El escenario está prácticamente vacío, solo vemos un piano vertical de madera y una cortina de tiras negras de cristal. Alrededor, las estructuras y los focos del teatro están al descubierto. Una estética austera que recuerda a los locales de variedades más tronados del siglo XX, el espacio que una drag queen desafinada llenará con todo su carisma. Hablo de Jo, travesti, el espectáculo que, estrenado en La Model dentro del Festival Grec 2023, ara podéis volver a encontrar en cartelera hasta el 9 de febrero en el teatro La Villarroel.

Travestismo con acento abierto

Efectivamente, nuestra protagonista es La Diva, figura heredera de las lentejuelas, los tacones de aguja y las plumas rojas al que, desde hace años, da vida el coreógrafo, director y artista multidisciplinar Roberto G. Alonso (Ponferrada, 1970). Un personaje desvergonzado, inteligente y divertido. Lo acompaña, en un papel secundario, una especie de pubilla catalana, Jazmine Verdaguer, el alterego del músico y compositor Jordi Cornudella (Terraza, 1989), quien se suma al juego performativo con esta fusión entre la princesa Disney y el poeta catalán (pura fantasía). Facetas poco habituales en el músico, que tenemos la sensación que no acaba de encarnar con bastante comodidad (aunque el ejercicio está en consonancia con lo que pide el espectáculo: que todos nos liberemos e intentemos travestirnos).

Este par de artistas se interpretan a ellos mismos y a su versión transformista, pero desde la mirada y el bolígrafo de Josep Maria Miró, el autor y director del espectáculo. A través del baile, el monólogo, el diálogo y la música, Jo, travesti recurre con humor y ternura la historia de algunas de las transformistas e imitadoras de estrellas del siglo XX más famosas del territorio catalán y español. Un viaje interesante, pero que en algunos momentos adopta un aire de documental informativo.

teatro barcelona yo travesti 1 1100x733
Jo, travesti vuelve a escena en el teatro La Villarroel hasta el 9 de febrero

Una bonita manera de homenajear el arte del transvestismo que, con una larga tradición en nuestro páis, en este espectáculo se reivindica como una pata más de la cultura catalana

La Diva, que inicia el espectáculo con corsé, bragas, tacones y una cofia como si todo lo hubiera cogido desprevenida, encarna y recupera shows de artistas como Ocaña, Edmon de Bries o Carmen de Mairena, y nos transporta a salas míticas como el Wuli-Chang, la Criolla o la Cúpula Venus, para dejar paso, finalmente, a su historia personal. A medida que avanza el espectáculo, a la protagonista se añade una pieza más en el outfit, para acabar interpretando su propio número con un vestido ceñido brillante y el pelo blanco al descubierto. Maravillosa. Como si "su yo, travesti" se construyera, precisamente, a partir de todos estos referentes artísticos, como si La Diva fuera el resultado de todas ellas y su memoria. Una bonita manera de homenajear el arte del transvestismo que, con una larga tradición en nuestro país, en este espectáculo se reivindica como una pata más de la cultura catalana. "Personas que salieron a la calle con los tacones puestos y dispuestas que les partieran la cara para defender la diferencia", recuerda La Diva.

Pero antes de llegar a los momentos más divertidos y emocionantes, la pieza pasa por demasiadas introducciones, algunas bromas fáciles y diálogos irrelevantes. Le cuesta arrancar y el tiempo escénico se nos hace espeso durante un buen rato. Un problema de ritmo que va y viene, pero que se mantiene hasta casi la mitad del espectáculo (desapareciendo prácticamente en el tramo final). El piano y el clarinete que Cornudella toca en directo y que hacen lucir la pieza, por ejemplo, tardan en ser utilizados, mientras que el espectáculo pide música desde el primer instante.

Sin embargo, Jo, travesti mejora progresivamente y tiene momentos muy buenos. A veces nos atrapa con un fragmento de texto espléndido, quedamos hipnotizados con los bailes de La Diva o sonreímos con los guiños a la industria escénica catalana. Nos reímos con los movimientos de la protagonista, que mezclan los gestos de las míticas transformistas con los de las divas del pop actual. Nos sorprendemos de la riqueza del vocabulario catalán en el mundo de las variedades. Y nos emocionamos con las verdades que esconden sus palabras y recuerdan el dolor de quien ha desafiado las normas para defender la libertad. Así, el espectáculo acaba en su punto álgido, dejándonos, al final, un buen sabor de boca.

teatro barcelona yo travesti 2 1100x733
Jo, travesti, un homenaje a nuestras divas

Nos sorprendemos de la riqueza del vocabulario catalán en el mundo de las variedades. Y nos emocionamos con las verdades que esconden sus palabras y recuerdan el dolor de quién ha desafiado las normas para defender la libertad

Jo, travesti es una propuesta con un potencial que hay que pulir. Alguna cosa divertida, poderosa y bonita se está cociendo, solo falta redondearlo más. En función de los intereses y el gusto de los espectadores, los reproches quedarán compensados (o no) por sus aciertos.