El año 1951 Burt Lancaster protagonizó Jim Thorpe All American, biopic sobre uno de los más completos atletas de todos los tiempos y también uno de los más injustamente tratados.
Jacobus Franciscus "Jim" Thorpe nació el 28 de mayo de 1888 en una reserva india del estado de Oklahoma. Nativo de la tribu Fox y Sauk y descendiente por vía materna de Black Hawk (Halcón Negro), el mítico gran jefe de esta tribu, recibió el nombre tribal de Wa Tho Huk (Sendero brillante).
A los 16 años Jim ingresó en el internado del Indian College de Carlisle, una institución dedicada a la enseñanza de niños indios. Aunque ya despuntaba como una fuerza de la naturaleza (ya entonces medía 1,83 metros y pesaba 80 kilos), fue allí donde tuvo su primer contacto con el mundo del deporte. Jugaba a y lo practicaba todo: béisbol, atletismo, baloncesto, lacrosse, fútbol americano... En este último deporte y bajo su liderazgo Carlisle conquistó el campeonato nacional norteamericano y en dos ocasiones él fue incluido en el All-American, selección de los mejores futbolistas amateurs de cada temporada. Un palmarés que completó con el campeonato de atletismo universitario de 1912 consiguiendo tres primeros puestos, dos segundos y un tercero. El siguiente reto para Thorpe serían los Juegos Olímpicos que aquel mismo verano se celebrarían en Estocolmo.
Las de Estocolmo fueron los Juegos en que por primera vez se programaron las pruebas combinadas de pentatlón y decatlón. Thorpe arrasó en ambas disciplinas. Además, también participó en la final de salto de altura, prueba en que quedó cuarto con una marca de 1,87 metros, y en la de salto de longitud (séptimo con 6,89). "Permitidme, señor, que lo felicite. Usted es el más maravilloso atleta que han visto los siglos", le dijo el rey Gustavo V de Suecia.
En los Estados Unidos lo esperaban como el héroe que era, siendo el protagonista de un multitudinario desfile por las avenidas de Manhattan. La vida le sonrió hasta que un periodista destapó que en los veranos de 1909 y 1910 Thorpe había cobrado 70 dólares mensuales por jugar con un modesto equipo de las ligas americanas de béisbol. Como todavía pasa actualmente, los deportistas universitarios eran amateurs y como tales tenían totalmente prohibido recibir compensación económica alguna. Una norma que se saltaban inscribiéndose en las competiciones con nombres falsos. La ingenuidad de Thorpe lo llevó a apuntarse con su nombre real.
La Amateur Athletic Union (AAU) de los Estados Unidos le retiró su condición de deportista aficionado, y el Comité Olímpico Internacional (COI) lo desposeyó de sus medallas y récords. En solidaridad con Thorpe, los atletas que habían quedado en segunda posición en las dos pruebas (el noruego Ferdinan Bie y el sueco Hugo Wislander, respectivamente) se negaron a recibir las medallas de oro. Estas permanecieron olvidadas durante décadas en el Museo Olímpico de Lausana.
Deportista superdotado, Thorpe consiguió recuperarse del batacazo olímpico jugando para algunos de los mejores equipos del momento de las ligas de fútbol americano, béisbol y baloncesto. Pero volvió a recaer cuando finalizó su trayectoria deportiva, retirada que coincidió con la muerte de su primer hijo.
Fuera de los terrenos de juego, Thorpe tuvo una vida marcada por varios capítulos trágicos: a los 8 años su hermano gemelo murió a causa de una meningitis, con 18 se quedó huérfano de padre y madre, se divorció en dos ocasiones... Cuando murió su primogénito por una epidemia de gripe cayó en una profunda depresión agravada por el alcoholismo.
Jim Thorpe, a quien el cine había honrado con el biopic All American protagonizado por Burt Lancaster, murió el 28 marzo de 1953 enfermo de cáncer, arruinado y alcoholizado. No fue hasta tres décadas más tarde, en 1982, que el entonces presidente del COI, Joan Antoni Samaranch, restituyó el honor olímpico de Thorpe entregando a sus herederos las dos medallas de oro que le habían sido injustamente retiradas.