Ian Gibson (Dublín, 1939) es un destacado hispanista, conocido especialmente por sus estudios sobre García Lorca, sobre Salvador Dalí, sobre José Antonio Primo de Rivera y sobre el general rebelde Queipo de Llano. Nació en una familia protestante del Dublín católico y, siendo muy joven, viajó a España, país que le enamoraría. A partir de ese momento se dedicaría a estudiarlo. Durante años enseñó literatura española en la universidad, pero al fin dejó la academia y se estableció en España. En 1984 obtuvo la nacionalidad española. En 1991 se instaló en un pueblo próximo a Granada. Posteriormente, se fue al barrio madrileño de Lavapiés, donde vive actualmente. Ha estado en Barcelona para presentar Aventuras ibéricas (Ediciones B), un libro en que reflexiona sobre la realidad española, aprovechando sus conocimientos históricos, pero también sus muchas vivencias en este territorio.

¿Qué lleva a un académico irlandés a dejarlo todo e instalarse en otro país?

Yo decidí dedicarme a los estudios hispánicos. Pero no quería ser hispanista a distancia, y preferí ser hispanista arraigado, y jodido, en España. ¿Cómo iba a hacer yo la biografía de Lorca estando en mi país? La verdad es que no sé cómo la gente lo hace… Además, cuando yo empecé a estudiar España, en 1965, no había periódicos digitalizados. Tenía que ir a la Hemeroteca Municipal en Madrid, tenía que manipular los originales... Y me di cuenta de que no podía hacer la biografía de Lorca desde fuera, y decidí trasladarme desde Francia, donde entonces vivía, a Madrid, con la meta de hacer la biografía de Lorca. Tenía que estar inmerso en el mundo lorquiano y había que estar ahí. Además, estaba harto de los británicos, con razón, como se ha demostrado ahora. Yo nunca me he sentido inglés ni británico. Me repugnaba el esnobismo de las clases dirigentes británicas.

Su amor por España empieza por la literatura (García Lorca, Cervantes…), continúa con la historia (los íberos, los árabes…) y pasa también por el arte (Dalí…). ¿Qué es lo que le atrae más actualmente?

Estoy en un momento muy difícil y complejo. Voy a cumplir 78 años y ya llevo mucho tiempo dedicado a escribir biografías. Ahora acabo de hacer ediciones corregidas de algunos libros míos: no los voy a revisar nunca más. Esta etapa la doy por cerrada. Ahora estoy en una situación alucinante. No sé qué pasará con los últimos años que me quedan. Me encuentro bien, tengo la sensación de haber completado mi plan, y no puedo dejar de pensar en mi próximo libro, porque no concibo mi vida sin escribir. Quiero escribir una novela. Creo que tengo dentro una novela, pero surge el problema lingüístico: querría explicar mi relación con España y con Francia, y para ello debería hacer una novela trilingüe, pero no creo que un libro de este tipo tenga mucho público. Tengo algo de angustia, de inseguridad. No sé qué hacer con lo que me quede de vida.

¿Cuál ha sido el papel de los hispanistas extranjeros en la historia de España?

Yo no me he dedicado a la historia. Vengo del campo de la filología, pero tropecé con la historia durante mis investigaciones sobre la muerte de Lorca. A los hispanistas de mi generación nos tocó el franquismo, cuando en España no se podía investigar nada. La gente buscaba libros más objetivos sobre la guerra civil y sobre la república de los que se hacía en España. Y en este campo hubo gente como Gabriel Jackson, Herbert Southworth o Paul Preston que ayudaron mucho a la renovación historiográfica. Este país debe mucho al hispanismo exterior, por culpa de las circunstancias…

Un país decente no puede tener muertos tirados en las cunetas. Es un asco y es una vergüenza

Usted se presentó a las elecciones municipales como independiente en las listas del PSOE. ¿Cuál es su visión, ahora, de este partido?

Yo estuve en El Valle, un municipio granadino, donde me fui a vivir, porque quería instalarme en un pueblo andaluz, para mis investigaciones. Allí tenían un Ayuntamiento socialista, y me hice amigo de la gente del PSOE y me metieron en la lista. Y me nombraron asesor de cultura (no concejal). Yo me lo pasé muy bien. Pero los del PSOE me han decepcionado: a los matones hay que hacerles frente con valentía. El tema de la memoria histórica me preocupa muchísimo. En 14 años los socialistas no resolvieron el problema de los muertos en las cunetas. Felipe González, en el poder, podría haber hecho mucho más por desmantelar la España fascista. Y no lo hizo. No estoy nada contento con la situación actual de la memoria histórica. Tenemos 114.000 víctimas en cunetas, según el juez Baltasar Garzón. Probablemente serán más, quizá 130.000. Un país decente no puede tener estos muertos tirados. Es un asco y es una vergüenza. Si esto no se resuelve, el país nunca será nada moralmente que valga la pena. No puede ser que sólo hablen de reabrir heridas. Es una calumnia. Esto una cuestión moral, de ética. El rey Felipe en un discurso de Navidad, habló de que “nadie abra heridas cerradas”. .Esto en boca de un jefe de Estado, no electo, y en plenas fiestas navideñas, me parece repugnante.

¿Qué haría usted con el Valle de los Caídos?

Me parece una vergüenza que Franco y José Antonio Primo de Rivera estén ahí, con flores frescas cada día. Hay que devolver estos cadáveres a sus familias. Tenerlos bajo la cruz cristiana más grande del mundo me parece un sarcasmo. Algo intolerable. Se tienen que devolver a sus familiares, estos dos cadáveres.

Sería facilísimo resolver la situación de la memoria histórica, con la magnanimidad que se espera de los que se dicen cristianos

¿Cree que el tratamiento de la memoria histórica va a cambiar?

El PSOE no ha hecho nada. De la derecha no se puede esperar nada, aunque hay excepciones, como el alcalde de Málaga, del PP, Francisco de la Torre, donde han exhumado a los muertos del franquismo. De la Torre hizo lo correcto. Sería facilísimo resolver la situación, con la magnanimidad que se espera de los que se dicen cristianos. Y me preocupa que el resto de líderes, de otros partidos, no hablen de eso. Hay que enfrentar la situación. El Estado debe buscar los muertos en las cunetas, abrir las fosas.

No puedo ser revolucionario, no creo que sea el momento de las revoluciones

Ahora, ¿dónde se sitúa políticamente?

Soy socialdemócrata, más o menos… Sigo siéndolo. Hay que reformar. Hay que creer en la sensatez, en el seny, en ir reformando, corrigiendo… No puedo ser revolucionario, no creo que sea el momento de las revoluciones.

Es muy crítico con la corrupción en España, y afirma que la corrupción no es sólo un problema político, sino también social. ¿Por qué?

Hay mucho sinvergüenza. La corrupción no está sólo en las alturas, está instalada también en el mismo pueblo. Aquí nunca ha habido solidez, ni solidaridad. Nunca ha habido un futuro seguro de progreso, todo ha sido a salto de mata. Nunca ha habido confianza en un futuro mejor. Desde siempre. La idea de la política ha sido: esto durará poco tiempo, he de tenerlo agarrado y repartir mis beneficios entre mis amigos. Te consideran que eres gilipollas si no lo haces. Maricón el último... La gente lo cree sinceramente. Nunca ha habido ética protestante. Con el cura y unos avemarías obtenías el perdón… No habría ido mal un poco de protestantismo.

Lo que me importa es que España sea un país que cuide a sus muertos, y a sus vivos…

Es muy crítico con la derecha española. Escribe en un punto de su libro: “Cuando Mariano Rajoy cae con frecuencia en lo de que 'España es una gran nación', sospecho que piensa en los Reyes Católicos y en el descubrimiento”. ¿A qué se refiere?

Rajoy me indigna cada vez que abre la boca (y muchos otros también). Supongo que cuando Rajoy habla de España como gran nación, piensa en la toma de Granada, que para Lorca fue una tragedia cultural. O en el descubrimiento de América, aunque no existió tal descubrimiento, porque los mayas y los aztecas ya estaban allí… Rajoy repite siempre que “España es una gran nación, la más antigua de España”. ¿Y a mí qué me importa? Lo que me importa es que sea un país que cuide a sus muertos, y a sus vivos…

En Aventuras ibéricas critica la arabofobia de Aznar, pero también la falta de reconocimiento a los moriscos por parte del gobierno español. ¿Cree que este sentimiento antiárabe ha contribuido a la reticencia de España a acoger refugiados?

Siempre se rechaza al otro… Y lo árabe ha sufrido, históricamente, un gran desprecio en España. No se enseña nada del árabe a los niños, ¡con 5.000 términos árabes que hay en el español! El rechazo histórico a los árabes tiene mucho que ver con el rechazo actual. Pero también tiene mucho que ver con esto la amnesia. Cuando vas a Cotlliure y piensas en el medio millón de españoles que huyeron a Francia y lo mal que trataron a los exiliados, tienes que aprender lo que es la emigración. Y no sólo la emigración provocada por la guerra, también hubo los españoles que se fueron a trabajar a Alemania y a Suiza en los años cincuenta y sesenta. Hay una falta de sensibilidad. Y eso que en España no hay nadie que no tenga mezcla de sangre. Debería admitirse eso como algo positivo, y no como algo negativo.

Usted muestra una gran fascinación por Salvador Dalí, de quien escribió una biografía, pero reconoce que tuvo un comportamiento ruin en ciertos momentos. ¿Qué tiene de especial este personaje?

Ahora Dalí me interesa menos que antes. Me fascinaba el Dalí maravilloso, amigo de Buñuel y de García Lorca, cuando trabajaba en grupo con André Breton. En ese período me parece fantástico. El Dalí de después, el de Gala, no me interesa tanto. Se repite mucho. Él fue capaz de tergiversar todo lo que había sido antes para congraciarse con Franco. El epicentro del mundo de Dalí era el Cap de Creus, y él estaba dispuesto a todo para volver allí. Incluso regaló al Papa un cuadro de Gala como la Virgen de Portlligat. Gala le era necesaria, porque él no sabía cruzar la calle sin ayuda, no sabía moverse por el mundo. A Dalí le fue como anillo al dedo, pero ella era miserable, codiciosa…

Yo soy partidario de la Tercera República federal. Yo creo que esto sería la solución

En referencia a Catalunya, en Aventuras ibéricas, usted se pregunta sobre la posibilidad de que el Gobierno español suspenda la autonomía y sobre una eventual intervención del Ejército. ¿Ya tiene respuesta a esta pregunta?

No creo que el ejército vaya a invadir Catalunya. Pero no me gusta nada que haya una cláusula en la Constitución que diga que la misión del ejército es preservar la integridad del territorio. Y esto ya lo dije cuando se redactó la Constitución. No soy experto en la política catalana, pero espero que se imponga el seny. Yo soy partidario de la Tercera República federal, con Portugal y todo. La estoy esperando de rodillas, pero no creo que la vaya a ver… En teoría, el PSOE está ahí, por el federalismo. Yo creo que esto sería una solución… Es posible, pero haría falta un liderazgo que no tenemos en este momento. Tenemos un liderazgo muy mediocre. Dependerá también de lo que dure Rajoy en el poder. Estamos como siempre, en un momento de provisionalidad. Todo es provisional. Esperamos las primarias del PSOE. Esperamos si Rajoy aguanta… Esperamos diálogo y pactos...

¿Cree que hay incomprensión en el conflicto entre Catalunya y España?

En Madrid no saben nada de Catalunya. Y no hacen ningún esfuerzo por saberlo. Nadie ha leído nada en catalán… España se divide entre monolingües y bilingües. Ser bilingüe ayuda a pensar de otra manera, a ser más abierto. Y hay muchos catalanes que no se dan ni cuenta de la suerte que tienen de ser bilingües, de tener dos idiomas cruzándose e influyéndose en el coco…

¿Piensa que el Gobierno español aceptará el proceso soberanista?

Estos fachas, esencialistas, cuando hablan de la unidad de España, consideran que esta unidad es sagrada. Ya no lo dicen, porque queda mal, pero lo piensan. Creen que España tiene un origen divino.