El Museu de les Cultures del Món presenta la exposición "Ikunde. Barcelona, metròpoli colonial", en la que explica las relaciones desiguales establecidas entre Barcelona y la Guinea Española durante el periodo colonial, a partir del análisis de Ikunde, el centro que el Zoo de Barcelona tenía en Bata para comprar animales. Es decir, la instalación donde se compró a Copito de Nieve y donde pasó unas semanas antes de ser enviado a Barcelona. Esta exposición permanecerá abierta hasta el 5 de febrero.
La desaparición de Ikunde
En 1991 pisé por primera vez Ikunde. En aquel momento Ikunde era todavía un apacible poblado de la etnia ndowé, ubicado en las afueras de Bata. Pregunté por el Centro de Adaptación y Experimentación Animal del Zoo de Barcelona. La mayoría de la gente no tenía ni idea de que allí había habido un centro relacionado con este Zoo. Sólo un viejo, finalmente, me acompañó hasta los restos de una valla y me aseguró que allí había funcionado esa instalación. Me lo creí, pero aquellos pilares de cemento habrían podido corresponder a cualquier cosa.
¡No vayas nunca a Ikunde!
En 2000 me instalé en Bata. No faltó un amigo bien intencionado que me advirtiera que no tenía que ir nunca a Ikunde. Bajo ningún concepto. Razón no le faltaba. Ikunde había crecido mucho. La ciudad se había expandido e Ikunde se había convertido en un barrio periférico, de mala fama. A pesar de las recomendaciones, fui: los restos de la valla del recinto del zoo de Barcelona, o habían desaparecido, o no los supe encontrar. En Ikunde se habían multiplicado los bares y los escándalos. Por las noches, abrían hasta muy tarde, y no faltaban las borracheras, los adulterios, la música ensordecedora, las peleas... No era excepcional encontrar a dos chicas arrancándose la ropa y las trenzas, tiradas por el suelo, en una frenética disputa por algún amante. Y no solía faltar el borracho paliza que asaltaba a los clientes del bar, a la espera de que le pagaran la enésima copa.
Y a pesar de todo...
Durante algunos años Ikunde fue el mayor centro de animación de Bata. En unos tiempos en que los apagones de luz de la ciudad eran míticos, y a veces duraban semanas, de una forma misteriosa en Ikunde solían encontrarse cervezas frescas. Y nunca faltaba un radiocassete con pilas con lo que la gente bailaba, a la luz del sol, o al de la lámpara de petróleo, según la hora. Y en muchos bares ofrecían a los clientes una olla con caracoles o con paillotes de pescado de río, o incluso instalaban, con la ayuda de un bidón vacío, una pequeña barbacoa con unos jureles congelados. Un bar mítico, el Cotton Bar, reinaba en la fiesta de la ciudad, de mañana, tarde, mediodía y noche. Estaba previsto que tuviera dos pisos, pero como las obras no avanzaban, había sillas colocadas directamente sobre el techo del primer piso, que no tenía ni barandillas, ni nada; las camareras del Cotton tenía fama en toda la ciudad por su belleza y por su accesibilidad. En Ikunde había peleas y robos, pero también baile, cervezas, conversaciones, amores de una noche o de muchas, diversión...
El Ikunde de la calle Montcada
La exposición del Museu de las Cultures del Món quiere tomar un elemento emblemático de la ciudad de Barcelona, como es Copito de Nieve, para analizar el colonialismo español en la Guinea Española a partir de los elementos que hicieron posible su traslado a Barcelona. Según Carles Sala, del ICUB, esta exposición "no quiere ser cómoda ni complaciente". Alberto López Bargados, comisario de la exposición junto con Eloy Martín, Andrés Antebi y Pablo González Morandi, ha querido destacar que los catalanes no fueron espectadores pasivos de la colonización española, sino que en el caso de Guinea la protagonizaron. Andrés Antebi ha celebrado que se empiecen a discutir estos aspectos y que se haya abierto en Barcelona un debate sobre la figura de Antonio López y su Compañía Transatlántica, que también tuvo un cierto protagonismo en la conquista de la Guinea.
Una relación desigual
La exposición parte del caso Copito para poner de manifiesto que la relación entre Barcelona y la Guinea Española fue desigual. Por una parte explica el uso del territorio guineano por parte de los cazadores catalanes en busca de trofeos. Se quiere poner de manifiesto como, por parte de los colonizadores, se procede a una apropiación de la naturaleza guineana. Y a partir de esta apropiación de la naturaleza se aborda también en la apropiación simbólica de los individuos y las sociedades. Los colonizadores coleccionan obras de arte de los "otros", los obligan a poner en fotografías con intención "científica"... Con todo eso se quiere poner de manifiesto que la ciencia no es neutral, y que también participa del fenómeno colonial. Y, evidentemente, se pone de manifiesto la explotación económica a que los catalanes sometieron el territorio.
Una exposición bien resuelta
Esta no es una gran exposición: el espacio disponible era bastante reducido. Pero se ha conseguido aprovecharlo mucho, con piezas bien vistosas y representativas. Se ha dividido en dos partes: una abierta, luminosa, la parte "blanca", reservada para la historia amable y bien conocida del Copito de Nieve. Y la parte "oscura", donde se presentan los aspectos menos agradables y menos conocidos de la colonización. En los dos espacios se han conseguido piezas emblemáticas: el gorila disecado que estaba en el escaparate de un taxidermista de la plaza Real, los documentales realizados por la productora Hermic Films, fotografías magníficas, las piezas etnográficas del gobernador Núñez de Prado... Y se ha conseguido unos efectos visuales magníficos, como lo que dan los esqueletos de unos pequeños gorilas, colocats sobre un fondo negro. Todo esto al servicio de un discurso claro y simple.
Una nueva etapa en el Museu de les Cultures del Món
El director del museo ha apuntado que esta exposición, la primera que se programa con el nuevo gobierno municipal, quiere abrir una nueva etapa de la institución. Asegura que el museo se quiere convertir en un "espacio crítico para reflexiones inciertas", "un lugar para encontrar respuestas científicas diferentes". En este sentido, ha considerado que esta exposición era idónea para inaugurar la nueva etapa, porque Guinea "forma parte de la memoria de la ciudad". Y ha anunciado que su intención es fusionar el Museo Etnològic con el Museu de Cultures del Món.
Desde el Norte
El principal problema de esta exposición es que analiza la colonización sólo desde Barcelona. Se presenta como "una exposición sobre Barcelona y no sobre Guinea", en tanto que se centra en repensar la memoria colonial. Intenta romper con la mirada colonial, pero siempre desde el Norte. Esta exposición se ha hecho sin pisar Ikunde y sin contrastar las visiones guineanas de Ikunde, del Copito de Nieve, de Barcelona... Quiere combatir estereotipos, y lo hace, pero no deja de mirarse el ombligo. No contribuye a una visión del colonialismo que integre a los colonizadores y a los colonizados.
Invisibilización
Los guineanos acaban jugando el papel de simples víctimas de la colonización. Se hace referencia al coleccionismo de objetos rituales por parte de los colonizadores, pero se ignora que ya en los años 1920 había guineanos especializados en fabricar "souvenirs" para los coleccionistas europeos. Se quiere analizar Barcelona como metrópoli colonial, pero no se hace ninguna referencia a las grandes familias guineanas, como los Vivour, los Colinos, los Jones, los Dougan, que tenían casas señoriales en el barrio de Tres Torres. Ni siquiera se menciona a Benito Mañé, el cazador que vendió el Copito de Nieve a Ikunde, y al no mencionarlo, se oculta que los guineanos cazaban (y cazan) gorilas, no tan sólo para venderlos a los blancos, sino también para alimentarse o para proteger sus cultivos. Si no hubiera existido Ikunde, Copito de Nieve no se hubiera salvado, sino que hubiera acabado en la olla.
No hay Ikunde que dure mil años
Hay que recordar que Ikunde desapareció porque los guineanos, después de la independencia, forzaron la retirada de todos los españoles. Si no fueron protagonistas de la creación de Ikunde, sí que lo fueron, en cambio, de su clausura, de la que no se habla en la exposición. Es sintomático de la invisibilización de los guineanos de que la parte oscura de la exposición se abra con un poema sobre Guinea de León Felipe, y no con ningún texto de autor guineano...
¡Ve a Ikunde!
Ir al barrio Ikunde, el año 2000, no era una experiencia cómoda. En Bata era mucho más sencillo quedarse en el céntrico Bar Central, donde podías disfrutar de aire acondicionado, cervezas siempre frías, la integridad física garantizada y un nivel de escándalos relativamente reducido. Y, a pesar de todo, si querías conocer la Guinea de verdad, era necesario visitar Ikunde. De la misma forma, si quieres conocer la realidad de la colonización española, hace falta que vayas al Ikunde de la calle Montcada. No es una experiencia cómoda, pero enseña mucho de nuestra historia.
Fotografía de portada: Recepción de Copito de Nieve por el alcalde Porcioles. Pérez de Rozas. Arxiu Fotogràfic de Barcelona.