Pocos autores tienen una obra tanto ligada a un universo particular como Jesús Moncada y el pueblo de Mequinensa. El mundo de los cafés de la villa, con sus personajes pintorescos y situaciones hilarantes, la vida preindustrial y la vivencia de la memoria colectiva la componen desde la base hasta la cúspide. Es una sustancia que el autor modela con brillantez, mezclando comicidad, memoria y tragedia, jugando con la verdad literaria para descubrirnos las trampas, de los recuerdos que hemos fosilizado. Y es también lo que construye una dimensión literaria que parece haber encontrado una nueva vía por reivindicarse.
Pocos autores tienen una obra tan ligada a un universo particular como Jesús Moncada y el pueblo de Mequinensa
Club Editor reeditará a partir de ahora la obra de Moncada. Hace pocas semanas ya se publicaron Històries de la mà esquerra (1981), una recopilación de cuentos que fue también el primer libro del autor que vio la luz, y Estremida memòria (1997), la última de sus tres novelas. Se trata del primer paso del proyecto de la editorial, que irá publicando la obra completa desde aquí hasta el 2025. No deja de ser un paso lógico, incluso natural, después del fin del contrato que hasta ahora había ligado Moncada al Grup 62: el escritor ebrense nunca fue un autor que quisiera estar en un gran grupo.
Aparte de este impulso, todavía verán la luz otros materiales del autor, todo y que no en la misma casa. Hablamos de la edición de Dante S.A., la novela póstuma e inacabada de Moncada, que tuvo que abandonar por culpa de la enfermedad que acabaría poniendo fin a su vida en el 2004. El filólogo y experto en el escritor ebrense Artur Garcia Fuster trabaja para que este texto pueda ver la luz, todo y que en una edición que no será comercial. Con todo, son chispas para hacer reavivar la obra de un autor que, a pesar del amplio reconocimiento literario, parece haber quedado a veces apartado para el gran público, pero que es un clásico indiscutible de la literatura catalana de finales del siglo XX.
Mequinensa, "centro de la galaxia"
¿Cómo abordar la obra de Moncada hoy? Seguramente la mejor vía para empezar es hacerlo a través de la propia Mequinensa. Autor y pueblo forman un binomio indiscernible, que si bien no siempre fue explícito, como explica Garcia Fuster, sí que nos da un hilo que podremos estirar para introducirnos en su particular mundo narrativo. Aunque el escritor vivió la mayor parte de la vida adulta fuera de sus fronteras, el universo de sus habitantes, conflictos, la memoria de la villa y la de sus personajes siempre fueron su material literario por defecto.
Moncada es hijo de un territorio singular, la Franja, y de un pueblo que lo es igual o más
Moncada es hijo de un territorio singular, la Franja, y de un pueblo que lo es igual o más. Las minas de lignito, la explotación del carbón y la presencia tanto del Segre como del Ebro dieron a Mequinensa un cierto carácter industrial en una zona eminentemente agrícola y marcaron el desarrollo de oficios emblemáticos, como el de llaüter (fabricante de las embarcaciones tradicionales del Ebvro), que ocuparán un lugar destacado en su narrativa. Y por otra parte, claro está, está el terremoto que supuso la construcción del pantano de Riba-Roja, que negó la villa vieja de Mequinensa, obligada a reconstruirse completamente kilómetros más allá, un hecho que impregnará su novela más emblemática, Camí de sirga (1988).
Pero, claro está, no se trata solo del pueblo en sí, sino de la mirada que Moncada aplica, aquello que convierte el mundo de esta villa ponentina en alguna cosa memorable. Tal como señala Garcia Fuster, precisamente el mérito del escritor ebrense fue "el de convertir en mitos imborrables la cotidianidad de un pueblo", de dotar de una dimensión literaria un mundo tanto restringido. Con su mirada irónica e hiperbólica sobre los personajes, Moncada construyó un universo que reverbera deliciosamente entre la comedia y la dimensión trágica. Y es precisamente la tensión entre estas dos que la reedición propone reinterpretar.
El mérito del escritor ebrense fue el de convertir en mitos imborrables la cotidianidad de un pueblo
"Moncada es un autor enormemente cómico" dice Maria Bohigas, editora de Club Editor, "por eso es importante desvincularlo un poco de la tragedia de la desaparición de un pueblo". Aunque a menudo es la vivencia traumática del fin de la Mequinensa vieja, aquello que se asocia con el autor, desde Club Editor, reivindican su sentido risueño de la vida. "Tiene una curiosidad sin fin por cualquier vida humana que pueda observar de cerca. Todas le parecen incomprensibles o únicas", afirma Bohigas, "solo los mejores son capaces de estas risotadas", añade.
De esta visión cómica son testigo los cuentos del volumen de Històrias de la mà esquerra, que ya ha visto la luz en la reedición. El volumen está lleno de historias hilarantes, de riadas que interrumpen un velatorio y se llevan el ataúd y el muerto, de parroquianos que fabulan sobre los streaptease que tienen lugar en Barcelona. Pero también de cómo la historia catalana y europea salpica un pueblecito que la lógica dice que tendría que quedar en abrigo. Y es que como escribirá en su última novela, Calaveras atónitas (1999), Mequinensa es su "centro de la galaxia".
Del centro, a Barcelona
Sin menospreciar la importancia de la villa ebrense, la trayectoria de Moncada está ligada a otro lugar, lejos de tierras ponentinas. Se trata de la editorial barcelonesa Montaner y Simón en la que el escritor trabajó catorce años, entre 1967 y en 1981. El trabajo como dibujante en el sello, permite al autor trasladarse a Barcelona, pero sobre todo, lo pone en contacto con el núcleo del entramado cultural de posguerra en Catalunya de que formaba parte.
Cuando tiene veinte años, Edmond Vallès, que le encuentra el trabajo en la editorial le dice: 'Jesús, tú tendrías que escribir en catalán'. ¿Y su respuesta es 'ah, que eso se puede hacer'?
En la Montaner y Simón, Moncada conocerá a Pere Calders, uno de los miembros destacados de la generación del exilio. Y Calders será, junto con el historiador de Mequinensa Edmond Vallès, una de las figuras que influirá más decisivamente en los inicios literarios del autor ebrense. "Es Calders quien le enseña la gramática catalana", explica Garcia Fuster. Hay que recordar que Moncada no recibió educación reglada en catalán y que el contacto con el cuentista supondrá un puente fructífero con la generación literaria de la guerra, que también lo ayudará a normalizar el idioma como lengua literaria. Cuando tiene veinte años, Edmond Vallès, que le encuentra el trabajo en la editorial le dice: 'Jesús, tú tendrías que escribir en catalán'. Y su respuesta es '¿ah, eso se puede hacer?', dice Garcia Fuster a modo de ejemplo.
Moncada empezará su trayectoria como escritor coincidiendo con la reanudación literaria a raíz de la muerte de Franco
Moncada empezará su trayectoria como escritor coincidiendo con la reanudación literaria a raíz de la muerte de Franco. Los primeros cuentos los publicará cuando gana el premio Joan Santamaria el año 71. Y su primer libro, Històries de la mà esquerra, llegará diez años después, cuando ya tenga cuarenta. Pero no es seguramente hasta Camí de sirga (1988), su primera novela, que crítica y público le reconocerán su verdadera dimensión del escritor. Galardonada con varios premios, entre ellos el Crítica Serra d'Or y el Joan Crexells de narrativa, es la monumental crónica del fin de un mundo: el de la vieja Mequinensa preindustrial que es engullida por las aguas del pantano de Riba-Roja.
Modernidad y posmodernidad rural
"Hay una cosa enormemente viva y talentosa. Eso es evidente y reconocido por todo el mundo del mundo literario", afirma Bohigas respecto de la obra del escritor. Pero añade también que quizás "faltan ocasiones para convocar al público en torno a estas obras". Es una idea con la que coincide Garcia Fuster, que dice que dedicarse narrativamente a Mequinensa quizás "ha hecho que no sea tan conocido como autor", a pesar de su calidad.
Dedicarse narrativamente en Mequinensa quizás ha hecho que no sea tan conocido como autor
Ambas apuntan hacia una misma dirección: Moncada siempre fue un escritor difícil de adscribir generacionalmente, tanto por su atípica procedencia geográfica como por su encaje temporal con los autores con quienes compartía edad y trayectoria. Y recibió a veces una etiqueta de rural, reductiva y "errónea", en palabras de Garcia Fuster, que a menudo lo encasilló de cara al gran público, decapitando su dimensión, hecho que también pasó con otros autores de la generación de los ochenta.
Moncada siempre fue un escritor difícil de adscribir generacionalmente, tanto por su atípica procedencia geográfica como por su encaje temporal con los autores con quienes compartía edad y trayectoria
Es un etiquetado que paradójicamente esconde que el autor ebrense, a pesar de trabajar sobre la memoria y el pasado, es literariamente, según Garcia Fuster, muy contemporáneo. "Moncada es un autor muy moderno", afirma. "Siempre que se habla de la posmodernidad se habla de Monzó, Pàmies o Vicenç Pagès Jordà. Moncada incluso cuando habla de Mequinensa ya tiene elementos muy metaliterarios, como incluirse a él como personaje, hablar sobre la propia narración", dice. Una idea que liga con la defensa de Bohigas de dar vida y "actualizar" la tradición literaria: "es conveniente cada época redescubra los suyos clásicos y que les vuelva a ordenar", recuerda.
Una novela póstuma por publicar
El impulso de la reedición puede ir también acompañado de la publicación de más material del escritor. En este caso, inédito. Moncada murió dejando inacabada una novela Dante S.A., que ahora Garcia Fuster trabaja para hacer publicable. La obra está demasiado poco avanzada como para hacer una edición comercial, dice el filólogo, pero es probable que vea la luz con una edición medio crítica y medio interpretativa, que sirva para entender cómo trabajaba el autor de Mequinensa. "Hay unos primeros capítulos, que serían un 25% de la novela que están bastante redactados y al final está el esquema de los capítulos que tenía preparados", explica Garcia Fuster. "Quiero dar una versión de cómo estaba la novela en el momento en que Moncada la abandona porque por la enfermedad decide que ya no se encuentra en condiciones de escribir", añade.
Con su muerte, Moncada deja una obra bastante monolítica en torno a Mequinensa; un hecho, sin embargo, que no resta fuerza a una propuesta literaria que ahora recibe un impulso importante
Dante S.A. ficciona el mundo de la Montaner y Simón con muchos de los personajes que el autor conoció mientras trabajaba y, con la ironía característica de Moncada, explica los intentos de reflotar un negocio y una muerte misteriosa en medio del alboroto del fin del franquismo. Se trata, paradójicamente, de una novela que hubiera supuesto una especie de punto y aparte en su obra, con un claro cambio de escenario. Con su muerte, Moncada deja una obra bastante monolítica en torno a Mequinensa; un hecho, sin embargo, que no resta fuerza a una propuesta literaria que ahora recibe un impulso importante y quizás también acceso a nuevos públicos dispuestos a viajar hasta el centro de la galaxia a través de este particular universo narrativo.