El debate sobre la interculturalidad llega al Palau Macaya, en el día de los Derechos Humanos. Y lo hace mediante los "Diálogos por la interculturalidad", una iniciativa del Club de Roma en Barcelona, el Palau Macaya de la Obra Social la Caixa y la Fundación Secretariado Gitano, que tiene voluntad de continuidad. En un momento en que las desigualdades no hacen más que crecer (con la consecuente polarización social) y en que la ultraderecha avanza con paso firme en el Estado español y en Europa, el debate es más urgente y más complejo que nunca.

Iniciativa gitana

Jaume Lanaspa, del Club de Roma, ha celebrado que esta iniciativa surgiera de la Fundación Secretariado Gitano, a quien ha definido como una "entidad de progreso" que representa a "la minoría más numerosa y más antigua del Estado". Francesc de Paula Ventura, del área social de la Obra Social la Caixa, ha reivindicado la necesidad de reclamar todos los derechos, por todas partes, y por eso ha afirmado que es necesario fomentar la cohesión social, una tarea que la Obra Social promueve en algunos territorios. Isidro Rodríguez, presidente de la Fundación Secretariado Gitano, ha reclamado el derecho a ser diferente ante la ignorancia o la agresividad. Y ha apostado por la necesidad de defender las identidades, pero al mismo tiempo tejer vías de contacto por la cohesión social y por la concordia. La jornada ha contado con la participación de diferentes expertos, del campo de las ciencias sociales, pero también con representantes de las instituciones. Ha estado presente Lola López, Comisionada de Inmigración, interculturalidad y Diversidad del Ayuntamiento de Barcelona, e Ignacio Sola, director general de Igualdad de Trato y Diversidad del Ministerio de Presidencia.

Un debate necesario en tiempos difíciles

Lanaspa ha destacado que hasta hace poco España se presumía de estar al margen de la xenofobia pero que ahora el fantasma del racismo y de la xenofobia ha saltado los Pirineos, y ha insistido en que Vox es un partido de extrema derecha. Pese a todo Lanaspa ha celebrado que se firme en Marraquech un pacto mundial sobre la migración, "hay motivos para la esperanza", ha afirmado, aunque ha reconocido que se trata de un pacto "incompleto" del que se han desvinculado países clave como Estados Unidos, Australia o Israel. Rodríguez ha defendido la necesidad de la interculturalidad, sobre todo ahora, en tiempos difíciles, tiempo "de muchas certezas". El presidente de la Fundación Secretariado Gitano ha afirmado que hay elementos positivos, como la aparición de un nuevo paradigma de la igualdad, pero apunta que estos cambios exacervan los miedos, el reaccionarismo y el fascismo, movimientos que reivindican el homogeneiización de la sociedad.

Sami Naïr: Nunca se ha hecho el esfuerzo de entender a los gitanos

El secreto gitano

En la ponencia marco que ha abierto los diálogos, el politólogo Sami Naïr ha afirmado que durante mucho tiempo se quiso dar apoyo a la interculturalidad ignorando a los gitanos, a los que se excluyó mediante una "frontera del imaginario". Naïr ha afirmado que el problema gitano es un problema universal. Pero ha considerado como muy positivo el hecho de que últimamente se revise la relación entre la sociedad y los gitanos, sobre todo teniendo en cuenta que mucha gente todavía tiene una gran ignorancia y prevención contra ellos. "No se sabe casi nada de las persecuciones que han sufrido. No se dice nada de  ella en las escuelas... Acabamos de descubrimos que un país como Suecia, hasta fechas muy tardías, tuvo un programa de esterilización de los gitanos", explica el politólogo. Y añade que no se habla mucho del más de un millón de gitanos exterminados a las cámaras de gas y en los campos de concentración nazis. Pero Naïr ha destacado, sobre todo, el silencio sobre las complicidades con el racismo y la discriminación contra los gitanos y ha recordado que hasta 2005 la Comisión Europea no empezó a tratar este tema. Y apunta que hasta hoy el sistema sociopolítico está destinado a excluir los rom. Naïr ha insistido en que no hay un problema "de los gitanos" sino un problema nuestro en nuestra relación con los gitanos. "Nunca se ha hecho el esfuerzo de entender a los gitanos", explica Naïr, para quién "para romper el racismo hay que ponerse" en el lugar del otro, intentar entenderlo". Naïr ha alabado la condición gitana: "Si cosmopolitismo quiere decir alguna cosa, los gitanos son los lo más genuinamente cosmopolitas", y ha destacado la capacidad de los gitanos de traspasar fronteras: "Nos pueden ayudar a mirar de otra manera el mundo, a relativizar ciertas cosas", explica el filósofo francés.

Más allá de la coexistencia

La primera mesa, moderada por la periodista Mònica Terribas, ha reflexionado sobre los principios de la interculturalidad con el antropólogo Carlos Jiménez, la investigadora en estudios interculturales Gemma Pinyol-Jiménez y el miembro del Programa de Estudios Romanís Ismael Cortés. Jiménez ha situado el debate, y ha apuntado que el diálogo intercultural es imposible cuando no hay igualdad en el trato. Jiménez ha apuntado que no puede haber interculturalidad cuando hay discriminación, y apunta que en un país de grandes desigualdades como el Estado español es imposible la interculturalidad. Y ha afirmado que la interculturalidad es más que el puro respeto, es el interés por lo que es ajeno y la creencia en la diversidad como la base de lo común. Jiménez ha rechazado el vivir uno al lado del otro: "el principio principal es construir alguna cosa conjuntamente a partir de aquello que nos es común". Pero, por otra parte, Jiménez ha criticado "el exceso de diferencialismo", que considera "una herramienta de división y de explotación". "No nos hemos de obsesionar en la diferencia", ha argumentado, "sino fijarnos más en aquello que nos une".

Conflictos existentes

Gemma Pinyol-Jiménez ha afirmado que la interculturalidad tiene que ser tanto una parte de la gestión pública como un proceso de transformación social y personal. Y ha afirmado que cuando se habla de diversidad no se tiene que hablar sólo de inmigrantes... "La convivencia genera líos", explica Pinyol, "pero eso no es grave. Lo único que hace falta es gestionarlo". También Ismael Cortés ha puesto el énfasis en una solidaridad social, que tiene que ser intercultural, que es lo que puede frenar la polarización económica, política y cultural.