de humo con el texto "Tengo que contarlo". ¿Qué relación está entre los cohetes y las guitarras, el flamenco o Yerai Cortés? Pues ya os lo digo yo: muy poco. Pero es una de aquellas metáforas visuales típicas de la casa, que dejan claro que apuntan a ser uno de los mejores documentales de esta edición y también una de las técnicas de marketing más brillantes de C. Tangana en mucho tiempo. Sin embargo, dejamos de momento esta última parte para después, y centrémonos en el debut cinematográfico del Pucho.
Un documental brillante, una excelente estrategia de marketing
Si una cosa queda clara es que Antón Álvarez es mucho mejor director, que sujeto de documental. Aunque, en las dos facetas, sea de lo más entretenido. Teóricamente, este es su debut como realizador, pero ya lo pudimos ver hacer una primera aproximación a la dirección con el videoclip de Oliveira Dos Cen Anos (2023) del Real Club Celta de Vigo, donde dejaba ver su gusto por el tratamiento visual, poniendo el hecho cotidiano, mundano y conocido, a disposición de una épica aterradora. Ahora, esta épica queda en un segundo plano para jugar a favor de la intimidad, el hecho familiar y el espacio privado. Grabado en treinta y cinco milímetros, no solo es un documental tierno y sincero, con mucho tacto tanto para los personajes como para la imagen, sino que también es un ejercicio de amor en el cine. En muchos casos vemos cómo utiliza técnicas manieristas o juegos narrativos que ya han firmado otros directores, como jugar a la confusión temporal entre personajes y nombres, que hacen que una historia que podría explicarse en poco más de 20 minutos, sea un regalo que se va revelando capa a capa a medida que vamos descubriendo quién es Yerai Cortés.
Grabado en treinta y cinco milímetros, no solo es un documental tierno y sincero, con mucho tacto tanto para los personajes como para la imagen, sino que también es un ejercicio de amor en el cine
Lo que en principio tenía que ser una pieza audiovisual centrada, sobre todo, en la creación de un universo donde las imágenes ilustran la música y viceversa, para descifrar que hay detrás de lo que será el primer disco de Cortés, acaba siendo un ejercicio mucho más narrativo. Sin ir demasiado lejos, el documental abre con Antón, Pucho, C. Tangana, sentada en una mesa en medio de un restaurante donde nos relata cómo conoció a Yerai Cortés. La noche en la cual vio la hilera de luces de los satélites de Elon Musk sobrevolando el sur del país, fue la noche que conoció en una futura estrella. En aquel momento, después de un lento zoom in a su cara, que también podría ser la presentación de un capítulo de Crims o del Guardián de la Cripta, sabes que estás ante un cuentacuentos que siempre irá un paso por delante. A partir de la familia de Cortés, Tangana dibuja los pensamientos, temores y esperanzas más profundas del guitarrista. Y aunque todo parecen preguntas inocentes, próximas, el Madrileño sabe perfectamente dónde nos quiere conducir.
Yerai Cortés, hijo de padres divorciados, y de una familia que no siempre lo ha tenido fácil, es sencillamente hipnótico. Sin grandes aires de superioridad, virtuoso y apasionado como nadie, vemos cómo se balancea constantemente en la dicotomía que plantea al principio Álvarez: "los modernos le tratan de moderno, pero los gitanos lo tratan de gitano". Vivir mirando siempre al futuro, pero fuertemente arraigado a la pena que hay en su familia. De girar por el mundo con C. Tangana y por festivales internacionales, a bajar a la plaza de Alicante donde siempre jugaba a buscar respuestas. Evidentemente, para alguien que le gusta reinterpretar la tradición tanto como a Pucho, eso resulta un caramelito. E, incluso, te puedes llegar a preguntar si no sería esta la historia que le hubiera gustado tener tras de la figura de El Madrileño.
Te puedes llegar a preguntar si no sería esta la historia que le hubiera gustado tener tras de la figura de El Madrileño
Las personas que acompañan a Yerai, su padre, su madre, las tías, los primos y los amigos, no solo nos ayudan a entenderlo, sino que son también protagonistas de los grandes momentos musicales; apareciendo como coro de las canciones, bailando en una fiesta, o siendo quien da voz a sus letras. Es igual si son figuras respetadas dentro del flamenco o su amigo de toda la vida, todos tienen espacio. Con un tratamiento absoluto de videoclip -donde vemos también la dirección de alguna pieza de Carlota Guerrero- hace entender los sentimientos que muchas veces Yerai Cortés no llega a expresar con palabras. Visualmente resulta una delicia. La dicotomía modernez vs. tradición luce más, y mejor que nunca, en el universo Little Spain. Además, si las sobremesas fueron su insignia durante aquel disco de 2021, aquí toman una dimensión real. El calor y confianza que solo se genera con el estómago lleno es palpable en prácticamente todas las entrevistas que se hacen en torno a mesas de restaurantes, terrazas, en una manta de pícnic o incluso en el comedor de la madre de Cortés. Innegablemente, un éxito cuando sales de la sala deseando quedarte un rato más, tomando una última copa, escuchando una última historia, o arrancándote aunque no distingas el compás entre los siete palos del flamenco.
Pero eso sí, aunque se trate de un documental brillante, delicado y sincero, también es una buenísima estrategia de marketing. Pero no por el mismo documental, o por la carrera de Antón Alvarez como director, que también -aunque viendo su talento no necesita estrategias- sino por la promoción de un disco que ni siquiera ha salido, ni estaba acabado en el momento de hacerlo, ni nos relata su final. Una fotografía emocional que funciona como la mejor publicidad para desear escuchar la guitarra flamenca de Yerai Cortés. Un teaser de larga duración. Y la clave está en el hecho de que Tangana firma como coautor todas las canciones. Quizás Pucho se ha retirado del personaje que creó después de Crema, pero con este documental nos asegura que nunca abandonará la de gran creador, padrino y generador de billetes para él y los suyos.