Ya se sabe qué es un sufijo: un elemento que se añade al final de una palabra para crear otra. Hoy hablamos de un sufijo curiosísimo: -im -am, que suele evocar un balanceo. Ejemplos: pengim-penjam (de penjar 'colgar') 'colgando, de cualquier manera', coixim-coixam (de coix 'cojo') 'cojeando' (el Diccionari català-valencià-balear lo localiza en la Cataluña francesa), balandrim-balandram (de balandrejar 'balancearse') o banzim-banzam o badim-badam 'balanceándose'. Estas palabras indican cómo está o se hace algo. Por ello, suelen decirse con el verbo anar 'ir' y semejantes (Anava amb els braços pengim-penjam; L'home caminava coixim-coixam; La barca, balandrim-balandram, s'allunyava 'se alejaba' de la riba) o estar (Els cables estaven pengim-penjam).
Estas palabras indican cómo está o se hace una algo. Por ello, suelen decirse con el verbo ir y semejantes
También hay palabras que designan personas y cosas: pengim-penjam puede significar 'persona contrahecha' (en el Gran diccionari de la llengua catalana leemos En Joan és un pengim-penjam) y también 'conjunto de cosas colgadas'. A su vez, en Mallorca y Menorca existen xalim-i-xalam 'palabrería simultánea y confusa' y xerrim-xerram 'persona charlatana' (de xerrar 'hablar').
Un sufijo especial
¿Por qué este sufijo es especial? Porque duplica la palabra primitiva y porque se une a cualquier cosa. Los sufijos generalmente se unen a una sola clase de palabras (por ejemplo, -ció va solamente con verbos); pero -im -am se agrega a verbos (penjar, xerrar), adjetivos (coix) y onomatopeyas (palabras que reproducen sonidos de la realidad).
Luego existen variaciones: xerrim-xerram y xalim-i-xalam tienen como variantes xerrima-xerrama, xalima-xalama i xarima-xarama. Pueden aparecer otros sonidos: barrim-barram significa 'movimiento atropellado o desordenado' y '(persona) que hace las cosas sin cuidado'; a partir de ahí, el Gran diccionari de la llengua catalana entra barrip-barrap como sinónimo de barrim-barram; hay quien dice barrim-barrom; y en el Priorat se oye que alguien hace las cosas barrip-barrop, o sea, torpemente. También existen batzip-batzap ('modo de hablar excesivo e impertinente') y barrís-barràs, y en Andorra (según el libro La llengua catalana a Andorra de Manel Riera, 1992), cuando alguien tiende a ser despistado se dice de él que es un verdís-verdàs. En el Rosselló se oye plugim-plujot o plugit-plujot para indicar 'llovizna', mezclándose con el sufijo aumentativo -ot (que, de gos 'perro' y noi 'chico', dan gossot 'perrazo' y noiot 'muchahote'). Finalmente, xerric-xerrac es sinónimo de carrau o carraca (el instrumento de madera con el que los niños hacía ruido por Semana Santa, haciéndolo voltear veloz), y en la Catalunya francesa le llaman carrisc-carrasc (el escritor perpiñanés Albert Saisset escribía: "Com un carrisc-carrasc els queixals feia brúnyer").
Este sufijo aún se puede aplicar a otros ámbitos donde la idea de movimiento es tenue; sería el canto popular de Patufet (patim-patam-patum). Por eso, si alguien se encuentra así-asá, puede decir que está fotim-fotam (a partir del verbo fotre 'joder').
Por cierto que el francés ha creado palabras parecidas para acciones que se realizan repetidamente o que se alargan. Así, del verbo frotter 'frotar' sale frottifrotta 'restregarse con alguien por placer, sobre todo bailando', y del verbo prêcher 'predicar' sale prêchiprêcha 'discurso moralizante'.