Quizás las procesiones vayan por dentro, pero vivir en una promoción constante y dar entrevistas cada dos por tres no le hacen perder un entusiasmo contagioso. En sus frecuentes encuentros con la prensa, Javier Cámara (Albelda de Iregua, La Rioja, 1967) transmite la bonhomía y el buen humor que le han convertido en uno de los tipos más queridos del audiovisual español. Cuando todavía está reciente el ¿cierre? de las peripecias de Juan Carrasco —ese personaje al que da vida en las tres temporadas de una fabulosa serie que, pese a cambiar de título, es la misma (Vota Juan, Vamos Juan y Venga Juan), ese político tan inepto como entrañable, tan sinvergüenza y corrupto como humanamente patético, que lo mismo acepta sobres y aparece en libretas parecidas a la de Bárcenas como que confunde a Carlos Baute con Chayanne, y que canta Eloíse como si fuera Tino Casal— el actor estrena ahora Rapa, el nuevo thriller de los hermanos Pepe y Jorge Coira tras su inapelable triunfo con Hierro.
“Es mi primer thriller, no había hecho esto en mi vida”, advierte el actor, que aquí luce barba pelirroja y cráneo rasurado, mientras se inmiscuye en una investigación policial tras encontrar herida de muerte a la alcaldesa del pueblo gallego de Cedeira. Convertido en testigo de lo que la niebla apenas le ha permitido ver, el profesor de instituto al que interpreta se convertirá en cómplice de una inspectora de policía (Mónica López), ofreciéndole su mirada cínica y despojada de prejuicios y empatía, una cierta misantropía que puede beneficiar en la búsqueda del asesino. “Una de las cosas en las que más me insistía Jorge (Coira, el director) era su interés en lo que mi personaje escondía, más que lo que mostraba. Es un tipo que sufre una enfermedad que le va minando poco a poco, que no es feliz dando clases, que está desubicado, harto: divorciado, solo... Ser testigo de un asesinato es un estímulo para él, como si le hubiera tocado la lotería, ahí encuentra una motivación. Además, es un tipo frío con dificultades para relacionarse con los demás, que dice barbaridades a menudo y que puede ser un poco cruel, pero también es capaz de ver las cosas de una forma distinta. Elimina las emociones cuando ofrece su punto de vista a la investigación, porque él está intentando solucionar el puzzle, y eso le interesa mucho a la policía que interpreta Mónica López, pero también le molesta porque puede ser una mosca cojonera”.
Galicia y el nordic noir
Ya ocurría en Hierro, y se repite en Rapa. El paisaje, entonces canario y ahora gallego, se convierte en un personaje más de la trama. “Un thriller en Galicia es como un thriller danés, ya les gustaría tener estos acantilados a los daneses”, exclama Cámara. “El ambiente, el clima, lo que genera, juega muy a favor. Para los Coira, la vuelta a casa también era muy especial. No soy un avezado consumidor compulsivo de thrillers o novela negra, pero me apetecía participar del género. Una de las cosas que más me gusta es la multitrama: parece que todo el mundo está implicado, alrededor de esa alcaldesa omnívora y todopoderosa hay un crisol de personajes que alimentan aquello del entre todos la mataron y ella sola se murió. Es una serie ambiciosa, y casi un tratado sociológico, en el que se mezclan ambiciones políticas, un entramado familiar, el retrato de un pueblo... También me gusta mucho el juego que propone el guion, que da información al espectador antes que a los protagonistas. Descubrir el por qué del asesinato es lo más importante”.
Javier Cámara: "Es una serie ambiciosa y casi un tratado sociológico"
Buen amigo de Candela Peña, cuyo papel en Hierro le proporcionó premios y buenísimas críticas, el actor admite que habló con ella antes de aceptar participar en Rapa: “Candela es una mujer muy emocional, que se deja llevar mucho por su intuición, y que siempre ha cuidado mucho sus elecciones. Hierro fue una apuesta fuerte, y me interesaba conocer qué la llevó a escoger ese proyecto. Cuando vi la primera temporada lo entendí: era un personaje apabullante, con muchas aristas, con dolor, con abandono... sola y perdida en el fin del mundo. Probablemente, la repercusión que tuvo también fue un sorpresón para Movistar, y la serie se convirtió en un buque insignia”, afirma, y continúa: “Mónica López y yo somos muy amigos de Candela, y ambos indagamos en los procesos, los ensayos, sabíamos que había gente muy seria detrás. Es un poco como Carlos Alcaraz: gana a Nadal, vale; pero gana a Djokovic, y gana a Tsitsipás, algo bueno habrá ahí, ¿no? ¿Flor de un día? Este tío es un genio. Y con los Coira y Hierro pasa lo mismo, cuando haces una temporada buena, bien, pero si haces dos...”
Conexión Cesc Gay
Javier Cámara comparte el entusiasmo del periodista cuando destaca el rol protagonista de Mónica López, ya presente en Hierro, y de la que los Coira parecen ser firmes reivindicadores de un talento que en Catalunya conocemos bien. Entre otras cosas, ambos comparten la conexión con Cesc Gay, con el que Cámara ha trabajado en cinco largometrajes. “Adoro a Mónica, me acordaba mucho de ella en En la ciudad, que es una película que me partió la cabeza. Y su personaje nos contaba a todos, es la primera peli en la que la protagonista femenina contaba mi historia, la historia de todos. Qué bonito que ella generara tantas empatías en esta generación. Siempre había querido trabajar con ella, y creo que debería estar más presente. Rapa tiene que colocar a Mónica en un lugar muy bonito, porque se lo merece, porque tiene un talento descomunal, ojalá la serie le abra más puertas”.
Javier Cámara: "Siempre había querido trabajar con Mónica, y creo que debería estar más presente en Raga"
En este sentido, veremos al actor en un pequeño papel en el nuevo film de Gay, esas Historias para no contar que se estrenarán en octubre. “Aparezco en una escena, que hice porque Pepón Nieto pilló el covid, y a mí me pilló en Barcelona porque iba a los Premios Gaudí. Me hace muy feliz, porque ¡yo con Cesc Gay voy al fin del mundo! A mí, Cesc me ha dado la vida, desde Ficció me ha regalado personajazos, y hacer este viaje con él, como con algunos otros directores y directoras, es una gozada”.
El viaje de Carrasco
Si hablamos de gozadas, de viajes profesionales y de series, pocos personajes habrán dado tantas satisfacciones al actor como Juan Carrasco, ya historia viva de la televisión, como lo es también el mítico Paco Gimeno de 7 vidas. Explica Cámara: “Soy muy feliz con ellos, sí. Es verdad que Paco me queda lejos, ya han pasado muchos años, y, probablemente, hoy en día algunos capítulos de 7 vidas aguantarían muy frágilmente, porque el humor ha evolucionado mucho. El que sí ha sido muy bonito es el viaje de Juan Carrasco. ¡Muy, muy, bonito, tío! Han sido tres temporadas en los que el personaje ha vivido un arco narrativo enorme y nos hemos ido a un lugar cada vez más triste, hemos podido desarrollar un grupo de personajes muy patéticos, muy sinvergüenzas, pero también muy humanos y tiernos, con muchas aristas, muy poliédricos. Y creo que la comedia se merece eso, huir de personajes y tramas lineales. Y la mano de Diego San José, que escribe que es una maravilla. Creo que las tres temporadas son cojonudas, muy distintas, hay cosas preciosas en esa serie. Y probando cosas, arriesgando, dejando de estar pendientes del gag, creo que hemos sido capaces de llevar la comedia a lugares poco transitados”, apunta.
Desde ese humor amargo e insólito, la trilogía Vota/Vamos/Venga Juan ha metido mano a la corrupción política que abre, día sí y día también, los informativos. “¡Es que antes ese tema no se tocaba! Recuerdo escuchar en alguna reunión de trabajo hace años que había dos temas tabú en la ficción: el sexo y la corrupción, decían que eso no metía a nadie delante de la pantalla. Yo no lo entendía demasiado, porque el sexo siempre ha interesado. Pero es verdad que con la política y la corrupción no se atrevían. Y en Vota Juan hemos sido capaces de hacer un acercamiento desde otro punto de vista, muy curioso. Estoy muy orgulloso de esa serie, sí”.
Terminamos la charla preguntándole a Javier Cámara por la vida profesional en esa élite que comparte con actores como Javier Bardem, Luis Tosar, Eduard Fernández, Antonio de la Torre o Javier Gutiérrez. “Es verdad que no paro de trabajar. Somos unos privilegiados, y claro que hay talento, pero también me gustaría decir que hay muchos más que deberían estar ahí”, afirma, reivindicando el talento menos mediático: “El starsystem se fabrica también apareciendo en entrevistas, saliendo en la prensa. Y ahora, con Rapa, por ejemplo, tengo la sensación que estoy haciendo promoción solo porque soy la cara más conocida, y creo que hay que repensar esto. Me gustaría ir a todas partes con Mónica López y con ese grupo de actores gallegos maravillosos. Porque estoy en primera línia cuando hablamos de promoción, pero en la primera línea de trabajo hay muchos más actores buenísimos. Y actrices en este país... ¿perdóname? Para cualquier papel protagonista o secundario puedes tener a decenas de actrices de primera línea. Entonces, en esa lista de cinco o seis actores que citas yo te pongo 30, hay un talentazo enorme en este país”, concluye.