Sangre, sudor y marketing. Bajo esta premisa se ha labrado una prometedora carrera en las artes marciales mixtas (MMA, en sus siglas en inglés) Ilia Topuria, primer peleador español, hispano-georgiano, en llegar a ganar un cinturón de la UFC, la mayor promotora del mundo de la disciplina de combate. Sangre, sudor y marketing también son las tres palabras que definen Topuria: Matador, un documental centrado en el halago al campeón.
El clásico documental de la factoría Movistar
El rodaje del film empezó en abril de 2023. En aquel momento, el luchador era tan solo aspirante oficioso al título. “Era tan convincente…”, se relata en la sede de Filmax en Barcelona. La distribuidora y Movistar+ se lanzaron de cabeza a rodar todo hasta su reyerta por el título contra el imbatible –al final batible, Iria lo destronó– Alexander Volkanosvski. La película, hora y treinta y seis minutos de Topuria y su cuadrilla alabando la labor del peleador, ensancha –algo– el reportaje que ya contenía la plataforma de Telefónica, Ilia Topuria, El Matador (Informe Plus+, 2023).
Al final es el clásico documental de la factoría Movistar: cuidado, bien filmado. Y simplemente más largo de metraje para estrenar en salas de cine
Al final es el clásico documental de la factoría Movistar: cuidado, bien filmado. Y simplemente más largo de metraje para estrenar en salas de cine. La narración es farragosa, por típica. El largo firmado por Giampalo Manfreda es, por momentos, como Topuria, matador. La cuenta atrás para un combate y su historia de vida intercalada... No sorprende en casi nada: la bajada de peso, paradigma. Sabiendo algo de deportes de combate, lo del sufrimiento y los riesgos en un momento de deshidratación para llegar a los kilos pactados con el oponente como leitmotiv, es pobre, muy pobre.
El documental hace uso estricto del término: muestra, muestra, muestra. Pero no construye líneas paralelas
El documental hace uso estricto del término: muestra, muestra, muestra. Pero no construye líneas paralelas. Por ejemplo, la relación con el personajado que es el cantante –e íntimo de Topuria– Omar Montes. Eso qué. Paradójicamente, en este alegato a las MMA, no hay conflicto, ni se busca. ¿Cómo lo iba a haber? Topuria, Matador, es el productor del largo. El documental lo busca todo en el ámbito comercial. Cuentan incluso con Jordi Wild como experto, como si el Wild Tournament le hiciese EL analista.
Un anuncio de casi dos horas
Se parece a Esta ambición desmedida (2023), la película de C. Tangana-El Madrileño, es este tipo de docu que realmente funciona como un anuncio de casi dos horas. No se pincha al personaje.. Alguna música dramática cuando está con su hermano recordando en Alicante su llegada desde Georgia y las luchas desde críos. Poco más. Hay algún enfado con su crew cuando no zampa y no bebe en el corte de peso. Lo esperable.Se revela poco: el Ilia “niño de la Guerra”, cómo sus hermanas lo criaron cuando sus padres se marcharon a España. Sí es interesante ver cómo hablan él y su equipo de la estrategia, minuciosa, muy técnica, contra Volkanovski; los scouters de la sangre. Hay más miga que puros puños en un evento así. Hay algún momento único, como cuando con quince años le ve ganar en un campeonato amateur el mismísimo Arnold Schwarzenegger. “El Terminator me dio sus bendiciones, me estaba dejando su legado”, dice, convencidísimo, Topuria.
Ilia Topuria es más complejo que su documental. Al contrario de lo que muchos han hecho creer, es más que un Llados
La verdad, el tipo es cautivador. Es un gusto verle hablar con ese temple. “El sueño no es lo que ves cuando duermes sino lo que no te deja dormir”. También está el Topuria más conservador: cuando habla de su mujer es espeluznante. A Georgina Uzcátegui la conoció en Miami, buscaba, le dijo a una amiga, a alguien con “buenos valores”. “¡Quién es esa chica tan guapa!”, gritó en un bar. El Matador más objetualizador. Ilia Topuria es más complejo que su documental. Al contrario de lo que muchos han hecho creer, es más que un Llados: lo espiritual (la palabra Dios aparece ya en el minuto cinco del metraje) juega un papel básico. Tiene todo, lo mental, lo marcial, la filosofía de básicos, para ser el adalid de la cultura fitness en Internet, esa en la que está tan metida la generación millennial y zeta.
Uno de sus entrenadores destaca hacia el final de la cinta que el alicantino es "el Bruce Lee de esta era". Sin duda. Máquina de combate y de marketing. El chino-norteamericano no le duraría ni medio asalto
Destaca uno de sus entrenadores hacia el final de la cinta que el alicantino es “el Bruce Lee de esta era”. Sin duda. Máquina de combate y de márketing. El chino-estadounidense no le duraría ni medio asalto.