Ilker Çatak (Berlín, 1984) es un director de cine muy concienciado con lo que hay a su alrededor. Por ejemplo, en I was, I am, I will be trataba la problemática de la inmigración desde un prisma objetivo y muy particular. Ahora se adentra en las aulas, concretamente las de una escuela alemana. Y no solo para hablar de la educación a los niños en la actualidad, del sistema y sus objetivos. También va sobre el papel de los adultos; estos siguen teniendo mucho peso y una gran responsabilidad. No es la primera vez que se trata tan a fondo esta cuestión, en su día ya abrió esta lata Bernard Tavernier en la fantástica Hoy empieza todo. Nominada a mejor película extranjera en los Premios Goya, y con otras tres en los Premios del cine europeo, Sala de profesores es una cinta que puede abrir muchos debates, entre ellos, dónde están los límites de la privacidad. De todo ello y de otras cuestiones, hablamos en un hotel de Barcelona con un Ilker Çatak cauto, que mide cada una de sus palabras.
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Desde que comenzaste a idear la película, hasta que la viste ya acabada, ¿cómo fue mutando la misma? ¿Se ajusta a lo que tenías pensado previamente?
Cuando empiezo a rodar una película me centro en la filmación y en cómo le voy a dar forma. De hecho, los dos o tres primeros días de rodaje fueron directamente a la basura. Pero sí, entonces ya no pienso tanto en el guion, y lo que va surgiendo, lo vamos resolviendo.
La película trata el tema de la educación. ¿Te inspiró alguna vivencia personal o ajena?
Cuando haces una película, siempre tienes un punto de partida, una inquietud. En este caso, si hay un par de experiencias propias que me llevan hasta aquí. Después está ese desarrollo total de la historia y cómo avanzan los personajes.
Como hiciste en la fabulosa I was, I am, I will be, aquí también tratas, y con mucho respeto, la cuestión de la inmigración.
Obviamente. Solo tienes que mirar de dónde vengo. No me puedo esconder, eso está ahí. Y en Sala de profesores también está presente, hay un caso concreto que nos lleva a hacer ciertas preguntas.
Normalmente, el cine alemán es más gris y sombrío. Aquí me llama la atención el uso que hacéis del color y la fotografía.
Gracias, se lo trasladaré a los directores de cada una de esas secciones, se alegrarán. Verdaderamente, yo esas cuestiones ya las delego y me fío de quienes se van a ocupar de esa labor. Pero ahora que lo dices, es cierto que hay un tratamiento del azul muy potente, también hay sombras de color marrón.
No podemos atentar contra la privacidad de nadie, la intimidad de cada cual es innegociable
Otra cuestión interesante son los primeros planos, sobre todo los de Frau Novak. Ayuda a canalizar mejor la tensión existente en la película.
No me he parado a analizarlo tan profundamente, pero siendo así, esta era la intención. Hay que optimizar todos los recursos, y este era uno de ellos. Es una película con cierta tensión, la que provocan las personas, tanto niños como adultos.
Por otro lado, la película se permite varios respiros. Y lo hace a partir de imágenes lejanas, de niños jugando en el patio a pelota o dos profesores fumando en el exterior. Todo ello con música misteriosa. ¿Esto estaba buscado? ¿Crees que en nuestro día a día nos cuesta encontrar esos momentos de pausa?
Sí que era necesario, por esa razón añadimos esas escenas. No nos damos cuenta, pero siempre vamos corriendo. Quizá lo debería aplicar a mi vida, yo soy muy malo en eso, me organizo fatal. No encuentro ese respiro, y por tanto, estamos presos por la ansiedad.
En cuanto a los niños y a su educación, aquí se están planteando cosas como si es conveniente que los niños lleven teléfono móvil a las escuelas. Lo cual influye en sus resultados y la formación. ¿Cómo lo ves?
En el sistema educativo hay muchos aspectos a revisar. Uno, por ejemplo, es el horario. Un niño no puede estar a las ocho de la mañana en un aula. No puede asumir ni asimilar esa información, no están preparados. Las clases para ellos deberían empezar más tarde. En cuanto al uso del móvil, no nos olvidemos que este aparato es como una droga, crea adicción. Pero no solo en niños, tendríamos que revisar qué hacemos con todo esto y hacia dónde vamos.
Algo ciertamente interesante en la película, es la lectura que hacéis sobre la privacidad. ¿Dónde ponemos el límite a esto?
Yo lo tengo claro, no podemos atentar contra la privacidad de nadie. La intimidad de cada cual es innegociable, no se pueden traspasar ciertas barreras. Y en la película hay un personaje que lo hace y que deriva en todo ese caos posterior. Está claro que nos deberíamos cuestionar muchas más cosas.
Hay una frase en la película que le da sentido a todo esto: “Siempre son los otros quienes sufren las consecuencias”. ¿Es este uno de los mensajes que nos brinda la película?
Yo no hago cine con la idea de lanzar mensajes. El único ahí, está en el plano final, esa es la conclusión.
Con la metáfora del cubo de Rubik y las matemáticas. Yo también tengo uno y a veces lo cojo, me ayuda a quitarme el estrés.
¡Qué bien! ¿Tienes uno? En ese cubo se esconden muchos secretos. También algunas verdades. Me vino muy bien como recurso argumental.