Carlos Pazos es el artista antidisciplinario por excelencia. Para demostrarlo, con la inestimable complicidad del ensayista Eloy Fernández Porta, ha organizado una exposición que nos hace replantear nuestro concepto a gusto estético. Solo entrar en la sala de exposiciones de Can Framis nos encontramos ante una declaración de intenciones bien clara; la expresión Bad Painting?, escrita con letras de neón rojas y el interrogante con luz intermitente. Este interrogante parpadeando me permaneció en la cabeza horas después de visitar la exposición. ¿Quiénes son los árbitros del gusto? ¿Quién nos educa en este gusto? ¿El gusto se convierte en puntuación? ¿El gusto es de sentido común? La mayoría de los cuadros exhibidos han sido extraídos de los almacenes del MNAC, del periodo comprendido entre el 1850 - 1950. Muchas de estas obras, curiosamente, nos arrancan una sonrisa, cosa que no pasa cuando paseamos por la colección permanente del museo. ¿Eso significa que también nos influencia el contexto? ¿A la hora de juzgar el arte, estamos sesgados por el dictamen de los profesionales?
¿A la hora de juzgar el arte, estamos sesgados por el dictamen de los profesionales?
Copia leal o parodia irónica
Después de ser interpelados por este gran título, puede ser que se nos escape una pequeña carcajada al ver un cuadro comparado con una alfombra convencional de casa. Este punto de sátira me hizo pensar en qué muchos catalanes hemos entendido grandes episodios de la política gracias al Polonia, el programa de TV3. Creo que en esta exposición pasa un poco lo mismo; entiendes la colección permanente de los museos desde la parodia autorreferencial. Al inicio de la exposición se lee una frase de Lawrence Alloway (crítico de arte, 1926 - 1990) que es totalmente aplicable a la muestra y dice así: "Es difícil saber si nos encontramos ante una imitación saboteada, una parodia brutal o una imaginación sutil que abre un marco personal entre la copia leal y la parodia irónica".
La educación del gusto
Con el fin de comprender la "mala pintura", la exposición se divide en cinco ámbitos. Por ejemplo, en uno de estos bloques temáticos que lleva por título SUBLIM!, encontramos una serie de cuadros que demuestran que entre el éxtasis y el patetismo hay una línea muy fina. Un caso de este ámbito son las dos escenas de la vida de Jesús pintadas por Marià Pidelaserra (1877 - 1946). Por una parte, vemos a un Cristo en ascenso rodeado de un amarillo que parece el fuego que rodea a Goku de Bola de Dragón. Por otra parte, observamos el entierro de un Jesús pintado de un color verde alienígena que hace reír y sufrir a la vez. Además, entre todas estas pinturas, Pazos ha introducido obras suyas que dan un punto irónico e ingenioso al resto. Aunque no hay cartelas, salta a la vista qué obras son del autor. Al fin y al cabo, el gusto es totalmente personal y subjetivo, y eso también nos puede hacer pensar qué importancia tiene la subjetividad del espectador. O bien, cómo es de relevante la estética de un cuadro. ¿El problema está en la educación del gusto o en la concepción del arte? Hasta el 4 de junio podemos juzgar nosotros mismos qué es la mala pintura en los espacios Can Framis de la Fundación Vila Casas.