Joan Brossa es un artista que dejó su huella en la ciudad de Barcelona. Sus poemas corpóreos se han integrado perfectamente en el paisaje de la capital catalana. El gigantesco Poema visual transitable en tres tiempos, al lado del Velódromo, es todo un emblema de su obra barcelonesa. Pero hay muchas otras: las letras metálicas que componen la palabra "Barcino" junto a la antigua muralla, en la plaça Nova; el monumento al Libro, en el paseo de Gràcia esquina Gran Via; el reloj invertido del Poliorama... Ahora, en pleno Any Brossa, el Ayuntamiento de Barcelona ha publicado, con la colaboración de la Fundació Joan Brossa, Itineraris brossians, una reedición ampliada del libro que se publicó en el 2006, con motivo del centenario del nacimiento del poeta. Itineraris brossians, con textos de Glòria Bordons, Judith Barnés i Daniel Giralt-Miracle, invita al lector a descubrir nuevas visiones de Barcelona a través de siete rutas que recorren la vida y la obra de Brossa.
El más público y el más discreto
Hay obras de Brossa que son muy vistosas, por sus dimensiones y por estar situadas en el espacio público: no hay ninguna duda que en este campo el más espectacular es el Poema transitable en tres tiempos del Velódromo de Horta. Pero hay más difíciles de ver. En 1984 Brossa instaló un peculiar Reloj ilusorio en el Teatre Poliorama, cuando lo reformaron. Se trata de un poema corpóreo que tiene una parte de máquina y una de obra de arte. En un lugar todavía más escondido, en la sede central de la editorial Penguin Random House, hay una espectacular instalación basada, como no, en el alfabeto: Lletres fugitives. Aunque es justo en medio de la calle, a todavía es poco conocido el antifaz que creó para el Premio FAD y que es ubicado en la Rambla, a la altura de la calle del Carme.
Los otros Brossas
El libro también recopila obras de Brossa que son poco conocidas y que poca gente reconoce como parte de la obra brossiana, como las "A" que hay en la entrada de la tienda El ingenio, de la calle Rauric, las llamadas Lletres gimnastes, o las letras ubicadas en los Jardines Joan Brossa, del Parque de Montjuïc, en una zona mucho más visitada por los turistas que por los barceloneses. O incluso una pared medianera decorada con motivos de Brossa que está situada en la calle València (y que es usada como portada del libro).
Barcelona, con Brossa
Aparte de las obras de Brossa, Itineraris brossians recopila las obras en homenaje a Brossa que hay en Barcelona, como la butaca que le está dedicada en la Filmoteca, un lugar que visitaba con frecuencia. El homenaje más espectacular (y a pesar de todo poco conocido) es el mural A Brossa, de Perejaume, situado en la plaza de la Prosperitat de Nou Barris. Pero pocos saben que el Miraestels de Robert Llimós, en el Port Vell, también está inspirado en la obra de Brossa. Y, obviamente, en un libro como este no podía faltar el escenario Joan Brossa de la Fundación Joan Brossa, en la calle de la Seca.
Más allá de Barcelona
El libro, aunque prioriza las rutas brossianas por la ciudad, no olvida otras obras de Brossa dispersas por el mundo. Algunas de ellas situadas cerca de la ciudad, en el área metropolitana, pero de otros bien lejanas, como la decoración del Casal Català de La Habana. También aparece Incomunicación, la obra que actualmente preside el vestíbulo del Consell General d'Andorra... También hay muchas obras de diferentes lugares de Catalunya, como el A de Barca, instalada en el Parque de Catalunya, en Sabadell o el proyecto urbano de la plaza Francesc Macià de L'Hospitalet. Incluso se reproduce la espectacular Cap de bou situada en la Vinya dels Artistes en La Pobla de Cèrvoles, en Les Garrigues, aunque este monumento no fue hecho por Brossa, sino que es una reproducción instalada después de su muerte. Incluso el libro incluye la obra más censurada de Brossa: el Record d'un malson, dedicado al alcalde franquista de Barcelona Josep M. de Porcioles. Por su dureza no fue instalado en el Camp de la Bota, donde estaba previsto; pasó un tiempo en el vestíbulo de la Biblioteca de Sant Adrià, y actualmente está en el Museo de la Inmigración de esta ciudad.
Una obra práctica
Itineraris brossians no es un gran ensayo teórico sobre Brossa. No es un libro de crítica de arte, aunque aporta algunas reflexiones sobre la obra de Brossa e incluye algún texto del mismo poeta sobre su obra. Es, básicamente, una obra pensada para orientar a los barceloneses interesados en la obra del poeta que quieran profundizar en su conocimiento de una forma distraída y lúdica. Este libro permite descubrir que tenemos a Joan Brossa mucho más cerca de lo que imaginábamos y que está mucho más vivo que lo que muchos se piensan. Y a quien este libro no le vaste, que vaya a ver la exposición Joan Brossa, poeta de la revuelta, en el Born, que en unos cuantos paneles muestra la faceta más política de un poeta que nunca rechazó el compromiso.
Foto de portada: Escultura Barcino. Foto: Pepe Navarro, Ayuntamiento de Barcelona.