La escritora y poeta Herta Müller ha sido la encargada de inaugurar la Biennal de Pensament 2014, uno de los acontecimientos culturales y sociales intelectualmente más estimulantes de la ciudad de Barcelona, que en la edición de este año se propone reflexionar sobre la mañana que se dibuja en este momento de transformaciones globales. Con este propósito, no es extraño que la Premio Nobel del 2009 haya centrado su ponencia a alertarnos sobre el auge de los movimientos totalitaristas en Europa. Nuevos populismos radicales que para la escritora alemana tienen su origen en la herencia de las muchas dictadoras sufridas durante el siglo XX y en el miedo que muchas veces sentimos ante la libertad: "La gente piensa que está en la resistencia si escoge la extrema derecha", reflexión que ha culminado advirtiendo que "los extremistas tienen mucha credibilidad y ellos necesitan este pánico que generan, es su capital".

Los libros contra las dictaduras

Herta Müller podría ser ejemplarizada como paradigma del devenir social de la Europa del siglo XX. Nació el 17 de agosto de 1953 en la provincia de Timiș, hija de agricultores suabs, la minoría alemana de la región del Banat, en Rumania. A pesar de recibir una educación alemana, estudió literatura rumana en la Universidad de Timisoara. En 1979, rehusó colaborar con la policía política del régimen comunista de Ceausescu y, por este motivo, fue despachada de su trabajo como traductora de una compañía de ingeniería de Rumania. Su primer libro apareció, en versión censurada, en 1982. Finalmente, las amenazas de la Securitate rumana y su disidencia política la llevaron a autoexiliarse en Berlín, donde reside desde 1987.

A veces creo que hemos olvidado la diferencia entre la dictadura y la democracia y que se quiere un liderazgo fuerte: en los Estados Unidos, con Trump, se sabe que es un destructor masivo y casi la mitad de la población lo sigue

La obra de Müller narra la vida en Rumania bajo la tiranía del dictador Ceaucescu, y encarna en buena parte el destino de la minoría alemana en los países del centro de Europa, como hace en El hombre es un gran faisán en el mundo (Siruela, 2007), La bestia del corazón (Siruela, 2009) o Todo lo que tengo lo llevo encima (Siruela, 2010). Cuando la Fundación Nobel le concedió el premio Nobel de Literatura en el 2009, se quiso destacar que era un reconocimiento para "quien, con la concentración de la poesía y la franqueza de la prosa, describe el paisaje de los desposeídos". Entre los libros más recientes, destacan el poemario-collage El funcionario dijo (Tresmolins, 2024) y el ensayo Sempre la mateixa neu i sempre el mateix oncle (CCCB, 2013; Siruela, 2019), en el cual se nutre de las experiencias de su infancia y juventud para relatar la persecución que sufrió.

La escritora, poeta y Premio Nobel del 2009 Herta Müller este martes en Barcelona para la Biennal del Pensament / Foto: EuropaPress

En una dictadura hay dos lenguas: 'la del Estado, que prohíbe pensar y está hecha de fórmulas para controlar aquello que pasa dentro de las mentes. Y la lengua de un país, que es la lengua del día a día, la que tiene la vida al margen del Estado'

"A veces creo que hemos olvidado la diferencia entre la dictadura y la democracia y que se quiere un liderazgo fuerte: en los Estados Unidos, con Trump, se sabe que es un destructor masivo y casi la mitad de la población lo sigue", ha reflexionado Müller durante su conferencia en Barcelona, para seguir afirmando que el 99,5% de las dictaduras son oportunistas y que las personas que no tienen un criterio político definido "tienen un enredo en la cabeza y están bajo la influencia de la dictadura". Además, ha señalado que en los países de Europa del Este las democracias todavía están en sus inicios y que en muchos de estos países se están viviendo procesos retrógrados: "La dictadura intenta infiltrarse de manera subliminal en nuestra sociedad. En Polonia, en Hungría y también en Rumania". Según la escritora, los populismos "están creando un pánico artificial", nutriéndose de nuestros miedos e inseguridades.

Los libros son una especie de resistencia interna a las dictaduras o una necesidad de no dejarse llevar

Ha estado aquí cuando Müller ha querido enfatizar el rol de la literatura y la cultura como antídoto ante los totalitarismos. "Los libros son una especie de resistencia interna a las dictaduras o una necesidad de no dejarse llevar". Para la escritora alemana, en una dictadura hay dos lenguas: "la del Estado, que prohíbe pensar y está hecha de fórmulas para controlar aquello que pasa dentro de las mentes. Y la lengua de un país, que es la lengua del día a día, la que tiene la vida al margen del Estado. Yo en Rumania tuve que esconder textos en casas de amigos o incluso los enterré en el jardín. A menudo con amigos que no tenían nada que ver con la literatura, para que el régimen no supusiera a casa de quien eran los textos".

¡Sigue ElNacional.cat en WhatsApp, encontrarás toda la actualidad, en un clic!