Richard Linklater es un creador de milagros. Lo hizo en los noventa con el cine independiente, después con la trilogía que empezó con Antes del amanecer y, contando la excentricidad en animación de Apolo 10 ½, sobre todo con Boyhood, la película que rodó durante doce años con los mismos actores y que, debería ser de visionado obligatorio para todos, jóvenes y mayores: el sentido de la familia, la educación, la religión, el rock n´roll, el despertar de la sexualidad… Y la sensación de que cuando tus hijos crecen, tú ya te has hecho mayor. Por lo tanto, Boyhood es el milagro más perfecto (y el más necesario) que ha dado el cine en los últimos diez años.
 

🎞️Richard Linklater, el hombre del tiempo
 

Boyhood es el milagro más perfecto (y el más necesario) que ha dado el cine en los últimos diez años

Pero atención, que igual Boyhood solo es un prólogo, pues según explica el propio director está trabajando  en un proyecto del que lleva tres años rodando y se alargará hasta los veinte. Así pues, Linklater está en un momento dulce; creativo y preparado para más retos. Y uno de ellos es este Hit Man que ya presentó en el BCN Film Fest, y que este fin de semana llega a las salas de cine.
 

Filosofía asesina

Como es costumbre en él, Hit Man un ejercicio nuevo y diferente. Normalmente, no le gusta repetir mucho la fórmula (excepto en la trilogía con Ethan Hawke y July Delpy); pero si hay algo que define su cine, es que es vivencial. En sus películas siempre afloran las emociones y una sinceridad arrebatadora. Otra cosa que se le da muy bien al cineasta texano es dirigir a actores. Porque eso sí, él defiende que los dirige. No cree para nada en la improvisación. Imaginaos si no en un proyecto como Boyhood, aunque no me creo que ahí no hubiese un punto de dejarse llevar: tanto tiempo rodando no da para tanto encorsetamiento. Si bien, los diálogos (bien urdidos y profundos), merecían horas de escritura e infinidad de tiempo el aprendizaje sesudo de sus protagonistas. Algo no tan necesario en la gamberra Todos queremos algo (más irónica que otra cosa). Sin embargo, Hit Man sí guarda similitudes con Dónde estás, Bernadette. Su película de 2019 con Cate Blanchett de protagonista, era también un trabajo inclasificable y con diferentes tramas, con algún destello y muchos secretos.

Es una mezcla de thriller simpático y comedia (¿romántica?), con Linklater perfilando así una película que precisa atención y en la que no vale el despiste

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Mañana llega a las salas de cine la nueva película de Richard Linklater, Hit Man, asesino por casualidad

En Hit man, parte de su éxito y el encanto está en el actor Glen Powell (también en su pareja en pantalla, Adria Arjona), a partir de él y su figura (también su sonrisa) gira toda la película. Alguien que, dicho sea de paso, ya estuvo con Linklater en Todos queremos algo, fue compañero de rodaje de Tom Cruise en la reválida de Top Gun o le veremos este verano en Twisters. Aquí, Powell hace de profesor de filosofía y de infiltrado como teórico sicario de la policía. Al parecer, un relato que está inspirado en un personaje real. Es una mezcla de thriller simpático y comedia (¿romántica?), con Linklater perfilando así una película que precisa atención y en la que no vale el despiste. Él va tejiendo trampas y el espectador decide si se las cree o no se las cree, con sus innumerables cambios de traje y escenas. Con un ritmo adecuado -pues a mucha velocidad te marearías y a poca, quizá el hilo perdería por desinterés-, el cineasta norteamericano te lleva hasta una historia que tiene su qué en Nueva Orleans, una ciudad que ya de por sí esconde un millón de misterios (la ocurrencia de lanzar un dedo cada ocho kilómetros es una genialidad), y en Hit Man hay muchos que resolver y desentrañar. Sin dar muchas pistas, que si no pierde la gracia y aparecen los espóilers.

Una película que, por la idea y el contexto, en manos de otro cineasta sería una aventura menor, pero que a través de la lupa de Linklater se convierte en algo enorme

Con guiños a Nietzsche, Jung, a la avenida de Allain Toussiant y a todo el cine de sicarios (hay un collage de imágenes fabuloso), el profesor le dice a sus alumnos: “Sobre todo, abrazad la identidad que queráis ser”. Y una frase que resume la película: “Puede que llegara como Ron, pero sigo siendo Gary”. Con un guion original y dos escenas memorables hacia el final, la química entre Glen y Adria es total (además los dos rebosan sensualidad). Una película que, por la idea y el contexto, en manos de otro cineasta sería una aventura menor, pero que a través de la lupa de Linklater se convierte en algo enorme. Es otro de sus milagros. Y van ya…